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Sonrío al ver a Jackson recargado en la puerta de su auto esperándome afuera de la casa, ya que Grace tenía nuevo trabajo, y que hoy era su primer día, le había pedido a Jackson que me llevara a la universidad.
Luego de la conexión que habíamos logrado crear aquella noche con esa larga conversación y ese par de chocolates calientes, presentía que podíamos llegar a construir una buena amistad.
—Buenos días señorita Loris lento. —Me saluda, una vez que estoy frente a él.
Ensancha una sonrisa divertida, y enseguida entiendo el porqué del repentino apodo que me ha puesto, y aunque quiero reír al recordar su ocurrencia, prefiero controlarme y fingir seriedad.
—No me llames así. —Le advierto, apuntándole con mi dedo índice.
—¿Prefieres que te llame Alina?
Su pregunta me hace reír sin consentimiento, haciendo trizas mi fallido intento de seriedad.
—Si llego tarde a mi primera clase por tus payasadas me enojaré. —Le hago otra advertencia.
El no dice nada, con una sonrisa divertida entra al auto y yo hago lo mismo. Enciende la radio, pone una música pop con un ritmo muy pegajoso, y comienza a conducir hacia la universidad.
•••
—Solo piénsalo, te conviene que te vean llegar con un chico como yo. —Vuelve a mencionar a la vez que se estaciona.
—Tienes un ego muy elevado. —Me burlo.
El se encoge de hombros, y cuando me salgo del auto él también lo hace.
—¿No me crees? Te volverás popular si te llevo hasta la entrada del edificio.
Me río con diversión y decido seguirle la corriente con sarcasmo.
—Si claro, luego las chicas estarán detrás de mí todo el día preguntándome quien era el chico brutalmente guapo que me trajo hasta la entrada.
