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- 5 de Octubre de 1975 –


Severus cerró sus ojos y abrió su boca, dejando escapar un gemido que salió desde lo más hondo de su garganta.

Toni llevaba poco más de veinte minutos lamiéndole el culo y las bolas, separándole las nalgas e invadiendo su agujero con la punta de su larga lengua.

Por Salazar, si alguien le preguntara qué parte prefería de Toni sin dudarlo respondería que sería su boca: era perfecta.

Dientes perfectos, blancos y brillantes, ni un poco de bruxismo por lo que sus cúspides y sus caninos estaban bien formados; su sonrisa era de almanaque y solía hacerla aún más bonita cuando alguien le hacía notar lo atractivo que se veía cuando sonreía... Y su lengua, por Herpo esa lengua fuerte se contorsionaba en su culo y en su polla como si fuera una serpiente del desierto, por no mencionar que su garganta era proporcional al alto de su cuerpo: Severus apostaría su vida a que Toni podía, si lo intentaba, tragarse hasta la espada de Godric Gryffindor y no tener ni una maldita arcada.

Pero de su boca también salían palabras y hechizos hirientes y oscuros.
Severus lo había visto practicar horribles maleficios en el Bosque Prohibido, con algunas criaturas inofensivas y otras no tanto.
Toni tenía una habilidad innata para las Artes Oscuras, al igual que Severus... pero la diferencia entre ellos era abismal: Snape era, según las palabras de Antonin, demasiado blando.


El verano anterior, antes de que las clases finalizaran, habían comenzado a practicar maleficios y contrahechizos... inclusive practicaban los conjuros que ellos mismos habían creado.
Toni aspiraba a ingresar a los Mortífagos... Severus aún tenía sus dudas.

- ¡No puedes interrumpir un Crucio al primer lamento! – había dicho Toni con los ojos encendidos, sobre el rostro desfigurado por el horror de Severus al ver los chillidos que aquel Gnomo se encontraba dando, retorcido en el suelo.

- ¡Basta Toni! – gritó empujando a su novio mientras las lágrimas surcaban su rostro y observaba cómo la criatura se arrastraba hasta su madriguera, donde otros Gnomos los observaban aterrados - ¡No puedo hacerlo!.

- ¡Por supuesto que puedes! – lo animaba su novio – Eres el mago más poderoso... y el más hermoso que he visto en mi vida... - agregó tomando la mano del chico.

Severus se soltó de su agarre y se secó las lágrimas con el puño de su túnica, para luego observar el rostro del chico con el que compartía sus días desde hacía muchos años... el destino no quiso que fuera Black.
Siempre pensaba, intentaba hacerse la idea de, si Sirius hubiese quedado en Slytherin... ¿estarían ambos los fines de semana por las noches practicando Magia Oscura en un lugar tan peligroso como el Bosque?.
Seguramente no.
Seguramente estarían tirándose a medio Hogwarts... o quizás y a juzgar por las cartas que había comenzado a recibir de Sirius, estarían encerrados juntos en el cuarto, disfrutando de la compañía mutua... algo muy alejado del halo de oscuridad que sentía que de a poco comenzaba a rodearlo, asfixiándolo, desde que había comenzado a salir con Antonin.

Dolohov le dedicó una mirada fría y con un lento movimiento de varita, su voz sensual en un susurro casi saboreándolo, dijo: Absorvere.

Severus vio como un humo negro con bordes algo verdosos salía disparado con potencia de la punta de la estilizada varita de Toni para envolver al Gnomo, quien aún se encontraba agonizando.
El pelinegro escuchó un gemido ahogado, seguido de varios crujidos, culminando con uno extremadamente fuerte para luego, cuando el humo se disipó, dejar expuesto el horror de ese maleficio: la pobre criatura parecía un cuero podrido sobre una viscosidad negra y pestilente, ni rastros de un craneo o de una caja torácica que pudieran darle forma a ese tejido.

Nacido en el año del CerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora