Cuando salgo de la celda, Adrián se levanta inmediatamente y camina hacia mi casi como intentando adivinar que ha pasado, pero esta vez no me va a leer el pensamiento.
—Tu turno, esta... Muy hablador —lo digo entre la duda y la gracia para darle a entender que no va a sacar nada.
—Bueno, hablará.
Se mete dentro y yo vuelvo a subir las escaleras para ir al hospital a ver si son tan amables de quitarme la venda que me pusieron, porque ya está sucia y pica mucho.
Este recadito lo hago en dos segundos, pero como era de esperar, el médico que me atiende me sigue diciendo que no haga esfuerzos y que lo mueva lo menos posible.
"No le pienso hacer caso".
Después de esto, debería ir al comedor, pero se que mis amigos todavía no van a estar allí, sino que van a estar entrenando.
No tardo mucho en llegar, y cuando entro, todavía pillo a todos en mitad de sus actividades:
Algunos tiran cuchillos (no se para que, si ya no estamos en los juegos, y prácticamente ahora es un arma que no nos va a valer absolutamente para nada).
Otros pelean como auténticos animales.
Y los más normales usan una pistola para intentar dar en la diana.Jeannine esta en el grupo de los que andan peleando como auténticos animales, que normal para ella, y parece que ha ganado un combate, ya que se pasea por el rin levantando los brazos.
Rápidamente busco con la mirada a los demás, pero todos están animando a mi Jeannine para que gane el siguiemte. Todos están ahí, excepto Lucas, así que decido ir con él.
—Buenos días.
—Buenos días Rose. ¿Que tal estas?
Él sigue disparando con la pistola que lleva en la mano, y no se gira por completo hasta que ha acabado con la munición.
—Entrenamiento concluido.
Le dedico una sonrisa y después miro a la pistola para ver si me permite usarla, y el accede sin decirme nada a cerca del brazo.
Yo cojo la pistola, la vuelvo a cargar, y apuntando a la diana.
Disparo las 10 balas del tirón, sin ningún dolor en el brazo, y cuando miro, veo que todos los tiros estan en la parte roja de la diana.—Deseando volver a usar estos aparatos —le cometo a la vez que la dejo.
—Ya ya, prácticamente no has perdido practica, por no decir que lo sigues haciendo de maravilla.
Me encojo de hombros y juntos vamos andando hacia el rin, donde parece que Jeannine no tiene pensado dejar de pegar palizas, me da a mi que va a tener que venir Adrián para separarla.
—Llevamos como media hora viendo como solamente gana ella —nos informa Aris medio aburrido.
—Yo preferiría haberme quedado con Stephen, al menos hubiéramos hecho algo.
Nosotros nos quedamos en silencio mirándola, y al final prácticamente parece que Megan tiene una duda a cerca de su propia vida, pero nosotros tenemos la respuesta:
—Te shippeamos con Stephen, sois los dos cracks de la tecnología, sois almas gemelas —qué romántico se ha puesto Aris.
—Madre mía, almas gemelas, yo sigo pensando que los polos opuestos se atraen —me susurra Lucas al oído y nadie más lo escucha, así que disimulo mi risa, pero más tarde me pongo sería acordándome de Arlett.
Me giro hacia él para ver cómo me sonríe como si fuese inocente.
—¡Jeannine! Cariños, ¿cuando vas a dejar de pegarte de hostias con la gente?, ¡tengo hambre! —grito para que me oiga entre los ánimos de las personas.
—Te estuve esperando toda la mañana, ahora te toca esperar a tí.
Uy, hablé antes y me llevé la respuesta, uff, eso dolió.
—Sí, es cierto, ¿dónde estabas esta noche? —me pregunta Megan levantando las cejas y mirando de refilón a Lucas.
Yo ignoro esa mirada y respondo:
—Me quedé a dormir con mis padres, ya sabes, no me apetecía dormir sola...
—Yo se de alguien que te puede acompañar...
Genial, yo la mato, te lo juro, es decir, antes de los juegos era muy calladita y tal, pero como durante los juegos se dio cuenta de que como no aportaba grandes ideas ni hacía nada fuera de lo normal, nosotros la dejábamos un poquito fuera, pues ahora no se que la pasa que nos suelta unos comentarios que te quedas casi con las ganas de llamar a los de cuarentena para ver si la pueden hacer la prueba de sí es un muto.
Mientras intento no mirar a nadie y aguantar sin ponerme roja, Adrián entra por la puerta y se une a nosotros, no sin antes haber llamado la atención para que Jeannine le viera.
—¿Que tal te ha ido? —le pregunto y el sabe de que va la historia.
—Luego te cuento, hay mucha gente.
Los demás nos mirar con cara de molestia, pero les hacemos un gesto indicándoles que también se lo vamos a decir a ellos.
Nos quedamos el resto del tiempo callados, observando la pelea de Jeannine hasta que esta vuelve a ganar, y casi hace falta que subamos la rin para que no empezase con otro.
Esperamos otros dos segundos más a que ella misma se cambie de camiseta, y todos juntos emprendemos el camino hacia el comedor.
Justo cuando abrimos la puerto, noto que Lucas, que va a mi derecha, me agarra la muñeca y casi me obliga a alejarme un cacho de los demás.
Yo me paro pero en ningún momento me suelta.
—Tienes la camiseta manchada.
—¿eh?
—Sí, de sangre...
Muevo mis manos obligándole a que pierda mi contacto, y una vez que estiró mi camiseta para verla mejor, veo que Lucas tenía razón, y tengo la camiseta manchada en el hombro, y el algunas partes más, y aunque no es mucha la mancha, no me apetece que se vea.
—¿Te importa? —digo señalando su sudadera.
—No —pero claramente tiene que haber una condición—, si me dices de que es.
No es por nada, pero esto es chantaje, pero que más me da, si se lo digo yo o se lo dice Adrián.
—He ido a ver a Alex, y he tenido que limpiar las herida de su mano.
No dice nada, solamente me mira como con cara crítica, y en parte le entiendo, entiendo todas las partes, él cree que si paso tiempo con Alex, él me hará ver las cosas de modo que él no se vea afectado por nada de lo ocurrido a su madre, pero ha de saber que le voy a ver porque yo sigo indecisa.
Sin hacerse esperar mucho, se quita su sudadera, se queda tan solo con su camiseta de tirantes de deporte, y me la entrega.
Nada más la tengo entre mis manos me la pongo y la verdad es que huele de maravilla.
Me encanta ponerme las sudaderas de los demás, sobre todo si estás son de chico, me encanta cuando son amplias.—Vamos con el resto.
Ambos hechamos a correr por los pasillos.
Una vez que llegamos junto con los demás, parece que Adrián ya les ha contado su visita, así que se hacen una ligera idea de porqué nos hemos quedado atrás, o al menos eso espero, y no hacen preguntas.
—No te voy a criticar lo que haces, pero te recuerdo que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario, así que no te sorprendas —así de bien me anima mi amiga.
—Bueno, que tal si el tema, Alex, lo dejamos para otro momento que no sea el de la comida. Necesito hablar con vosotros de un asunto bastante importante.
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LOS JUEGOS DEL HAMBRE: Cenizas [2]
מדע בדיוניHan conseguido escapar de los juegos con vida. Han conseguido capturar a la presidenta. Y ahora viven en un nuevo distrito... En un refugio, bajo tierra. Pero por muy seguro que crean que es, siempre han dicho que las apariencias engañan. De una for...