Cigarros baratos, una cerveza y la noche, me hallaba impotente
y no podía hacer más que presionar mi cara con mis manos, trataba
de postrar en el papel palabras que me hicieren regocijarme como cada
noche y lograr sentir que había sacado de mi pecho ése hermoso placer,
no podía hacer más sin embargo que postrar mi culo en mi silla, ahí
yacía a la dos de la mañana, estaba solo yo con mis palabras que
volaban cerca de mi cabeza, pero que se escurrían entre mis dedos
cada vez que trataba de agarrarlas, me jodía de nuevo la sensación
del fracaso, y mis putas manos no cedían a mi cerebro, no podía hacer
absolutamente nada.
Una y otra vez acerqué mis manos a la puta máquina, normalmente
bastaba con sentarme frente a ella, fumar un cigarrillo y todo se
hacía solo, el único requisito era poner mi culo en ésa incómoda
silla, pero dios me está jodiendo, me jode de nuevo como siempre lo
ha hecho.
-A la mierda- dije.
Tome mi muerto espíritu, lo puse sobre mis hombros y me recosté,
cerré los ojos y nada, no podía dormir, no podía escribir y no podía
ser hombre, no sé que mierda pasa aquí, me estaba volviendo loco,
no tenía la menor idea de como solucionarlo, no había un instructivo,
no había un proceso, la máquina funcionaba, las palabras siempre
estaban ahí, siempre estaban esperando a ser escritas y suplicaban
por ello, pero no funcionaba, el problema era yo, es mi puta vida.
No sabía por donde comenzar, y no había lugares que explorar
dentro de mi mente.
.Mierda - dije, eso es, y salí de mi viejo refugio de inmediato.
Me dirigí hacía el auto, la chingadera no encendió, sin más me
despedí de mi perro y me fui caminando al bar más cercano, me sentía
fatal, incuso mi cuerpo pesaba, estaba cargado de palabras y
sentimientos que no podía sacar de mi, incluso sentía mis pasos
torpes, era como si fuese a caer en cualquier momento, solo esperaba
que estuviera solo cuando eso sucediera.
Al fin, “la caverna”, típico nombre para un bar, me acerqué,
pero no era un bar, era un antro, rodeado y al asecho por jóvenes
con pantalones ajustados, lentes de sol, aun en la noche, mujeres
mostrando medio culo y las tetas, sin duda no era lugar para mi, así
que solo seguí el camino esperando no caer frente a toda esa gente,
no me importaba lo que pensaran de mi, pero tampoco soportaría que
se rieran de puto viejo que no puede mantenerse en pie.