Debilidad || Yoonmin +18

I

"Rutina"

Las horas se le habían pasado de las manos, últimamente estaba muy alteareado por el largo trabajo que tenía, esperaba que los dobles turnos ayudaran a cubrir todos los gastos. No recuerda haber tomado algún día de descanso desde aquella noche, aquella noche que su vida cambió. Cuando ya no se trataba solo de él.

Con el paso acelerado, Jimin corría por los pasillos del hospital, tratando de esquivar a todos. Sus pies ya conocían el camino de memoria, ya sabía cual era el olor exacto de un hospital, sabia los turnos de las enfermeras, conocía tantos nombres de medicamentos de lo normal, había visto a tantas personas salir y entrar, pudo presenciar las lágrimas de tristeza de otros pero también hubieron de felicidad y es lo que le daba fuerzas para estar todos los días puntual con su novio.

— Se te hizo tarde — Taehyung dejó su muleta al lado de sus cosas mientras miraba a Jimin.

— Ya sabes... — suspiró — El trabajo — Taehyung se acercó a su novio y le dió un corto beso en los labios

Jimin se acurruco en sus brazos, permitiendo a Taehyung acariciar su cabeza — No te sobreexijas — se escondió entre el cuello y el hombro de su novio, encontrando la calma en la fragancia del perfume de romero que siempre solía cargar, desde antes de aquella noche — Ya mismo el tratamiento se termina — Jimin sale de su escondite para verlo directamente a sus ojos — Tantos años y al fin tendremos la cirugía.

— Por eso hay que ahorrar — Jimin se alejó de los brazos de Taehyung, regresando a la realidad acompañado del dolor de su corazón — Lo único en lo que dependemos es de mi trabajo y del dinero que nos envía tu familia.

— Yo puedo ayudar

— Ni se te ocurra — demando Jimin — Con tu estado físico, es imposible. Déjame encargarme de esto.

— ¡No me trates como si me estuviera muriendo! — grito Taehyung enojado — No soy inútil.

Jimin se acercó de nuevo a Tae, relajando sus músculos y controlando su respiración, sabia que que si seguía hablando, iba a ocasionar una pelea, pelea que han pasado miles de veces.

— Taehyung, sabes que no puedes hacer mucho movimiento, puede afectar a tu cirugía — con sus manos envolvió el rostro de Tae para que lo mirara a los ojos — Hemos esperado mucho por esto.

— Jimin... — Taehyung lo abrazó — Te amo.

A pesar de las tantas veces que había escuchado salir esa frase de la boca de su novio, ya no era igual para él, últimamente se le hacía más difícil responderle. Pero los recuerdos lo atormentaban y lo obligaban a reforzar su agarre en los hombros de Taehyung — También... te amo.

Segundos después su abrazo fue interrumpido por la intromisión del Doctor — Bueno Taehyung, vamos a revisarte — hablo con el expediente en mano y luego se percató de la presencia del otro — Jimin, pensé que no ibas a venir.

— El trabajo

— Vamos a revisar juntos y les explicaré como va hacer el procedimiento.

Jimin se fijó del nerviosismo de su novio tras las palabras del doctor. Extendió su mano — Vamos Taehyung, estamos juntos en esto — y volvió a ver el brillo en los ojos de Tae.

...

Las cosas que habían reunido durante cuatros años estaban guardadas en cajas, escritas con sus categorías. Jimin terminaba de empacar los últimos platos- los cuales habían cenado- se aseguraba de sellarlo bien con cinta de embalaje y con un marcador negro escribió en grande "frágil"

Habían conseguido un departamento más económico, el que habitaban hasta ahora sobresalía de su presupuesto. El nuevo era menos espacioso, pero práctico para ambos, se encontraba cerca del hospital y del trabajo de Jimin. 

Se aseguró una vez más, que no faltará nada. Visualizo en los estantes de la cocina un libro rojo que resaltaba. Subió su mano, a la repisa en busca del libro. Lo bajo despacio y en ello algo cayó.

Entonces recordó lo que había ocultado en aquel libro, una fotografía. Con miedo y con pocas lágrimas en sus ojos, le dio vuelta para encontrase con un Jimin y Taehyung más jóvenes, cuando todo estaba bien, cuando realmente Jimin amaba a Taehyung, cuando Taehyung no tenía que vivir diariamente en un hospital, cuando realmente él era feliz.

Guardo de nuevo la foto en el libro rojo y sin pensarlo lo dejo en el mismo lugar donde lo encontró, cerró las puertas del estante, echándole una última mirada, esperando volver a sentir lo que sentía en el pasado pero nada llegó.