Pasaron los meses como hojas que se lleva el viento.Construimos un tiempo para la diosa, la última deidad suprema de su tipo. Era después de todo la madre de las grandes bestias carnívoras de la clase mamífero. Sus hijos mayores llegaron uno a uno y confortaron al menor de ellos.
La mayoría de los dioses salieron en búsqueda del mal que terminó con la vida de su madre. Tes de los Libuigam se unieron a su campaña de investigación, yo no podía abandonar mi puesto en el bosque por desgracia.
El pequeño se sentía más tranquilo con el aroma de sus familiares cerca, quizá debía de irse con ellos, al menos los que tenían un lugar al cual cuidar.
—Estas hablando en serio idiota? Tu lo encontraste y lo cuidaste. Parcticamente su madre te lo encomendó.
—Soy un druida Garabus, lo quiera o no, sigo siendo humano. Ese pequeño es ahora un dios supremo, tendrá que liderar una nueva especie tarde o temprano. ¿Qué le puedo enseñar yo?
Garabus sujeto la ropa al rededor de mi cuello, estaba realmente irritado por mis palabras. Evite su mirada furiosa, sencillamemte no estaba con ánimos de discutir con él.
—Eres un tonto. ¿Si lo dejas ir ahora, como crees que se sentirá?
¡¿Acaso el dragón estaba a punto de llorar?! ¡¿Dónde demonios estaba Heles cuando se le necesitaba?!
—Ah... Umm, señor Bandred, lamento interrumpir pero tengo algo que anunciar.
Jojana apareció en un momento oportuno, antes de poder decir algo, Garabus salió hechando furias.
—Señorita Jojana, adelante. ¿Es algo relacionado con su investigación?
—Exactamente señor Bandred. Vera, después de meditarlo he llegado a la conclusión de no publicar los resultados. Me temo que se tratan asuntos muy delicados... Además todo lo relacionado con deidades es un tema muy especial que requiere siglos de revisión.
La pequeña vodnik se veía tan desanimada como yo. Nuestra amistad era algo inusual sin dudas. Yo que era un ermitaño jamás imaginé hacer tantos amigos... Si no hubiera sido por esa ninfa curiosa y sobre todo por el cachorro no habría vivido tantos momentos así de felices.
—Escuche señorita Jojana, usted es libre de publicar lo que quiera. Por favor no se detenga por nosotros. Después de todo usted es nuestra amiga y, me atrevería a decir que también es familia...
¡Ahhh! ¡¿Todos estaban tan sensibles ese día?! Jojana también estaba llorando.
—¿Que les hiciste Bandred? ¡¿Por qué todos lloran?!
Heles entro escandalosamente flotando con su estela luminosa.
Ufff... Ese sí que fué un día largo.
El cachorro dormía a mi lado hecho bolita con su cabeza sobre mi brazo. No era justo querer tanto a un ser como él, lo sabía y aún así no podía evitarlo. Lo abracé para llevarlo a su pequeño nido.
Me arrepentí a medio camino, sería la última vez que lo tendría conmigo. Así que lo deje a mi lado solo por esa última vez.
Sakeri'tai la Libuigam de las grandes selvas llegó al día siguiente acompañada de un dios bestia de los felinos: Garanrad Mag Iogami. Una deidad menor al otro lado del desierto. La druida de aspecto felino y el dios en su forma humana me saludaron como en los viejos tiempos.
—Bandred, mi amigo, después de escuchar la situación no puedo creer que estés de acuerdo.
—Es lo mejor para todos. El cachorro necesita un ambiente más apropiado para crecer y el santuario de crías a tu cargo es el mejor lugar.
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Criando a una bestia mítica ancestral
FantasySoy un druida no una niñera! Eso pensaba cierto druida de ochocientos años, el guardián del bosque mas antiguo sobre la faz de la tierra y uno de los cinco guardianes supremos. Sin embargo, ahora es el esclavo y padre adoptivo de un tierno cachorro...