ᴜɴɪᴄᴏ ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ

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La había visto sonreír, persistir por solo sonreír. Sonriendo de todas las maneras; mostrando sus dientes de color de la nieve, otras veces recorriendo unas lágrimas por sus mejillas. Me acuerdo la primera vez que la vi estaba esperando el tren como cada tarde, sonriendo como de costumbre con un libro. Me volví adicto a ella, a la manera que sonreía...Que sonreía por un simple libro, pero para ella no era tan simple.

Un vez ley, "En un libro se esconde una gran aventura" quería acercarme, preguntarle; ¿Que aventura estaría viviendo ese día?, ¿A que país estaría viajando?, ¿Quienes serían los personajes?. Pero no lo hice, nunca me acerqué a ella. Preferí observarla o contemplar su sonrisa.

Porque sabia que si me acercarse a ella terminaría teniéndola hasta una historia de amor podría comenzar, pero tarde o temprano  terminaría marchándose, y yo no sería capaz de soportarlo.  Le conté a un amigo de ella, de la manera que sonreía, que vivía lo que leía en los libros me ánimo hablarle, acercarme a ella pero me negué hacerlo, no quería lastimarla, la veía tan frágil que preferí observarla como quien observa a una flor de lejos.

Un día decidí seguirla, no era un acosador. Simplemente quería saber de su vida que hacía después de tomar el tren cada tarde, la vi entrar a un hospital saludar a las enfermeras como quienes se conocen de hace tiempo, una le preguntó con cariño:

— Violeta, ¿como estás?...—

—¡Muy bien!.—respondió—acabo de llegar de Nueva York.—le mostro un libro llamado "Una tarde en Nueva York" sonrieron. Luego siguió su camino a una habitación se sentó al lado de mujer que esta en cama le tomó de la mano y le preguntó; ¿estas lista para ir a Nueva York?  no le respondió. Ella tomó el libro y comenzó a leer.

Unas preguntas cuestionaban mi cabeza; ¿Por qué no respondió aquella mujer?,¿Quién seria?... La volví a seguir cada tarde, y supe que era su madre y estaba en coma.

Un día mientras leía un libro y sonreía como siempre la llamaron, vi como su sonrisa se borro de su rostro y soltó dos lágrimas que acariciaban sus mejillas y tomó un taxi, la seguí... Ese día la vi caerse, llorar a escuchar la noticia

"Tu madre murió".

Desde ese día no volvió a sonreír, ni siquiera volvió a tomar un libro... Ahora sólo tenía miradas perdidas y muchas veces se les resbalaban dos lágrimas, y se la secaba mientras miraba para todo los lados, parecía no quería que la vieran llorar. Quería hacerla sonreír o por lo menos intentarlo, no lo hice.

Pasaron meses y meses y ella tan solo no volvió a sonreír.

Un día no tomó el tren, no volvió a tomar el tren...Fui al hospital y le pregunté a una enfermera por ella, me miro con lastima y dijo;

—Día tras día lo vi seguir a la Señorita Violeta observarla mientras le leía a su madre, a lo primero lo tome como un acosador, después me di cuenta que solo lo hacía por amor.—

Le dije que me dijera donde estaba, me tomó del hombro y dijo;

—Después que su madre se fue al cielo, vino meses por meses decía que esperaba la promesa que le hizo su madre.

"Volver a despertar".

Días atrás vino y se despidió le pedí que me dijera a donde y va, solo respondió;

"Me voy del país con la herencia de mi madre en busca de mi sonrisa."

Una lágrima se reveló a escuchar...

"Solo quería volver a sonreír".

Vivo culpándome, ¡si tan solo le hubiera sacado una sonrisa!...pero no lo hice y ahora ella está en busca de esa sonrisa.

Violeta, ¿volviste a sonreír?











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Fin

La Chica Que No Volvió A Sonreír Donde viven las historias. Descúbrelo ahora