- A original no te gana nadie, Alfred - dijo sonriente Bella mientras miraba todo lo que había preparado el chico.
La desértica playa durante el atardecer de Formentera estaba particularmente decorada por una pequeña mesa y dos cojines, a cada lado de esta.
- Eso dicen - señaló un cojín dándole a entender que tenía que sentarse la chica mientras le hacía una mueca de burla.
Comenzaron a cenar en silencio, pero no era para nada incómodo, era un ambiente muy cómodo para ambos. Compartían, además de playa, miradas y gestos con los que contaban más que con las palabras pero, obviamente, no iba a ser así toda la velada.
Cuando la luz comenzó a brillar por su ausencia Alfred sacó dos grandes velas y las encendió a lo que Bella respondió:
- Uf, entre tanta luz me voy a confundir y pensar que es de día - rió mientras veía cómo Alfred tornaba los ojos - tus compañeros parecen muy simpáticos - admitió mientras metía su tenedor en la boca.
- Lo son, y más que compañeros, hermanos - dijo con una gran sonrisa achinando los ojos - vivimos juntos casi las 24 horas del día, se hace duro pero, no podría estar viviéndolo con otras personas. Soy muy afortunado - sus ojos trasmitían verdad, pureza y luz, más que las velas, dejando a Bella sin palabras, hipnotizada y atontada observándolos profundamente.
- Qué suerte - pudo pronunciar mientras volvía a la Tierra habiendo dado un paseo por Marte.
- Venga, tú seguro que también tienes a alguien que te da vida, ¿no? - dijo con un hilo de voz por temor a lo que ella respondiese.
Esta, con una sonrisa verdadera reflejada en su rostro, asintió la cabeza
- Gala - respiró - es mi mejor amiga, bueno, mi hermana. Es la única en la que confío a día de hoy, de hecho - rió restándole importancia - es la única persona con la que tengo contacto.
A Alfred le impactó esa frase y quería entenderla, pero no pillaba lo que esta quería decir
- Que nadie sabe nada de mí, excepto ella - explicó Bella terminando de descolocar a Alfred.
- Perdona que te pregunte, si no quieres responderme estás en tu derecho pero - dudó Alfred - ¿no te hablas ni con tus padres? - una sonrisa amarga salió de la boca de la chica que dejó por completo sus cubiertos en el mantel.
- Es un poco extraño, ellos saben que estoy bien pero, no tienen como contactar conmigo tampoco, no digo que no les quiera pero, en momentos de desconexión de la única persona que no puedo desconectar es de Gala, a eso me refería.
Alfred asentía la cabeza en motivo de haber comprendido las cosas, aunque tenía más dudas que respuestas, pero cambió de tema rápidamente.
- Así que, eres periodista - puso bebida en su vaso - no suelo tener muy buena relación con tus compañeros pero, siempre hay excepciones - guiñó el ojo mientras bebía.
- ¿Por qué no tienes buena relación? No mordemos - rió
- Pero sí atacáis, como si fuésemos vuestras presas y, cuando estamos totalmente expuestas nos dejáis con el culo al aire para que todo el mundo nos vea en nuestro peor momento porque "es lo que vende" - aclaró haciendo comillas.
Eso le había molestado muchísimo, ella no era para nada lo que había descrito Alfred y se lo hizo saber.
- Sinceramente, no te has cruzado con un periodista en tu vida - escupió esas palabras sin saber, realmente, lo borde que estaba sonando.
- Lo siento si te ha sentado mal - se arrepintió él - de verdad, no quería decir lo que he dicho.
- Lo has dicho bien claro, Alfred. No te has cruzado con periodistas, has coincidido con gente tonta que se piensa que sabe hacer periodismo. El periodismo no es eso. El periodismo no es daño, no es humillación y, muchísimo menos, es dejar a nadie con el culo al aire por ganar más o menos - se tranquilizó esta - Amaia y tú habréis conocido buenos periodistas durante promoción, ¿no? - mierda, lo había dicho, había nombrado ese nombre que hizo que Alfred levantase la cabeza rápidamente y conectase sus ojos mostrando el pinchazo que había sentido en su vientre.
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CREMA
FanficBella está a punto de romper con todo en su vida. Lo que no imagina es que el destino pondrá a Alfred en su camino para que queme todo su pasado y barra las cenizas de sus miedos.