Harry giró la cabeza para ver quien era su observador, pero para entonces Violonchelo ya había desaparecido del balcón. Se había quedado impresionado con aquella voz. Sintió casi la misma emoción que Harry al verlo tocar en la fiesta de halloween. Al contrario que él, Violonchelo no se lo pensó mucho y le mandó un mensaje. En él ponía sencillamente: "¿Quedamos un día para ensayar alguna canción? Cantas muy bien."
Violonchelo era siempre muy directo. Sabía que dejaría a Harry con la duda de cómo sabía que él cantaba, y por lo tanto acudiría con más emoción al ensayo.
Pasadas ya dos horas, Harry respondió. Violonchelo esperaba que preguntara el por qué de aquella repentina propuesta, o por lo menos el lugar y la hora, pero no fue así. En el mensaje ponía: "A las 5 en la sala de ensayo pública". A Violonchelo se le hizo raro, ya que a Harry se le veía como una persona callada y relajada, además de curiosa. Y en el mensaje tal vez hubiese puesto lo que predecía Violonchelo si no fuese porque Harry se pasó las 2 horas posteriores a que aquello apareciese en sus notificaciones pensando en qué podría responder.
Cuando vio aquellas palabras de Violonchelo lo primero que se le pasó por la cabeza fue (obviamente) que cómo él sabía que cantaba, pero no sabía cómo responder a aquel mensaje. Si le decía que por qué le preguntaba eso, igual cambiaba de opinión, o si le preguntaba el lugar del ensayo igual le parecía muy directo. Además, ¿y si Violonchelo le decía una hora y él no podía en ese momento? ¿Y si le decía un lugar en el que no había estado nunca? La cabeza de Harry era, nuevamente, un mar de dudas.
Finalmente se decidió. Sería lo más directo posible para no reflejar su inseguridad. Así que escogió la hora y el lugar y se lo mandó. Por fin una cara de satisfacción se dibujó en su rostro y se sentó en la cama con una sonrisa. Pero no duró mucho ya que empezó a hacerse preguntas de nuevo. ¿Y si era demasiado directo? ¿Y si le parecía un impertinente? ¿Y si al final le rechazaba?
Aquellas dudas se disiparon cuando recibió una respuesta: "Allí nos vemos".
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Ya era la hora. Harry se encontraba allí desde hacía ya un rato. Le gustaba ser puntual, al contrario que Violonchelo que, como siempre, llegaba tarde.
10 minutos después, apareció por la puerta. Se saludaron timidamente y entraron a una de las salas de ensayo. Entonces Harry le preguntó.
-¿Cómo sabías que yo cantaba?
-Te oí -Respondió.
-¿Me oíste? ¿Cuándo? No suelo cantar en público... La verdad es que no me gusta.
-¿Por qué? Tienes una voz preciosa. Nada más escucharla quise ensayar algo contigo... De verdad lo siento si fui muy directo...
-No no, para nada -respondió un poco nervioso- Era solo que se me hacía raro...
Se quedaron callados unos minutos, no demasiados, hasta que Harry se dio cuenta de algo.
-¡Hey! ¡Todavía no has respondido a mi pregunta! -Violonchelo rió después de que Harry le reprochara.
-Ya lo descubrirás.
Después de aquella conversación pasaron toda la tarde ensayando canciones que les gustaban. Harry estaba un poco verde en cuanto a entonación ya que llevaba muchos años sin practicar en serio, y aunque Violonchelo le intentaba ayudar, de vez en cuando le salía algún gallo. Entonces los dos se echaban a reír a carcajadas y dejaban de tocar para hablar amistosamente. A Violonchelo se le daba realmente bien tocar y se sabía un montón de melodías de memoria, lo que dejó a Harry más impresionado de lo que ya estaba.
Ya eran más de las 9 cuando decidieron regresar a sus casas. La sorpresa llegó cuando Harry se percató de que Violonchelo seguía la misma dirección que él.
Se separaron cuando faltaba poco más de una manzana para llegar a su piso. Entonces Harry subió y se sentó en el sillón con una sonrisa. Hacía mucho tiempo que no se lo había pasado tan bien. Después de un rato decidió prepararse la cena.
Abrió la nevera y descubrió que sólo había un pimiento, dos huevos (de los cuales uno estaba podrido) y un triste yogur, así que decidió hacerse un huevo frito y freír el pimiento como acompañamiento. Puso la sartén a calentar y comenzó a cantar. Esta vez se sentía mas libre todavía, como si estuviese en otro mundo. Tanto se distrajo que casi chamusca el huevo, pero por suerte lo sacó antes de que eso pasara. Sin embargo, con el pimiento no tuvo tanta suerte. Se había formado una cortina de humo en toda la cocina por culpa del pimiento quemado. No era muy densa pero al tener las ventanas cerradas se hacía insoportable respirar. Por ello decidió abrir la ventana de la cocina, que daba a la carretera donde estaba su portal. Poco a poco el humo se disipó y Harry pudo disfrutar de su plato de huevo con pimiento quemado.
Más tarde , cuando se hizo de noche, fue a su habitación, pero para su sorpresa ,el humo se había colado allí, ya que tenía la puerta abierta en el momento del incidente. Se dispuso a abrir la ventana, que en aquella sala daba a un patio de luces del edificio.
Se quedo perplejo cuando divisó una figura familiar justo en frente de su ventana. Estaba oscuro, pero con la luz de algunas ventanas se distinguía perfectamente su rostro.
-¿A esto te referías con "ya lo descubrirás"? -dijo Harry.
-Jaja, se podría decir que sí.
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El secreto de Stuart (El Trío Secreto De Harry 2)
Teen FictionStuart, un jóven de 16 años con una vida sencilla, sufre un accidente que le cambiará la vida por completo. Nuevos recuerdos se manifestarán en su mente y se verá obligado a diferenciar entre la vida y la ficción. (Historia en proceso) PREMIOS/POSIC...