Todo se encuentra en penumbras en el departamento, lo siento asfixiante, aburrido y deprimido. Puedo saber donde está cada cosa con los ojos cerrados, ya estoy acostumbra a llegar y encontrarlo así. Todo como el día anterior.
Voy directo a la habitación para dejar mis cosa y en ese momento mi celular timbra, al verlo, es una llamada de Verónica y en esta aparece una foto de nosotras con un vaso de piña colada con alcohol. Recuerdo que fue en una de esas tantas fiesta a las que asistimos.
— Vero —digo su nombre con una sonrisa.
— Hola, Cass —dice con ese tono tan alegre que te contagia—, solo te llamo para que me confirmes que si irás de fiesta el fin de semana.
¡Dios! Eso es un melodía para mis oídos.
— ¡Si! —grito de inmediato, pensar que voy a divertirme y salir de la monotonía me llena de felicidad.
— ¡Bien! Es el sábado a las ocho, yo después te mando la ubicación o pasamos por ti —dice con mas alegría de la que yo pueda tener.
Después de hablar un rato más fui a la sala donde se encuentra Alec, éste me está dando la espalda mientras habla por celular. No quiero escuchar, pero... bueno, no creo que sea algún pecado escuchar conversaciones ajenas que en mi defensa, estamos en el mismo espacio.
—... ya te dije que no conté con esto, ahora las cosas son más difíciles que antes y estoy limitado —susurra con evidente enojo, controlándose para no gritarle a la otra persona—. ¡No me digas cómo debo de hacer mi maldito trabajo! Sé cual es mi lugar y lo que debo de hacer. Y yo te llamo a ti —susurra casi entre gritos y después de eso no escuché más nada.
¿Con quien estaba hablando? Porque no creo que esté hablando con Henry, aunque existe la posibilidad por más pequeña que sea.
Toda su atención cae en mi, entrecerrando sus ojos en mi persona a la vez que me sentía fuera de lugar con su escaneo completo. Puedo ver que está enojado, no sé si por la llamada o por el hecho de que escuché parte de esa conversación.
— ¿Desde cuando estás escuchando? —pregunta acercándose a mi, como alguien que se acerca a su presa para atacar. Bien, creo que estoy exagerando—. No vuelvas a escuchar una conversación que no te incumbe, Cassandra —me apunta con su dedo, casi chocando con mi nariz ya que él está muy cerca de mi.
Unas de las cosas que odio es sentirme amenazada, sentirme acorralada por algo que no tiene sentido. Yo no escuché su conversación por gusto, fue accidental. Pienso que las personas que amenazan son porque ocultan algo, y creo que Alec es una de ellas.
— No estaba escuchando nada...
— Entonces explícame, ¿que hacías parada ahí?
— Yo solo... solo pasaba y...
— He aprendido que las personas que tartamudean es porque buscan excusas —dice con voz baja y cerca de mi, con una mirada tan profunda que me hace preguntarme quien es él—. ¿Qué escuchaste?
— No escuché nada, Alec —le aseguro y me voy de nuevo para la habitación, sintiendo mi corazón latir con demasiada fuerza.
Alec esconde algo, y lo voy descubrir.
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En El Olvido ©
Short StoryCassandra Jenkins sintió que su vida se derrumbaría luego de haber perdido a sus padres y a su hermana pequeña en un incendio. Sentía que ya nada tendría sentido sin ellos y no tenía ganas de vivir. Pero luego llegó él para evitar que se derrumbase...