Yo morí

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Hoy ando más buena de lo normal, así que voy a actualizar por dos este fic.


Yo morí.

Hades era una maraña de risas inescrupulosas mezcladas con la ansiedad de un niño.

-Bueno, bueno, bueno, ¿qué tenemos aquí? – dijo mirando alrededor y por primera vez fui consciente de que estaba montado en Cerbero, aquel enorme perro que la mitología describía como aterrador y que en efecto lo era. Tres cabezas en un cuerpo que medía al menos un metro y medio de altura, de ahí las proporciones eran más o menos regulares a un can que parecía tres en uno solo, tres veces dientes, tres veces garras, tres veces furia. Cerbero notó el temor y gruñó por sus múltiples bocas – "shushu" – Hades le palpó las cabezas y lo contuvo – tranquilo amigo, aún es pronto para la cena.

Un temblor popular se estremeció entre las nuevas almas del inframundo. Miré alrededor y busqué una sola expresión que no tuviera un ápice de terror. Nada. Incluso el viejo Rumple estaba completamente confuso y expectante. Emma era la que más me aterrorizaba. Su inexpresiva mirada era espeluznante. Como si la conociera de memoria sabía que el pánico estaba consumiéndola. Nadie estaba a salvo, eso estaba claro.

-Bueno, bueno, bueno – repitió el dios que por su tonada parecía más bien un bufón con sobredosis de endorfinas – aquí está todo Storybrooke por el error de uno solo de sus habitantes, oh cuantos recuerdos, en la edad media esto valía un linchamiento – hizo una mueca de circunstancia – puede que incluso no haga falta ir tan atrás en el tiempo.

-Hades – la voz de Emma resonó por la hendidura volcánica en la que parecían estar reunidos, casi un cliché – ni siquiera lo intentes.

-¡Y tenemos una ganadora! – vociferó el dios y todo el recinto tembló por completo – bien chicos, junten piedras, ya saben a quién lanzárselas.

-Emma – la voz de Snow se dejó oír encima del vocerío general - ¿qué está sucediendo?

Como si no estuviera oyendo a nadie más que a Hades, casi como si el resto del mundo no existiera, Emma ignoró la pregunta y se dirigió al dios – no hace falta que toda esta gente esté aquí, son solo – miró alrededor y supe que estaba eligiendo con calma cada palabra – un estorbo.

Las miradas de malestar se acentuaron de inmediato, pero el argumento dio resultado. Hades chasqueó los dedos y el casi todo el pueblo desapareció – es cierto, solo son personajes secundarios y algunos ni siquiera eso, los actores protagonistas están aquí – observó y luego arqueó una ceja con desdén – más la abuela y el enano mayor.

-¡Ey! – se quejó Gruñon – aunque no me importaría no estar aquí, ¿esto es el inframundo?

-Claro que no – explicó Hades – este sitio perdido está entre el inframundo y el mundo mortal, una especie de limbo como le suelen llamar, pero algo más caliente, es el lecho del volcán de las almas pérdidas – recitó como un niño que estudia de memoria – y estás aquí porque alguien tenía que acompañar a la adorable ancianita – dijo el dios y dio una par de palmadas – muy bien, me apetece una latte, ancianita – y la abuela lo apuntó con su inseparable ballesta como respuesta – parece que no estás de humor – resopló con resignación y ambos desaparecieron también – ¿no hay manera de que un dios pueda disfrutar de una taza de café alguna vez? – se quejó - bien, supongo que aprovechando que estamos a las puertas del inframundo habrá que pasar al plato fuerte – se acercó a Emma – bien, señor oscuro... hora de pagar.

-No te atrevas – Emma parecía haber recobrado su capacidad de desafiar al mundo y yo deseaba que me mirará otra vez, para descubrir que sucedía.

Paint it black (Swan Queen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora