NOTA: Trate de publicar el capítulo 16 de nuevo, por e problema de que no se veía, si el problema sigue avisenme y me fijo de hacer otra cosa. :)
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- Con… -ahora no podía decirle que con Dean, pues estaba frente a mí – con Megan –dije seria.
- Hija, ¿qué te he dicho de esa relación? –preguntó mi padre.
- Solo veré qué quiere, tranquilo –dije y me salí del camarote. Me senté en el pasillo y contesté el mensaje:
“Mira, entiendo por lo que pasas. Pero dale una oportunidad, todos merecemos una segunda, pero… ten cuidado no quisiera ver que esa chica sea como tu Kriptonita”. –envié y en la agenda le cambié el nombre a M(L)
Dean salió a verme y notó que estaba sentada moviéndole a mi celular con cierta preocupación.
- ¿Estás bien? –preguntó sentándose frente a mí.
- Sí –dije sonriéndole.
- ¿Qué te dijo Megan? –preguntó preocupado.
- Nada importante, solo me saludaba –mentí.
- ¿Te sigue poniendo mal lo que pasó? –dijo tomando una de mis manos. Lo miré fijamente y reí un poco, era más por los nervios.
- La verdad sí –me sinceré- es que no puedo creer que ella me haya hecho esto cuando sabía perfectamente lo que sentía por ti. Tú también… me heriste mucho. Sentí que mi mundo se acababa cuando ella salió contigo. Sentí que no había nada más duro que soportar la traición de tu mejor amiga o la tuya.
- Lo siento –me dijo.
- No importa ya, decidí perdonarte y volverlo a intentar –mi celular vibró de nuevo.
“Soy Batman, en este caso la chica sería el Guasón. Jajajaja me la imaginé así… que fea sería –me reí de eso y Dean se sonrió- pero es cierto lo que dices, todos merecemos una segunda oportunidad” –me llegó.
Rápidamente comencé a teclear algo.
- Oye –dijo Dean intrigado- no hablas con Megan, ¿con quién hablas?
- ¿Por qué estás tan seguro? –pregunté. Él entrecerró los ojos y se quedó mirándome fijamente.
- Porque sonríes de una forma diferente –su mirada me imponía-, así no sonríes con nadie ni siquiera conmigo. Debe de ser alguien más.
- Está bien –pensé en decirle la verdad, pero me daba miedo a que no me dejara seguir hablando con “él”.
- ¿No me quieres decir verdad? –dijo abrazando sus rodillas.
- Hablo con una amiga de la universidad –mentí de nuevo. Es cierto amo a Dean, pero el chico de los mensajes se había convertido en alguien esencial en mi día. No quería parar de hablar con él.
- ____, no sé con quién estás hablando, pero si me dices que es con una amiga de la universidad… te creo –me dijo. Le sonreí. Tal vez a mi conciencia le dolería esto mañana por la mañana.
“Les tengo miedo a los payasos pero de imaginarme la expresión de su cara me dio risa. Sabes, hoy me quedaré en casa de mi novio. No creo que le guste que envíe muchos mensajes a alguien que también sea hombre, aunque de hecho no sabe con quién hablo” –puse mi celular en vibrador.
Me puse de pie y Dean también lo hizo. Estaba a punto de abrir la puerta cuando noté que Chloe venía caminando feliz de la mano de Nash.
- Mi papá te estuvo buscando –le dije.
- ¡Demonios ya sabe que no estuve contigo! –dijo alarmada.
- Dile la verdad que estabas con Nash, no le molestará –le dije animándola. Tras de ellos estaba el odioso asesino de cámaras, escribiendo algo en su celular.
- Hola marinerita –dijo cuando notó que aún traía su playera.
- Hola –le dije sonriente- ¿Cómo estuvo tu día?
- Ocupado –dijo torciendo un poco la boca- ¿el tuyo?
- Bonito –dije tomando la mano de Dean.
- Me da gusto –dijo sonriéndome. Entramos al camarote y estuvimos allí hasta que mi papá le dio permiso a Nash de “cortejar” a mi hermana. Fue realmente extraño escuchar esa palabra pero Nash la dijo: Señor… me permitiría seguir “cortejando” a su hija Chloe. Al final mi padre le dijo que sí.
- Oye iré al camarote, ¿te espero allá? –me susurró. Yo le di un beso en la mejilla.
- Yo creo que sí –me apretó a él y me dio un beso en la frente.
- Yo me paso a retirar –dijo Dean a todos allí. Todos lo despidieron y se fue.
Matthew estaba bostezando y me acerqué a él.
- Hola –le dije.
- Hola –dijo cerca de mí.
- Mañana te regreso la camisa, es solo que me gustó –dije apenada.
- Claro, regrésala cuando puedas –me dijo. Nash se acercó a nosotros y me abrazó.
- Tienes una hermana maravillosa –me susurró.
- Lo sé. Cuídala mucho –le pedí y él asintió- ¿Cómo están Carter, Jack y Cameron?
- Están bien, me han preguntado por ti –dijo Matt.
- Me gustaría verlos, a ellos y a las chicas. De cierta forma los extraño, no sé cómo hacen eso.
- ¿Hacer qué? –preguntó Nash.
- Hacer que nosotras los queramos, son simplemente…
- ¿maravillosos, increíbles, encantadores, sorprendentes, extraordinarios, estupendos? –dijo Nash levantando las cejas.
- Iba a decir agradables pero… todo lo que dijiste tú también.
- Yo sé que nos amas –dijo Nash besando mi mejilla, muy seguro.
- Claro –dije sarcásticamente. Noté que mi celular tenía algo en la pantalla. Era un mensaje de M(L).
“También mis amigos me preguntan quién eres y no sé qué decirles, te tengo como “ella” en la agenda y creo que es necesario ponerle un nombre, si tú estás de acuerdo” –me llegó. ¿Darle un nombre? Tenía miedo de confesarle algo personal, pero… al fin y al cavo solo sería un nombre ¿no?
Decidí contestarle en un rato más. Pues no quería que los chicos se sintieran ignorados.
- ¿Vamos por mi almohada? –le pregunté a Matt.
- Claro –dijo y se bajó del banquito en el que estaba.
Salimos del camarote y caminamos hacia la habitación de él.
- Hoy vi a Dominó –le dije y él me miró confundido.
- ¿Qué viste? –dijo ignorando el tema.
- El perro que le regalé a Dean cuando cumplimos dos años de novios. Hay una perrera en el tercer piso. Al parecer me extrañaba –dije. Entré al camarote y él fue por la sábana y mi almohada.
- ¿Le has dado muchas cosas a Dean? –preguntó.
- Pues… le di un perro, un auto, unos tennis, una chaqueta de cuero… -le estuve dando una lista extensa de cosas que le había dado.
- ¿De dónde sacabas dinero para comprarle todo eso? –preguntó.
- De mi padre o de mis exhibiciones –le dije.
- ¿Qué te ha dado él? –preguntó.
- En realidad… no lo sé. Creo que nada –dije encogiéndome de hombros.
- ¿En serio? –dijo cuando salimos de la habitación- Está bien que uno da porque quiere… pero que él no te haya regalado algo… es increíble.
- Creo que me has dado más tú que él –dije recordando la cámara.
- Vaya… -dijo sorprendido- yo… me quedaré ya aquí –dijo a mitad del pasillo.
- Está bien –dije sonriente. Lo abracé y le di un beso en la mejilla.
- Que descanses Marinerita –me dijo. Yo le sonreí y caminé a mi habitación. Me despedí de los chicos y caminé a la habitación de Dean.