「THE WOLF WITH BRIGHT EYES」

337 21 6
                                    

Julian Devorak, un vampiro, caminaba por los bosques alrededor de Vesuvia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Julian Devorak, un vampiro, caminaba por los bosques alrededor de Vesuvia. La oscuridad perteneciente a la noche lo ocultaba lo suficiente para ser invisible a la vista humana, únicamente podía ser detectado cuando se desplazaba bajo pequeños fragmentos de terreno que los árboles del bosque no cubrían egoístamente, dejando que la bella luna arrope con su luz el césped humedecido con rocío.

A lo lejos se podían escuchar aullidos llenos de emoción, Julian agudizó el oído para detectar la dirección del sonido. Le preocupaba un poco tener que encontrarse con un licántropo o con algún lobo de gran tamaño, pues la luna estaba llena y en su punto más alto, lo que volvía más fuertes a esas bestias cánidas.

Ah bendita luna, tan hermosa e inalcanzable, que con su tenue brillo purifica, pero a la vez es puede transformar a las almas malditas en monstruosidades hambrientas por carne. Julian sentía empatía y cierta pena por esas criaturas, al menos él como vampiro podía controlarse medianamente, pero no se podía decir lo mismo de un licántropo.

Una vez escuchó la historia de un hombre que fue mordido por un licántropo. En su primera noche de luna llena mató y devoró a su esposa y a sus hijas.

Siguió caminando por el bosque, ahora siguiendo un sendero de tierra hasta que algo detuvo su caminata de forma abrupta. Dos perros estaban en medio del camino, a unos seis metros de él. Estos perros eran grandes y muy esbeltos, de hocico alargado y orejas puntiagudas, pelaje blanco, inmaculado, abundante y rizado. El perro que estaba a la derecha era ligeramente más grande que su compañera. Ambos alzaron sus cabezas al sentir la presencia del vampiro.

—Oh, mier... —la nuez de adán de Julian se movió de arriba a abajo cuando tragó saliva ruidosamente, maldita sea, lo que le faltaba. Conocía a esos cánidos, y sus presencias en el bosque no apuntaban a buenas noticias. Retrocedió un paso, luego dos. Con calma... Mucha calma.

No alcanzó ni a dar media vuelta y los perros ya habían saltado hacia él, empezando a perseguirlo.

Julian empezó a correr, mucho más lento que la velocidad de un vampiro pero, ¡no era su culpa! No había sido capaz de alimentarse en los últimos tres días y en consecuencia su velocidad (y muchas de sus otras habilidades) habían disminuído en gran medida, y era muy notable.

Se hallaba bastante débil.

Los perros terminaron alcanzando a Julian en menos de treinta segundos. El perro más grande brincó sobre la espalda del vampiro y ambos cayeron estruendosamente sobre un montón de hojas que yacía allí. El perro más pequeño llegó poco después y saltó también sobre la espalda de Julian.

— ¡Ya estoy en el suelo! ¡Ya me rendí así que pueden marcharse, gracias! —Chilló Julian con obvia irritación. Sus prendas se habían ensuciado, su rostro estaba sepultado en el montón de hojas y su voz salía de su garganta algo distorsionada— ¡Mercedes, Melchior! ¡Fuera, FUERA!

Se le escapó un gruñido de completa molestia cuando sintió que esos malditos perros en lugar de marcharse, se acomodaron y acostaron sobre él, listos para una siesta.

The Wolf with Bright Eyes「THE ARCANA」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora