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Mayo había acabado y ya estaban a mediados de junio, lo que significaba que tenían vacaciones de verano por fin, y lo que significaba también que Josh tenía unas ganas inmensas de viajar a California y volver a ver a su amiga Jenna.

Durante este corto tiempo, él y Tyler habían seguido con sus tonteos, pero todo a escondidas. No eran pareja, pero tampoco tenían solamente una amistad.

Un día, al llegar a casa, los hermanos de Josh parecieron ponerse de acuerdo en bajar a la planta principal y mirarle entre los tres con cara de pocos amigos.
Josh no sabía a que se debía, hasta que se dio cuenta que su propio olor estaba mezclado con el de un omega.

– Sí, lo sé. A mí tampoco me gusta pero me peleé de nuevo. No creí que se me quedaría impregnado. – Fue la única mentira que se le ocurrió decir en aquel momento, y gracias a dios le funcionó porque recibió algunas sonrisas y alabanzas por parte de sus tres hermanos.

Ahora mismo se encontraba en el bosque cerca de su casa que ya se había convertido en una costumbre para él, sentado en la orilla del riachuelo mientras relajaba sus pies hundiéndolos en el agua.
Amaba ese sitio. Era de los únicos que le transmitían una completa paz en su interior. Incluso pensó alguna vez en construir su propia casita de árbol por allí, pero siempre reía para él mismo ante aquel pensamiento.

– ¿Casualidad?

Su rostro mostró una sonrisa sin aún girarse. Ya había olido el aroma desde hacía unos minutos.

Escuchó los pasos acercarse y poco después una figura sentarse junto a él, desprendiéndose de sus zapatos y metiendo los pies en el agua de igual manera.

Giró su cabeza, viendo el perfil de Tyler admirar sus pies moviéndose de adelante a atrás.

– ¿Tú crees que es casualidad? – Le respondió Josh.

Tyler se encogió se hombros, mirándole por fin a los ojos.

Se acercó despacio y le dio un corto beso en los labios, separándose con demasiada lentitud como queriendo observar la cara del contrario desde muy cerca.

– Me sorprende que no venga nadie aquí. – Dijo Tyler. – No está lejos del centro y es un lugar precioso.

Josh asintió, estando de acuerdo, pero así lo prefería él. Era el lugar de ambos, al menos de momento.

De un momento a otro, la mano del castaño acariciaba con mucha suavidad y dulzura el cabello algo desteñido de Josh, quién sonreía satisfecho.

– Se te está yendo el color. – Dijo Tyler.

– El próximo será azul. – Contestó.

– ¿Y por qué no amarillo? Me gusta ese color. – Hizo una pausa, notando como sus mejillas enrojecían un poco en cuestión de segundos. – El amarillo significa luz, energía, felicidad. – Miró a Josh de nuevo. – Y es justo lo que siento cuando... Estoy contigo.

Josh no supo que contestar, simplemente se miraban fijamente como tantas otras veces, ya que estaban de acuerdo en que las miradas, en ocasiones, decían más que las palabras.

Pero lo que sintió el alfa en aquellos momentos fue algo distinto a lo que en otra ocasión llegó a sentir.
Su corazón se sentía lleno. Bombeaba con fuerza contra su pecho. Tenía la sensación de que junto a aquella persona que ahora le miraba con cierto brillo en sus ojos, podría comerse el mundo sin importar nada. Se sentía completo.

¿Qué significaba aquello?

Realmente el teñido nunca se había enamorado. Había tenido alguna que otra pareja, pero ninguna le había hecho sentir de aquella manera. Era como si pudiera complementarse a la perfección con él. Su otra mitad. Su media naranja.

Josh sacudió despacio la cabeza y volvió a mirar sus pies hundidos en el agua, esta vez un poco más cabizbajo, y Tyler lo notó.

– No quería incomodarte. – Dijo el omega en un bajo tono de voz, pero Josh negó rápido volviendo a poner una pequeña sonrisa en su cara.

– No lo haces, tranquilo. – Le miró de nuevo.

– ¿Entonces? – Inquirió.

Josh tardó en responder, pensando bien su manera de contestar.

¿Debía abrirse ante él y admitirle que tenía miedo?

Porque sí, lo tenía.

Aquella enorme y satisfactoria sensación le parecía un total torbellino que danzaba sin parar alrededor de él, y se sentía atrapado en el ojo del huracán.

Tenía miedo de darse cuenta de que de verdad estaba enamorado. Tal vez los sentimientos del contrario no fueran los mismos. Tal vez solo era atracción por su parte.

Tenía miedo, porque todos estos sentimientos le hacían no querer separarse jamás de aquel omega que le había robado el corazón en tan poco tiempo. Y sabía que, como todo ciclo, el tiempo no era infinito. La vida no era para siempre, y algún día no podría volver a admirar sus preciosas pestañas que revoloteaban sobre sus ojos, ni podría volver a sentir su cálido tacto que le decía que pasara lo que pasara, todo iba a ir bien.

¿Desde cuándo Josh pensaba todas esas cosas? ¿Desde cuándo se había vuelto tan empalagoso y cursi? Ni siquiera él mismo sabía que aquellos pensamientos podrían estar dentro de su cabeza.

– Es solo que... Nunca nadie me había dicho eso. – Contestó sin borrar su sonrisa, y notó las mejillas del castaño colorearse de nuevo.

– Ellos se lo perdieron. – Rieron los dos.

Josh se acercó ahora a él, dándole un pequeño beso en la mejilla, pero Tyler se inclinó más y posó sus brazos sobre sus hombros, juntando su boca con la suya y comenzando un apasionado beso que denotaba amor, simplemente, sin nada más que eso.

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Soy una cursi, perdónenme xdd no sabía como continuar y escribí esto


Luna llena • Joshler ;(omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora