Capitulo 5

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Un edificio grande, rodeado de terrenos baldíos y basura por doquier, se encontraba a media hora de la ciudad de Paris. El camino era difícil de encontrar. Pues en medio de la carretera que guiaba a otra ciudad, un pequeño atajo se escondía entre el camino. Un atajo peligroso, totalmente lúgubre y aparentemente legalizado por alguna persona. Toma aproximadamente quince minutos llegar hasta el tope del lugar. Y estando ahí, no tienes escapatoria, pues has encontrado Tentation.

-Quiero cinco hombres rodeando la entrada del atajo y patrullas cerrando la carretera. – comunicó el oficial Vee por el móvil. – sí… - asintió, observando por el parabrisas el edificio en frente de él. Debía admitir que cierto aire proveniente de ese lugar, le causaba escalofríos. Solo de pensar que estaba en frente de muchísimos criminales que no pensarían en quitarle la cabeza si era necesario, era suficiente para querer salir de ahí. – joder, que sí. Vamos a seguir las órdenes del chico. – se volteó a mirar a Justin. Y este parecía en otro lugar. Como si su mente estuviera volando demasiado alto en ese momento. – vale. – Vee colgó la llamada y guardó su antiguo móvil en el bolsillo delantero de su chaqueta. 

Y guardó silencio. Y ambos guardaron en silencio. No podía escucharse nada más que el sonido de los insectos fuera del auto y la respiración de cada uno. 

-¿Estás listo? – le preguntó Vee. Lo miró por el rabillo del ojo y aunque no quiso aceptarlo primero… muy dentro de sí, sentía que Justin también emanaba aire violento, causando en él el mismo miedo que Tentation le proporcionaba. Sin embargo, había aceptado hacer este operativo con el fin de eliminar aquella mafia que, según Justin, también odiaba con todas las fuerzas de su corazón. No había nada más que pensar… ahora mismo, debía confiar en él. 

- Sí. – afirmó Justin, después de unos minutos de meditación. Sus ojos volvieron a perderse en el edificio. Y solo el hecho de hacerlo, le proporcionó muchísimos recuerdos que había intentado borrar desde que conoció a ________. Pero ahora todo parecía presentársele. Y cada imagen aparecía en su cabeza tan nítidamente. Como si estuviera viviéndola. Como si estuviera en aquel momento. Y cada abuso de sus padres, cada golpe, cada lágrima, cada cicatriz, cada tatuaje… todo estaba presente en ese momento, listo para ser eliminado de una vez por todas. - ¿tienes un cigarrillo? – Justin estiró la mano, sorprendiendo a Vee, que abrió los ojos con expresión asustada. No hizo más que asentir y gracias al cielo, de verdad tenía un par de cigarrillos en su chaqueta. Sacó uno, entregándoselo a Justin. - ¿fuego? – este enarcó una ceja. Vee volvió asentir, sacando del otro bolsillo un encendedor nuevo. 

Justin cogió el cilindro, absorbió, esperando que el humo empezara a aparecer dentro de su boca cuando el fuego haya encendido el cigarrillo. Al hacerlo, devolvió el encendedor. Y se quedó callado otra vez. Mirando el horizonte. Relajándose sobre el asiento. Necesitaba esto antes de poder cometer un jodida locura. 

- ¿Quieres que te confiese algo Vee? La voz de Justin hizo que el oficial tragara saliva. 

-Ellos tienen a mi familia. – Justin soltó humo. – no les ha bastado con hacerme mierda a mí todos los jodidos días de mi jodida vida, sino que además, se han metido con mi hija.

Vee se volteó a verlo. 

-Sí, tengo una hija. Y es preciosa. – inhaló humo, disfrutando tenerlo dentro de su boca por unos segundos y eliminándolo a medida que iba hablando. - ¿Qué harías tú en mi lugar? – Justin ladeó la cabeza, mirándolo.

Y Vee se quedó completamente callado una vez más. Por primera vez, debía quitarse el título de oficial. Debía más bien responder como una persona. Una persona llena de impulsos, sentimientos y un corazón. Sacó de su chaqueta el último cigarrillo que le quedaba y empezó a fumar. Después de unos segundos, ya bastante relajado con el humo en su boca, decidió hablar. 

-Los mataría a todos. – soltó humo. El auto se había convertido en una chimenea. 

-Es bueno saber qué piensas como yo. - sin querer, una risa sarcástica salió de su garganta. – todo mi pasado se resume en ese jodido edificio. – dio la última calada a su cigarrillo, abrió la ventanilla del auto y lo tiró. – Y todo acabará hoy. – frunció el ceño. Sentía cada palabra que decía, tan intensamente como podía, tomándosela en serio. Todavía no estaba seguro si Vee estaba entendiendo el mensaje que intentaba transmitirle, y no sabía si decirle lo que tenía planeado iba a ser una buena idea. 

Por lo que decidió guardar silencio. Bajó del auto. Fue entonces cuando pudo sentir la incomodidad de todas las armas que tenía camufladas en el cuerpo. De pies a cabeza. Forrado de ellas. Y unas cuantas cosas más que necesitaría en el camino. Tenía además un micrófono en el borde de su camiseta, que sería activado en el momento en el que él quisiera refuerzos. Entonces sería donde las cinco camionetas blindadas de la policía accederían al lugar, proporcionándole ayuda. Pero él no necesitaría nada de eso… 

- Deséame suerte, Vee. Y por seguridad, sal de aquí antes de que las cosas se pongan feas.

Tentation 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora