La elección

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Todo el mundo tiene una historia, algo que contar. Hay algunas que merecen ser más contadas que otras, yo quiero pensar que la mía merece ser escuchada.

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Mi padre y su sonrisa nos dejaron hace ya unos meses, y nada ha vuelto a ser como antes. Muchos problemas, altibajos, gritos y llantos, todo embutido, como un puñetazo en el estómago. Por si fuera poco, nos mudamos a una nueva región, una nueva ciudad, mamá encontró trabajo ahí. Dijo que era el momento de dejar atrás nuestra antigua vida, borrón y cuenta nueva. Ojalá fuera verdad.

Ciudad Masinu, aunque más que una ciudad parece un pueblo de paso, apenas hay casas, mucha vegetación, tranquilidad.

Debía hacer algo con mi vida, seguir adelante y esas cosas. Había terminado los estudios en el peor de los momentos y ya no tenía más excusas a las que agarrarme, pero aún así no me sentía preparada para afrontar nada. Sólo quería encerrarme en mi habitación, empequeñecerme entre las cajas que aún tenía que desempaquetar y dejar el tiempo pasar.

En una de esas cajas ponía juguetes, recordé que ahí metí mi antigua Chilldex, esa en la que registraba los Chills con papá y mi pecho se retorció de nuevo al azotarme su memoria. Aún así hice un inmenso esfuerzo para sacarla, para darle un último repaso los bichitos que registramos.

—¿Por qué tarda tanto en encenderse...?— por un momento pensé que se había quedado sin batería.

—Actualización completada. Se han descargado los archivos de la nueva región— tardé en darle al botón de aceptar.

Demasiados pensamientos de golpe, fui a apagarla cuando vi que habían tres nuevos Chills registrados que no había visto antes, tenía que ser un error.

Me extrañó aún más al ver la fecha de registro, incluso traía unas notas.

"Toonie: Creo que este te gustará, sé que siempre te han gustado los conejos"

"Scratch: Este es muy cariñoso, y ronronea. Me da que no lo meterías mucho en la Chillbox"

"Toothless: Que no te engañe su aspecto, tiene mucho potencial"

Mis lágrimas corrieron una vez más al saber que estas notas las escribió papá, poco antes de que lo ocurrido. Lo leí incontables veces, ¿quería que escogiera uno? Estaban registrados por lo que los tenía que haber capturado, ¿pero cuándo? En esa fecha... debía de estar en ese congreso de fin de semana... ¿nos mintió?

Mil suposiciones y teorías corrieron por mis neuronas, tenía que salir de dudas antes de que explotara.

No tardé en preguntárselo a mamá cuando volvió del trabajo.

—¿Dónde estaba papá el trece de junio? ¿No estaba en un congreso?

—¿A-a qué viene eso de repente hija?

—Reponde.

—Sí, bueno, no me acuerdo ahora mismo, ¿por qué lo preguntas?

—Mira— le enseñé la Chillbox —Esos Chills los capturó él, en esta región, lleva la fecha aquí.

—Ah... sí...— su rostro cambió por completo —Ya me acuerdo. Como no te decidías, pensó en ir a buscar a los tres mejores Chills y darte a elegir por tu cumpleaños o algo así, quería... que tuvieras un compañero especial.

Me abracé al aparatito que mostraba a mi elección en pantalla.

—¿Sabes dónde están?

Aún faltaban unos días para mi cumpleaños, pero dado mi olvidado entusiasmo, nos pusimos a rebuscar por todas las cajas. Tardamos y por poco no cenamos, pero encontramos las tres Chillboxes.

No lo pensé dos veces, cogí la que llevaba a Toonie y lo saqué.

—To~on?— reí entre charcos, era precioso, estaba metido dentro de un sombrero, se apoyaba con sus patitas a los bordes y sus largas orejas se irguieron con curiosidad.

—Te llamaré Tun.

Chillmon OneWhere stories live. Discover now