¿Cambio de Papeles?

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Era la noche de un Viernes en el cual se escuchaba el sonido de las gotas de lluvia caer por la acera de las calles, más no se oía nada a excepción de los automóviles que iban a gran velocidad. Y en medio de todo eso, se apreciaba el sonido del televisor en el hogar de nuestros tórtolos.

Ray y Anna se encontraban sentados en el sofá, frente al televisor encendido, al parecer nuevamente estaban viendo una película de terror, y por más que el odiara los de ese tipo, su novia siempre terminaba por convencerlo con esa sonrisa, esa maldita sonrisa que utilizaba para obtener todo lo que quería. Era algo que amaba mucho, pero detestaba en ocasiones (como esta).

Silencio, era lo único que había entre ambos, estaban muy concentrados en la película que ninguno decía nada, bueno, al menos ella es la que estaba de esa forma. Por otro lado, Ray estaba nervioso y asustado; asustado porque las películas de terror no eran lo suyo, y nervioso porque no quería mostrarse asustado por una película frente a su novia.
Anna se encontraba muy tranquila a diferencia del azabache, del cuál ella se percató que estaba nervioso y asustado, pero no era algo extraño, después de todo era su novio y lo conocía muy bien, no por algo llevaban ya 1 año juntos, debería de conocer sus debilidades, ¿no?

Lo miró de reojo y sonrió juguetona, para acto seguido abrazar el brazo izquierdo del ajeno e ir recostando su cabeza por su hombro. Él la miró, ella cerró los ojos con una sonrisa inocente, entonces el dió una pequeña sonrisa de alivio y dirigió su mirada nuevamente al televisor. La de cabellos rubios comenzó a abrazar con más fuerza el brazo del ajeno, a tal punto de pegar más su cuerpo y aplastar sus senos por él. El azabache comenzó a ponerse nervioso y sus mejillas se pintaron de un leve rojo carmesí, la rubia notó eso y esbozó una ligera sonrisa de sus labios rosados.

El mayor se ponía nervioso cuando la joven lo tomaba con la guardia baja, pero era algo muy común en ella, y a pesar de que lleven ya 1 año juntos aún no se acostumbraba a esas actitudes por parte de la menor.

Pero, ¿por qué él siempre debía de ser el que salía traumado? En cuanto esa pregunta rondaba por su cabeza, la menor le obsequió un beso en la mejilla al azabache, logrando que en su rostro se apreciara la vergüenza. No podía negar que cuando estaba de esa forma era realmente muy tierno. Si es por ella, se lo come a besos.

Quedaron mirándose un par de segundos, hasta que uno decidió romper el silencio y la incomodidad que estaba sintiendo.

— O-Oye... —llamó él nervioso y con su voz temblorosa, después de todo es bastante tímido.

— Uhm... ¿Sí? —respondió la rubia, mirándolo a los ojos detenidamente.

— ¿T-Tienes hambre? Si es así puedo ir a preparar algo... —propuso el azabache.

— Pues sí, además me encantaría probar uno de tus deliciosos platillos, cariño. —afirmó ella con firmeza, mientras esbozaba cierta sonrisa juguetona.

—Entiendo, entonces acompáñame. —dijo por último con una tierna sonrisa, para levantarse no sin antes tomar la mano de su amada y llevarla a la cocina.

Una vez estando allí, el azabache invitó a la rubia a tomar asiento, a lo que él iba a buscar uno de sus materiales de cocina. Esperó unos minutos, era raro ya que no solía tardar tanto a la hora de traer sus materiales de cocina, en eso él llegó y desechó rápidamente ese pensamiento.

Mientras el joven se encargaba de preparar la comida, ella notó que él estaba algo nervioso, y entonces se dio cuenta que era momento de jugar al gato y el ratón.

Se acercó a él lentamente, para que luego de un momento a otro abrazarlo por la espalda y rodear sus brazos a él, juntando ambas manos en su abdomen. Él se sorprendió, ya que nuevamente lo tomó desprevenido.

— ¿E-Eh? —fue lo único que dijo, sintiendo como la rubia descansaba su cabeza por la espalda de éste.

Le observó unos segundos, para regalarle una sonrisa y seguir con su labor. Pero para Anna eso no fue suficiente, ya que conociéndola las cosas no puede quedar así.

Empezó repartiendo besos en su espalda, lo que provocó que el mayor se pusiese nervioso como de costumbre. Ahora tenía la intención de atacar su cuello, por lo que se puso de puntitas, porque al ser más baja que él, se le dificultaba llegar a esa parte.

Dió un leve soplido, haciendo que el azabache se sonrojara levemente y se ponga más nervioso de lo que ya se encontraba. Entonces ella besó su cuello levemente. El mayor sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo, pero él no debía mostrarse débil ante su mujer, no podía, no debía. Pero llegó un punto donde Anna le dió una pequeña mordida al cuello del ajeno. Él se volteó rápidamente a verla, colocando una mano donde la menor le había obsequiado una mordida.

— ¡A-Anna! —dijo avergonzado, esperando una respuesta de la ajena.

Ella soltó una risita picarona, para así acto corrido mirarlo a la cara y responderle.

— Sólo estaba marcando mi territorio y dejando en claro a quién le perteneces. —le respondió al azabache, reflejando aún en ella esa sonrisa pícara.

— E-Entiendo eso, ¿p-pero debes hacerlo de esa f-forma? —preguntaba nervioso el mayor, retirando su mano de su cuello.

— ¡Es la forma más divertida de hacerlo! Además, te ves súper tierno cuando estás nervioso o avergonzado. Me dan unaa ganas de comerte a besos. —respondió con toda la naturalidad del mundo, sin contar que sus palabras eran muy sinceras.

— En ese caso... también quiero que todo el mundo sepa a quién le perteneces... —dijo él, tomando de los hombros a la menor.

La rubia se sorprendió, ya que no comprendía del todo las palabras de su amado y eso que suele ser específico en todo lo que dice o anuncia. Así que antes de que pudiera decir algo, el azabache hizo que retrocediera dos pasos. Entonces el se arrodilló frente a ella, sacando de su bolsillo una pequeña caja, la cual era algo simple, pero no quitaba el hecho de que estuviera adornada de linda forma.

Luego él le preguntó.

— A-Anna... ¿q-quieres casarte conmigo? —las mejillas del mayor estaban adornadas de un rojo carmesí, y su rostro demostraba lo nervioso que se encontraba en ese momento.

Ella se quedó sin palabras, estaba quieta, se encontraba muy sorprendida y estupefacta. Se quedó mirándolo unos segundos, hasta que lentamente en su rostro se formaba una sonrisa demostrando su alegría.

— ¿¡Qué si quiero!? ¡Claro que quiero! —respondió muy contenta, dando unos pequeños saltos en el lugar.

— ¿E-En serio?

— ¡Sí, sí, sí!

Lo tomó del brazo para levantarlo de manera apresurada, dándole un fuerte abrazo que duró unos cuantos segundos. Una vez se separaron ella lo miró a los ojos.

— Te amo, Ray.

— Yo también te amo, Anna.

Y entonces lo tomó de las mejillas y le plantó un beso, el cual fue correspondido por el azabache.

Y así fue como pasaron ese Viernes de noche, con felicidad, besos, emoción, en otras palabras, fue lo mejor de lo mejor.

¿Fin?
























Holaaaa UwU
Es la primera vez que escribo un One-shot, así que por eso es algo kkita, pero intentaré mejorar xd.
Ps... me gusta mucho la pareja de Ray y Anna :p, y siempre ando leyendo historias de ellos por aquí, esa fue una de las razones por las que me motive a realizar este One-shot.
¿Por qué hice a Ray tímido y no a Anna?
Pues, en todas las historias que he visto, hacen a Ray como el "dominante" xD, así que pensé "¿por qué no hacer a una Anna dominante? :D" tipo un cambio de personalidad, y poz, aquí está.  Espero les haya gustado, por favor díganme qué opinan en los comentarios y denme alguno que otro consejito, jsjs. Bai :D 💕💘

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⏰ Última actualización: Jul 01, 2019 ⏰

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