• O C E A N S •

133 16 9
                                    

Tú eras mi realidad.
Siempre lo fuiste.
Y siempre lo serás.

El mar se extiende, como una infinita mancha azul, recortando el cielo, y soy incapaz de determinar el punto donde inicia uno y termina el otro.

Tal vez, como mi amor, ambos son infinitos.

Hay un ancho océano entre tú y yo. Lo sé. Siempre lo supe.

Pero te amo. Te amo tanto que aprendí a dejarte luchar, a dejarte vivir y a dejarte irte, en paz conmigo.

Si nos amáramos de la misma forma, es posible que pudiera tocarte, que pudiera abrazarte, que pudiera tenerte para mí. Pero siempre, una parte de ti estaría lejos... Esa mínima parte de ti que nunca podría poseer.

Tu voluntaria libertad.

Quise pensar que, eventualmente te darías cuenta que tu ignorancia sobre mis sentimientos, me hacía daño. Pensaba, puerilmente, que no lo sabías. Que no tenías la menor idea de  mi amor por ti.

Pero siempre lo supiste. Y me amabas. Pero no así.

Cuando al fin lo dijiste, cuando me dejaste bien claro que lo sabías y que no importaba porque era seguro que mi amor no fuese real, que mi apego fuese una invención en mi mente o en mi sangre; cuando dijiste que siempre me habías odiado... Eren, yo también te odié.

Y odié el mar. Odié mi amor. Odié todo lo que un día me unió a ti y que en ese instante no hacía más que separarnos.

Te odié tanto que me era imposible reaccionar, aún en plena conciencia de que podía haber callado tu boca allí mismo. De que podía haberte matado allí mismo. De que tenía el poder para haber hecho cualquier cosa.

Pero estaba indefensa. Desnuda. Vulnerable.

Pareciste regocijarte con mis lágrimas, con el grito de Armin, con el primer golpe que te dio y que te hizo sangrar.

Parecías haber vuelto a ser tú.

Parecías agradecido de aquella reacción, de aquel momento de libertad para hacer lo que te venía en gana, porque, en tu mente, yo no era más que tu esclava.

Pero no lo soy. Nunca lo fui.

Te amé y te odié, en ese instante, pero con mi propia voluntad. No era algo que iba más allá de mí.

Fue mi elección. Fue la seguridad de que me habías protegido, de que me habías acogido y de que me habías querido porque en realidad esos eran tus sentimientos verdaderos, los que agradecí y agradeceré hasta mi último aliento.

Porque sin importar quién seas hoy; sin importar en qué o en quien te hayas convertido, tú eres mi corazón. Eres yo. Eres quien elegí que fueses para mí.

Es posible que no volvamos a vernos. Es posible que el océano que hoy nos separa, nos una más en corazón, aunque no volvamos a vernos. No estaremos en realidad más lejos de lo que estuvimos cuando rehuías mi cuidado y amor incondicionales.

Hoy, Eren, no he dejado de amarte un solo día. No he dejado de recordar nuestra niñez, ni nuestra juventud aprendiendo a defendernos y luchar.

Pero aún mi amor incondicional también tiene un freno y fuiste tú quien lo decidió.

Al final de todo, comprendí que mi amor era unilateral. Que existía todo un universo en mi cabeza que no existía en la tuya, y estaba correcto, y estaba bien.

Haber renunciado a tí ha sido lo mejor que pude hacer.

No sé si aún existas en este mundo. No tengo idea de si estoy en tu mente ni si tu promesa de envolverme en aquel pedazo de tela era verdadera. Quiero creer que entonces lo fue.

Ahora ya no tiene importancia.

Pero te amé. Lo prometo.

Ya no tiene importancia. Pero en verdad lo hice.

Si ser quien soy te decepcionó, me disculpo por eso. Pero no tenía nada más para darte, excepto a mí misma.

Elegiste el océano. Elegiste esa bella mancha azul y verde recortada contra el cielo, contra las nubes, contra el sol que se ocultaba detrás.

Y yo elegí realizar esa última tarea.

Servirte así. Darte la razón.

Dejarte vivir.

Sin mí.

Mikasa Ackerman.
________________________________

Esta es la canción que inspiró este pequeño escrito. Espero disfruten ambas cosas♥️ Gracias por leer ♥️

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 24, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

• O C E A N S •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora