Capítulo 6

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Ambos se fundieron en un abrazo. Alfred intentaba transmitirle todas sus fuerzas, repararle las heridas que le escocían y Bella quería no terminar de descomponerse en sus brazos, captar todas sus energías y conseguir articular palabra sin ahogarse en su propio llanto.

Las palabras sobraban en ese momento y ambos lo sabían, no hablaban, solo se abrazaban y esperaban que el disgusto pasase. Pero no pasaba, solo aminoraba, no iba a pasar nunca.

- Siento haber amargado la cena, Alfred - susurró Bella apenada.

- ¿Pero tú te acabas de escuchar? Creo que nunca has dicho una mentira más grande que esta - la miró con total sinceridad - Bella - alzó su cara para mantenerle la vista - con que estés tú sentada en la mesa, ya es la mejor cena de mi vida, te lo juro - prometió el chico mientras la volvía a abrazar.

Bella cerró los ojos mientras dejaba rodar las últimas lágrimas y una mini sonrisa se apoderaba de ella, le había encantado lo que había escuchado por parte de Alfred, y ella también pensaba que, a pesar del drama, también había sido una de las cenas más especiales que había tenido nunca.

- ¿Te apetece ir a descansar? Hoy habrás tenido un día movido - le preguntó Alfred mientras terminaba de limpiar sus lágrimas.

Esta asintió y se levantaron para fundirse en otro abrazo, esta vez sin lágrimas, pero que duró bastantes minutos, como si el tiempo se hubiese detenido y hubieran permanecido ambos en medio de la playa, bajo la luz de la luna y con el único sonido del mar amenizando ese momento.

Caminaron en silencio hasta los apartahoteles y volvieron a abrazarse antes de que Alfred se fuese al suyo.

- Alfred - llamó la atención del chico - la próxima invito yo - le sonrió esta.

Él respondió con otra gran sonrisa y, con los ojos empapados en purpurina del brillo que tenían, volvió donde estaba ella y le dio un beso en la mejilla para luego entrar en su apartahotel y dejarla ahí, mirando al horizonte y pensando en el cocktail de emociones que estaba sintiendo en ese instante.

Se sentó en el suelo, con los pies enterrados en la arena. Dejó sus sandalias a su lado y, con el mar enfrente, cerró los ojos respirando el instante. Se sentía más libre que hacía unos días, pero no por haber huido, sino por haber contado lo que le pasó a Alfred. Se sentía incluso un poco más feliz por haberse cruzado a alguien como él en su camino cuando más lo necesitaba, era extrahordinaria la paz que le trasmitía.

Sumada en sus pensamientos, no se dio cuenta de que alguien había salido de su lugar y la había visto allí sentada, con los ojos cerrados, con la sonrisa en la boca y con una gran paz que reflejaba su cuerpo totalmente destensado.

Gloria se acercó poco a poco y, cuando estuvo a escasos dos metros, tosió para hacer de notar su presencia.

- Qué susto me has dado, Gloria - dijo Bella con la mano en el pecho y riendo com una niña.

- No era mi intención Bella- rió mientras se sentaba a su lado - ¿cómo ha quedado la cena? - preguntó con total inocencia.

- Bueno, digamos que, muy original - respondió sincerándose - un momento, ¿tú lo sabías? - preguntó con la boca abierta.

- Hombre, chiqui, a ver quién piensas que le ha elegido el outfit aquí al señorito - confesó señalando su estancia - pero, shtt- puso un dedo sobre sus labios - eso es un secreto, ¿vale?.

Una carcajada sonora salió de la boca de Bella que contagió de inmediato a gloria. La chica se quedó fijamente mirando al mar para terminar de sincerarse:

- Es un chico maravilloso - giró la cara para ver a una gloria que asentía con la cabeza y ladeaba una sonrisa.

- Lo es, no me cabe la menor duda de que lo es - admitió la catalana - y, por lo que he hablado con él, tú no te quedas atrás - confesó golpeando a bella.

CREMAWhere stories live. Discover now