La sala de objetos perdidos

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La llave se desvanece y la puerta se abre, dando paso a una sala de proporciones absurdas. Frente a mí hay un mostrador asombrosamente pulcro con un letrero que reza: Objetos perdidos. Un agudo carraspeo capta mi atención, y cuando alzo la mirada veo el arácnido rostro de la recepcionista, escrutándome a través de sus cuatro pares de anteojos.

—¿Nombre?

—Ja... Javi.

—Sección 7, fila 1.

Avanzo por un largo pasillo, flanqueado por enormes secciones con carteles llamativos: Calcetines Desparejados, Niños Descuidados, Deberes Inacabados, Imperdibles, Turistas Despistados, Lentillas...

Ignoro adónde voy, pero creo que ya sé por qué estoy aquí.

Museo FantásticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora