|Capítulo 28|

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Elena

Elena

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Despierto asustada de nuevo, mi pecho sube y baja con frenesí, me paro de la cama y salgo directo al baño, mi frente está sudada, y mi respiración sigue agitada

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Despierto asustada de nuevo, mi pecho sube y baja con frenesí, me paro de la cama y salgo directo al baño, mi frente está sudada, y mi respiración sigue agitada. Ya van dos noches seguidas que tengo la misma pesadilla, donde sale papá llamándome con desesperación pero no puedo verle, solo distingo una larga carretera y un puente alto, más no logro verle.

Llevo una mano al pecho, abro el grifo del lava manos y mojo mi rostro para intentar calmarme un poco. Desde la primera noche que me soñé aquello decidí no decírselo a nadie, mucho menos a la abuela que siempre intentaba tocar el tema de mi padre o pasarme llamadas de él que muy bien sabe que ignoraré. Aún no logro perdonarle, y creo que nunca podré hacerlo.

Escucho el sonido de mi teléfono desde la habitación, salgo del baño y me dirijo a esta, tomo el teléfono en las manos y rechazo inmediatamente la llamada al ver de quien se trata.

Jackson.

No quería hablarle a ese patán luego de lo que hizo la semana pasada. Estos últimos días no ha hecho más que buscarme a todos lados para disculparse, pero no iba a dirigirle la palabra, no después del espectáculo que armó frente a Azriel como si tuviera derecho. Es que de solo recordarlo me entran ganas de abofetearlo.

Algo que tampoco dejaba de recordar era la forma en la que Azriel había reaccionado cuando Jackson quiso alejarme de él, me había tomado de la mano, arrebatándome por completo del agarre de Jackson. Mis mejillas se encendían con tan solo pensar en aquella escena, porque en mi interior crecía una estúpida esperanza de que él sintiera algo por mi más allá de la amistad, sin embargo cuando recordaba que estaba con Maddie, ese pequeño rayo de esperanza se esfumaba.

Nos habíamos visto un par de veces en la salida de la universidad luego de lo sucedido, y aunque quería disculparme con él, sentía que me evitaba, por lo que preferí dejar las cosas tal y como estaban.

El sonido repentino del teléfono me saca de mi ensimismamiento, y ésta vez quien llama es Grace. Dudo unos segundos antes de contestarle, con intensiones de ignorar su llamada, pero mi lado protector sale a flote cuando se cruza por mi cabeza la posibilidad de que quizás algo malo estaba sucediendo, ya que su hermano también me había llamado las suficientes veces como para deducir que era una emergencia, así que, sin esperar más atiendo la llamada.

Descubriendo el amor © (Borrador) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora