Cap. 4: La Carnada

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Jungkook no estaba nada contento, quería golpear a su hermanito, no le parecía justo que lo traicionara de ese modo al decirle que ya no le ayudaría más, pero pues es que jalaban más unos pantalones del crush que su amado hermano, él no podía concebir el hecho de pelearse con el mejor amigo del chico que lo traía vuelto loco, así que cegado por el amor, aunque más bien era la calentura, decidió decirle que si sabía contar, no contara con él

-¡No puedes dejarme solo en esto!

-Ya no te puedo ayudar… no me cae mal la señora, debemos aceptar que mamá ya tiene otro hombre y se fue del país y papá rehace su vida como puede

-¡Pero no con ella!

-¿Por qué no? Yo no he visto que nos trate mal

-¡Solo finge, pero cuando se case con papá, se volverá una arpía!

-Estás exagerando, por mi parte, ya te dije, no te volveré a ayudar, lo siento mucho

-¡Entonces tú también serás mi enemigo y no te hablaré nunca más!

-Estás rayando en lo infantil – suspiró – No me importa lo que digas, si no me vas a hablar, ni modos, no es como si hablaras mucho conmigo de todas maneras – Le recrimino y se levantó para irse de su habitación  a la suya – Pero es que, de plano, no podía dejar perder esa oportunidad de estar junto al chico de sus sueños

Cuando salió, no se le ocurría como acercarse a Jimin, con algún pretexto, lo pensó mucho tiempo mientras contemplaba la figura de cartón de Hoseok, hasta que finalmente una idea se le vino a la mente, tomo sus cuadernos y se fue a ver a su hermanastro
El hermanastro, estaba pasando una etapa de paz y tranquilidad, pues la casa estaba en silencio sin ruidos por parte de Jungkook, aunque seguía siendo incómodo encontrárselo en los pasillos de la casa o sentir su mirada sobre su espalda… aunque yo más bien diría que sobre esas nalgas… porque aunque no quisiera, le gustaba demasiado ese cuerpecito. En fin. Jimin procuraba ser amable y cortés, para que su madre estuviera tranquila y no responder de pronto, las groserías de Jungkook, porque nada más sus ojos se cruzaban, se sentía pesado el ambiente
Escuchó que llamaban a su puerta y al abrir, era TaeHyung con su brillante sonrisa, el bonito muchacho tenía un cuaderno en las manos y le miraba con muchas ansias y expectativas, Jimin supo de inmediato, porqué iba

-¿Pasa algo?

-Me preguntaba si podrías ayudarme

-¿En qué?

-Ya casi es el inicio del ciclo escolar y me preguntaba si tú podrias ayudarme con algunas dudas en física…

-¿Tu hermano no puede?

-Estamos peleados…

-¡Oh! Bueno, pasa – le dijo y Tae entró alegremente, mientras tanto Jimin pensaba que eso había sido demasiado fácil, daba gracias a Dios porque Hoseok era “el amor” de ese chico, sin duda, de pronto merecía invitarlos a ambos a una comida, por el otro lado, la inocencia de Taeyhung pensaba que su hermanastro si era muy noble como para ayudarlo, olvidando sus groserías del inicio…

Y no es que necesitara mucha ayuda en realidad, pero al menos Jimin era buen maestro y del estudio pasaron a platicar otras cosas más, volviéndose habitual para ellos, toda esa semana Taehyung estuvo metido en la habitación de Jimin, Jungkook estaba muerto del coraje y ¿Celos? Pero no sabía si por su hermano o por Jimin, maldita sea, seguro su hermano había caído en el hechizo de su cara de muñeca
Y no es que Jungkook fuera feo, era bastante guapo, pero su carácter afealdaba su ser

-¿Qué tanto haces metido en la habitación de ese idiota?

-Cosas…

-¿Qué cosas?

(Jikook) Déja quedarme...En un rincón de tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora