Capítulo X

1.3K 108 16
                                    

Les pido una disculpa por los capítulos de esta semana. No quedaron tan épicos como yo quería D: Pero ya se resolverá ese asunto del lunes en adelante. Ahora sí serán cosas épicas y lágrimas por todas partes.

Espero que valga la pena, me están haciendo salir de mis actividades para demostrarme alguna tontería. Nunca debí permitirle a ese par de estúpidas que hicieran sus experimentos, por más que me interese esa investigación.

Justo cuando tengo otras cosas en qué pensar, ¿es necesario que me fastidien? Debo pensar en cómo atrapar a Perla Cobby, no tengo tiempo para tonterías.

—Buen día, señor.

Todos quienes aún saben quién manda me saludan al pasar junto a ellos, inclinan la cabeza ante mí y me adoran. Me encanta esa adoración, eso mismo deberían hacer todos los Entrenadores Pokemon del mundo.

La habitación que les permití usar para sus experimentos es una de las menos amplias que tenemos. Pero está bien. ¿Esperaban algo más grande o lujoso?

—Bienvenido, señor.

Dos guardias abren la puerta para dejarme entrar y lo primero que veo es a Jamie Harrison sentada en una de esas sillas que usamos para nuestros conejillos de indias. Parece estar inconsciente, tiene los ojos cerrados aunque su torso está erguido.

— ¿Qué es lo que quieren?

Ambas me miran y esbozan una sonrisa.

—Señor, qué bueno que ha podido venir a ver nuestros avances —dice Kathleen.

—Estamos progresando mucho, creo que al fin podemos ponerlo todo en práctica —secunda Kim.

Kathleen Lutz y Kim Kullier, un par de lunáticas que sueñan con poder experimentar en humanos con los poderes de los Pokemon psíquicos. Además de ser dos de mis ocho favoritos.

— ¿Qué es lo que quieren? —repito.

—Lo conseguimos —dicen ambas y sonríen satisfechas.

No esperaba menos de ellas.

—Muéstrenme.

Asienten y preparan todo para realizar el procedimiento. Kathleen conecta un par de cables en las sienes de Jamie Harrison. Kim toma una jeringa llena de un líquido de color púrpura e introduce la aguja en las venas del antebrazo derecho de la niña. Presiona el émbolo y los dedos de la mano contraria de Harrison se cierran con fuerza en el descansabrazos de la silla. Una lágrima brota de sus ojos y deja de moverse.

—Sus signos vitales son normales —dice Kathleen.

—Observe esto, señor —dice Kim y se dirige a la niña—. Levántate.

Ella obedece y se levanta de la silla. Sus ojos aún están cerrados, pero pareciera que no tiene control de su cuerpo.

Fascinante…

—Está hecho, señor —dice Kathleen—. Ahora Jamie Harrison no tiene control de sus propias acciones. Ella hará todo lo que usted le ordene.

—Podemos practicar con ella, señor —dice Kim—. Si no hay fallos, usted podría usarlo en un pez más… Gordo.

Intercambia una risa con Kathleen.

— ¿Eso servirá con Cobby?

—Mi señor, si me lo permite, yo le sugeriría usarlo con otra persona —dice Kathleen.

—No lo permito.

Asienten y agachan la mirada.

—Abre los ojos —le ordeno a Harrison.

Y ella lo hace. Su mirada es vacía, muerta, ha perdido esa chispa… Me encanta.

Ahora espero con muchas más ansias el momento en el que Perla Cobby esté frente a mí… Quiero ver cómo reaccionan sus amigos cuando la vean doblegándose ante mi poder.

Pokemon V: La Batalla Contra la EliteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora