Parte Única

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Juntaron sus labios en un beso lento. Akutagawa usó sus pulgares para acariciarle el estómago, aún sobre la ropa. Jadeó con gusto y desabotono la camisa a cuadros blancos y negros de su novio, que terminó de quitarsela sin dificultad.

Se entretuvo un rato mirando el torso de Akutagawa, sus ojos subían y bajaban, como si quisiera ver sus duros abdominales, fuertes brazos y pectorales marcados al mismo tiempo. Él no pareció darse cuenta de ello.

-¿Recuerdas la palabra de seguridad?

-Palangana.

-¿Estás seguro de esto?

Atsushi suspiró.

-Si.

-Está bien.

No estaba realmente entusiasmado con el asunto, pero al ver el brillo en los ojos de Akutagawa al pedírselo, simplemente no pudo decir que no.

Se acomodó sobre su regazo y frotó su culo contra la erección de su novio, aún cubierta por sus pantalones. Se deleitó al escuchar un jadeo y volvió a hacerlo, sintiendo su extensión. Y eso que apenas comenzaba a ponerse duro...

Akutagawa mandó a volar su delgada playera y acarició sus hombros lentamente, como si estuviera tocando a la criatura más delicada del mundo entero. Bueno, tal vez Atsushi no fuera la persona más delicada del universo, pero sí la que más quería. Y esperaba poder hacer que se sintiera a gusto.

El frío en sus manos chocó con la calidez de la piel de Atsushi, causándole un escalofrío que lo hizo sisear de placer. La reacción fué mucho mayor cuando, de repente, sus dedos congelados apretaron sus pezones. Casi saltó sobre el regazo de su novio, y el roce fue exquisito.

Akutagawa repartió besitos por todo su cuello, intercalados con pequeñas mordidas y lamidas. Atsushi inclinó la cabeza y se dejó consentir, cada vez más caliente.

-Quítate todo y arrodíllate en la cama- ordenó, y Atsushi no dudó un solo segundo en obedecerlo, bajo su atenta mirada. El pantalón desapareció con rapidez y tardó un poco mas en quitarse la ropa interior, solo para ponerlo un poco ansioso. Se arrodilló en el centro de la enorme cama y apoyó las manos sobre sus muslos, esperando nuevas instrucciones.

Akutagawa fue hasta la mesita de noche, abrió el cajón y sacó algunas cosas antes de volver a cerrarlo.

Lubricante, varios preservativos y

una soga.

Atsushi no tenía muchas ganas de ser atado. No es que le molestara o se sintiera incómodo con ello, simplemente le resultaba aburrido. Además, el sexo vainilla con Akutagawa era lo mejor del mundo y sería un desperdicio arruinarlo con cosas extrañas.

Eso no quería decir que no le gustaran otras cosas, y es que su mente viajaba hasta los lugares más lujuriosos de su conciencia, creando las más sucias imágenes y fantasías. Tal vez estaba demasiado caliente últimamente.

Y para no estarlo, teniendo semejante pedazo de novio.

La soga era larguísima, y se preguntaba si Akutagawa necesitaría cortarla, era de hilo color negro y no se veía para nada áspera. Akutagawa la dobló a la mitad y la pasó por el cuello de Atsushi, hizo un nudo muy flojo. Casi podía meter toda la mano en el espacio entre la cuerda y su garganta. Con los dos segmentos de cuerda juntos realizó tres nudos perfectos, dejando una distancia considerable entre cada uno de ellos. Atsushi miraba atentamente el semblante de concentración de su pareja y los hábiles movimientos que realizaban sus dedos. No podía negar que lo ponía un poco la situación.

Akutagawa se arrodilló frente a él, corrió su flequillo con una de sus manos y le dio un suave beso en la frente.

-Separa las piernas- pidió.

⌞Shibari⌝  》 sskkWhere stories live. Discover now