Un único rostro en un millón

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Un único rostro en un millón.

El camino fue largo, extremadamente largo y cansado. O eso me pareció porque aquí no había tiempo para contar ni deseos de hacerlo. Este es el sitio más triste y cruel que alguna vez se haya descrito o conocido. Un mundo de pesadillas donde son la soledad y la espera el peor de los tormentos posibles. He visto cosas terribles en ese mundo de lamentos y no son las espeluznantes arpías que amenazaban con atravesarnos con sus garras obligando a Cerbero a dar zarpazos mientras las advierte con sus ladridos violentos. Esas bestias humanoides completamente irracionales que vigilan esta tierra desierta de consuelo tienen una única capacidad, castigar a quienes intentaran no cumplir con su castigo. Así que un grupo de vivos completamente extraños habrían sido masacrados de no ser por el dios y el enorme perro tricéfalo que posee. Pero no era eso para nada cercano a lo que era verdaderamente temible de este lugar.

Las almas. Las olvidadas almas. Los vestigios de humanidad anónima que pululaban por cada rincón de este submundo. En la luz y las sombras, en ríos de llanto. Caminar por medio de ese caos y aflicción hacia mella en nosotros, nadie se sentía indiferente. ¿Quién podía sentirse cómodo en este deplorable ambiente además de Hades? Ni siquiera el viejo oscuro parecía estar a gusto y tomaba fuertemente la mano de Belle.

Killian se mantuvo a mi lado porque, al parecer, su promesa de protección seguía vigente aunque fuera realizada en otro contexto. O eso o es que sus sentimientos por Emma no habían mermado a pesar de la tragedia que había finalizado su relación. El caso es que Henry no tenía nada que temer porque estaba literalmente rodeado de guardianes. Su madre, sus abuelos maternos y el paterno también, el ex de su madre biológica, en fin, lo suficiente como para estar seguro. Él único que se había mantenido lejos caminando a 3 pasos por detrás era Robín de Locksley. Eso hasta que Hades lo llamó y lo puso al frente para guiar a Cerbero con un farol extremadamente brillante en esas sombras.

Rumple miró curiosamente la escena.

-¿Qué? – inquirió Belle.

-Nada, esa escena me resulta extrañamente familiar – dijo viendo a Robín caminar a un lado de Cerbero – he visto algo así en alguna parte – se quedó pensativo pero al final cambio de tema – da igual– dirigió su mirada a Killian – debemos hablar de esa daga – añadió finalmente.

-Hablaremos cuando esto acabé cocodrilo, no antes – cortó el pirata.

-Vamos Capitán – insistió el hombre – no querrás atarte de por vida a este compromiso, que abandonaras los mares por Swan es una cosa, pero para quedarte a pasar el rato conmigo – comentó suspicazmente – no creo que sea un buen trato, yo sin embargo podría ofrecerte un trato mejor, ¿sabes?, tú me das la dag...

-¡Cocodrilo! Escúchame bien – le interrumpió Killian – jamás, jamás, JAMAS te daré la daga a ti – Rumple iba a discutir, pero Hook levantó su garfio antes que pudiera argumentar nada - ¡no! A la única que le daría la daga es a Belle.

La mujer se adelantó un momento y se puso de espaldas al camino mirando a los dos hombres – Oh no, no, no – anunció con ansiedad – la última vez que la tuve lograste engañarme y termine por desterrarte – acusó con el dedo al oscuro – no voy a pasar por eso otra vez.

-Pues en ese caso esto se queda conmigo – y al ver que Rumple iba a insistir levantó la daga – no me hagas obligarte, hablaremos cuando esto acaba he dicho.

Y el señor oscuro se resignó a esperar su turno. Caminamos por lo menos un par de leguas en esa espantosa atmosfera de lamentos, recorriendo la ribera del río Aqueronte, aquel por el que Caronte transportaba almas al inframundo. Sollozos inundaban el silencio, gritos por ayuda, era realmente deprimente. Las almas más difíciles de soportar, por otra parte, no eran las que gritaban o clamaban por piedad, sino aquellas que yacían silenciosas y nos observaban pasar sin tratar de llamar nuestra atención. Hades nos dijo que pasadas algún tiempo, posiblemente un siglo, las almas que permanecen en este tormento pierden su voluntad de clamar y pasan el resto de su destierro en un absoluto silencio, con esa mirada de resignación que laceraba al verla. Hades lo llamó la fase de la apatía, ya que se abandona lo único que nos convierte en humanos, la esperanza.

Paint it black (Swan Queen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora