Otra vez volví aquí, luego de una corta pero agotadora travesía. Volví creyendo que ellos me recibirían con alegría y tristeza por haberme marchado, pero no fue así, al volver sólo me encontré con monstruos llenos de odio y terror. Eso no lo esperaba, siempre los vi como buenas personas, después de todo era mi familia o la poca que quedaba viva. Eso no evitó que se llenarán de odio y me atacaran ferozmente, contube mi ira y todo lo que sentía. Lo que siempre hice para evitar el dolor y la agonía en el resto de las personas. Apreté mis puños, tan fuerte que mis uñas cortaron mis manos, apreté mis dientes tanto que estos se agrietaron, contube tanto mis sentimientos que mi corazón murió y mi cuerpo se convirtió en la cárcel de mis impulsos. Sus golpes e insultos me dolieron, pero no dije nada, no quería lastimarlos porque cada ves que dejaba mi odio salir alguien saldría gratamente lastimado y ese alguien no seria yo. Nunca me gustó la idea de contener mis ideas, pensamientos o impulsos pero creía que tenía que hacerlo para evitar el daño en las personas que quería y ¿me querían?. Pero creo que llegó el momento de romper mi cuerpo y dejarme salir de esta prisión. Les dije todo, absolutamente todo, desde el epílogo hasta el índice (referencia a libros más o menos viejos jsjsjs) sus gritos callaron, sus ojos no parpadearon y sus mentes se quebraron. Destruidos como cada persona que escucha realmente lo que siento. Me sentí mal por eso pero al fin yo era libre y podía hacer con esta libertad lo que quisiera
(Quería escribir otra cosa pero eso fue hace mucho, la vida me enseñó mucho luego de este tiempo, pero sobre todo, que no debes callar o bueno, alguien me lo enseño)