08| Mᴀʟᴇɴᴛᴇɴᴅɪᴅᴏ.

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Me desperté sintiendo el sudor caer por mi espalda haciendo que me quitara la sábana de encima.

No se como pude dormir con semejante calor.

Agarré los lentes de la mesita que tenía al lado de la cama y me levanté. Estiré los brazos bostezando mientras sentía mis huesos crujir.

Pasé mis dedos por la lesión.

Aun seguía doliendo como el diablo.

Miré a Kirishima dormir tranquilamente con su pelo caído.

Eijiro durmiendo. En mi cama.

La madre, es verdad. Había dormido con el.

Por suerte no había despertado con él abrazándome ni nada parecido. Así es, esto es la vida real, amigos.

Aquí no te despiertas con el chico abrazándote ni protegiéndote entre sus brazos. Ahora sería cuando digo "sentí algo en la cintura al despertarme" .

No, por desgracia la vida no es así.

Mi amado cachorro entró por la puerta moviendo la cola, dándole a todo lo que se cruzaba en su camino.

—Buenos días, cariño mío —acaricié su cabeza mientras me lamía la cara.

—Buenos días... —dijo en un susurro Eijiro.

Espera.

¿Ah?

Al parecer Kiri no se ha dado cuenta de lo que ha pasado. Seguía durmiendo tranquilamente.

Me sonrojé levemente. Será idiota.

—¡Buenos días!

Ya decía yo que la tranquilidad estaba durando demasiado.

Callé a mi tía con un sonoro "shh".

—Son las diez, creo que ya es hora de levantarse —contraatacó.

—Bien, haz lo que quieras —suspiré.

Fue hacía Kirishima para despertarlo mientras yo bajaba para hacerme algo de desayunar.

Rasqué mis ojos quitándome las legañas e intentando mantenerme despierta.

Llegué al comedor y me di cuenta de que el desayuno ya estaba hecho. Había una torre tortitas demasiado apetecibles a la vista y diferentes bebidas a elegir.

¿Nunca mencioné que mi tía es una excelente cocinera? Podría ir a Masterchef y hacer algo con su vida.

Me estiré de nuevo bostezando sintiendo como alguien venía bajando las escaleras.

Y lo único que pudo hacer esa persona fue darme una nalgada.

—¿Qué se supone que haces? —la miré irritada.

—Si no quieres que te de, ponte unos pantalones porque se te ven las bragas cada vez que subes lo brazos —se burló de mi.

Fruncí el ceño mientras bufaba. Tampoco es para tanto, como si subir los brazos fuera mi cosa favorita en el día.

Por un momento recordé lo que pasó ayer. Cuando Eijiro me asustó en la cocina porque no podía dormir se le veía un poco sonrojado.

Eᴍᴘᴛʏ |𝐁𝐍𝐇𝐀|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora