«Acompañado de Rompope»

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15091992

Fue difícil de sostener, cerrar los ojos y pensar que todo iría bien, que no nos arrepentiríamos de nuestras decisiones.

Pocos nos apoyaron, Levi y yo nos dimos cuenta que no podíamos seguir sin en el apoyo del otro.

Yo no podía enfrentarme al mundo por mi cuenta, las tormentas de arena eran más fuertes de lo que pensaba y eso me asustaba las pesadillas y los buenos sueños.

Mamá nunca aceptó que su hijo saliera con otro chico. No dejó de ser la imitación mal pagada de un monstruo con problemas sentimentales, lo peor es que estaba tan metida en su papel que cuando me vio salir por la pueta de mi antiguo engaño de hogar, solo se quedaron conmigo los rastros de sus risas a mi espalda y maldiciones de que su vida sería mucho mejor sin mi a su lado. Hoy aun duele al recordarlo, al final siempre será mi madre incluso cuando me heria de diferentes maneras. Aun la quiero después de todo.

Levi me aferró a su lado muchas noches en las que lloraba por el miedo del porvenir.

—Quédate a mi lado.

Y él besaba mis cabellos, y mis mejillas, mis labios, mi frente, mi cuerpo, tocaba con suma calidez mi inestabilidad diciendo que todo estaría bien mañana, solo era un mal paso, un mal día.

Era todo que quería.

Todo lo que necesitaba.

A él, solo a él.

—Lo prometo. —decía.

¡Gracias por leer!
—Leeren.

La necesidad de un Chocolate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora