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Capitulo I: Llegada a la Escuela.

"¿¡Hanuke?! ¡Despierta!"

Hanuke vio un chico peli- café, con unas trenzas amarradas con ligas en un lado de su cabeza, tenia ojos del mismo color sus cabellos, tez blanca, aunque se veía borroso y notable a la vez. Hanuke despertó y vio a su madre enojada frunciendo el ceño.

-¡De nuevo te quedaste dormida, floja!- Dijo su madre.
-Ehh!~ Pero si sigo de vacacio...- Dijo la chica mirando su reloj, veia que decia:

"27 de Febrero, 08:07 AM"

-¡Perdón, Mamá!- Grito la chica gateando por su cama, buscando su uniforme de liceo.

-Mmm.. Baja luego, prepararé tu desayuno.- Dijo la madre de Hanuke, calmandose un poco.

Hanuke se quedo pensativa mirando su nueva polera de uniforme. Todavía no superaba aquella vez que se tuvo que despedir de todos sus compañeros a cambiarse de ciudad. Esto tambien conllevaría a que tendría un Liceo nuevo donde nadie se conocía, nueva gente, maestros al cual odiar, nuevos enemigos, y amigos, era muy raro todo para ella, pero sabia que con el tiempo se iría acostumbrando, ademas, ese Liceo tiene una gran excelencia, todo mantenido por el gobierno, y donde solo van los alumnos mas destacados, con mejores calificaciones y mejores puntajes en la prueba de admisión.

Tambien esta institución se caracteriza por la gran simpatía en los alumnos, pero a la vez era muy exigentes. Hanuke estaba muy acostumbrada a un alto nivel de exigencia, asique le daba igual.

Hanuke termino de ponerse su ropa, y fue corriendo bajando las escaleras, que por poco casi se va rodando para abajo. Ahi la estaba esperando su madre.

-Ve a por tu desayuno, tu lonchera esta en la cocina al lado del lavaplatos.- Dijo la madre para subir a ordenar en el segundo piso.

-¡Gracias, Mama!- Dijo Hanuke, llendo hacia el comedor para desayunar.

De pronto, recibió una llamada de su amigo Ryan, preguntándole si iba a ir al primer día de clases, esta dijo que si, y Ryan se ofreció a llevarla. Hanuke accedió.

Los 2 fueron a su primer día de clases. Había una multitud de gente, entre niños que jamas en su vida han visto, y madres y padres ansiosos porque abrieran la puerta. Se destacaban acentos extranjeros, entre ellos franceses, puerto riqueños, entre otros.