PROLOGO

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Corrí, corrí por que tenia que hacerlo. No por que fuera una boba a la cual le gustara correr por las calles ensangrentada hasta las orejas. Era de noche y los chillidos de los tres demonios Kuri que me perseguían retumbaban por las calles; yo iba protegida con un glamour y los demonios eran invisibles para los mundanos.

Escuche una teja caer a mi derecha y mire hacia arriba. Uno de los endemoniados demonios caía sobre mí. Su cola cayó por delante tumbándome en el frio asfalto. Rodé hacia un costado para evitar que sus zarpas tocaran mi cuerpo. Vi como si mi mano fuese transparente pero no me preocupe; estaba un POCO ocupada. Me pare ágilmente, desenfunde mi cuchillo serafine y grité:

- Abrariel- la calle se ilumino con el resplandor angelical al yo haberlo "despertado" por así decirlo.

El demonio rugió y se lanzó hacia mi con las garras por delante; un estruendo se creo al yo chocar a Abrariel contra estas. Me di la vuelta ya que el demonio había pasado de largo y ahora estaba a mi espalda.

Salté hacia él y le corté uno de sus múltiples brazos mientras me paraba en su espalda... si se puede llamar espalda a una porquería putrefacta, babosa y mal oliente.

- ¡Por el Ángel!- dije mirando mis botas que tenían algo pegajoso y verde- ¡¡Iugg!!

El muy maldito se removió hasta votarme al suelo otra vez. Se lanzó sobre mí y yo cerré los ojos con fuerza mientras le apuntaba con el cuchillo. Un sonido asqueroso se oyó contra la brisa cálida de la noche y abrí mis ojos.

Abrariel estaba enterrado hasta la empuñadura en el pecho del demonio. Suspiré y con todas mis fuerzas lo hice caer junto a mí. Me paré temblando y puse mi pie sobre su estómago. Tiré del cuchillo hasta sacarlo con un horrible sonido de succión justo antes de que el demonio se esfumara volviendo a la dimensión a la que pertenecía.

Estaba poniéndome un iratze cuando oí las garras raspando el suelo. Vi a ambos demonios doblar la esquina a menos de una cuadra. Me pare y salté a un auto estacionado y me abrí camino hasta la parte de arriba de un camión. Luego salte a un diminuto techo que cubría la entrada de un almacén.

Me agarre a un alfeizar que quedaba unos metros más lejos del borde del techo. Cuando colgaba del alfeizar uno de los dos demonios se aferro a mi espalda y ambos caímos.

Yo aterricé sobre un contenedor de basura y él sobre un auto que empezó a sonar. Rodé fuera del contenedor y caí al suelo amortiguando la caída con las manos. Me gire para ver el cielo y el tercer demonio bajo del camión para colocarse sobre mi mientras me babeaba la cara. La espalda me ardía por el veneno de los Kuri y tenia el cuerpo lleno de rasguños.

Iba a morir.

Al menos había logrado alejarlos del parabatai de mi hermano. La misión que nos habían asignado no parecía muy peligrosa. Hanzel y yo habíamos ido a investigar una casa donde se había reportado actividad sobrenatural hace unos días.

El parabatai de Charlie y yo iluminábamos el primer piso con nuestras piedras de luz, cuchillos en mano. Cayó del techo. Un repudiado saltó desde una viga en el cielo de la habitación y aterrizo sobre Hanzel. Comenzó a arañar la cara de mi compañero y yo corrí hacía él. Al verme salió corriendo a la puerta principal. >>¿Tan fea no soy, no?<<. Confirme que Hanzel respiraba antes de lanzar el cuchillo que guardaba en mi bota. Le di directo en la nuca.

El repudiado se retorció en el suelo y lanzo chillidos y aullidos. El sensor en mi bolsillo comenzó a vibrar y una puerta se abrió y aparecieron los 3 Kuri.

Aunque iba a morir al menos había salvado una vida, había logrado que los tres demonios me siguieran y dejaran a Hanzel. No quería que Charlie perdiera a su parabatai.

Comenzé a ver borroso y perdí la conciencia.

¿Que paso con nuestras vidas?LeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora