Esta historia comienza en el año 1950, en un pequeño pueblo llamado Wilkow.
Este pueblo no era del todo normal, ya que a sus alrededores crecía un inmenso y espeso bosque, donde según las malas lenguas, internadas en este, habitaban bestias infernales a las que nunca se les debía molestar pues sus grandes garras y su capacidad de verse como simples humanos, acababan con la vida de muchos habitantes.
Adelaida Taylor sin embargo, pese a las advertencias de su querida madre siempre se había sentido atraída a cruzar esa delgada línea que limitaba el territorio profundo del bosque, del de su pueblo, donde solo los simples leñadores hacían su trabajo de vez en cuando. Y más sabiendo que sin falta todas las tardes luego de almorzar, visitaba a su abuela, llevándole provisiones a su pequeña cabaña en el medio del bosque. Eso era algo que le fascinaba y le intrigaba a la vez, la capacidad de su abuela para vivir en medio de todo ese matorral, y no porque Adelaida no fuera capaz; sino porque hasta ahora no les había querido decir el motivo a ella y a su paranoica madre.
Pero ahí estaba: ese sentimiento de peligro y a la vez atracción cada vez que se aceraba más de la cuenta al corazón del bosque.
Lo que "Addy" no sabía, es que ese era justo el sentimiento que le llevaría a cambiar por completo su vida...
Adelaida
Poco a poco fui abriendo los ojos al escuchar los gritos de Eleonor, mi madre, que me apresuraba a bajar diciendo que me había quedado dormida y ya era hora del almuerzo. No me quedo otra que levantarme de mi cálida cama y bajar las escaleras a mi cocina.
Me coloque uno de los tantos, realmente muchos, vestidos que ,mi madre confeccionaba para mí. Ajuste el corsé y me dispuse a darle saltitos a los escalones hasta que me encontré con los ojos verdes de Lenny. Me gustaba llamarla así cuando me refería a ella, ya que una vez mi abue me contó que así le decían de pequeña. Yo saque los ojos color marrón de mi padre, mientras que los de ella son de un color azul intenso y penetrante. Me lanzaba una mirada severa y yo solo sonreí picara.
-Adelaida cuantas veces te he dicho que dormir tanto no es bueno para tu salud, te vas a enfermar
Y ahí estaba, su insistencia por buscarle el lado malo o "poco productivo" según ella, a todo. Aun así la aceptaba como era.
– Mama no lo hago todos los días, sabes que solo los domingos me gusta quedarme un rato mas
-Lo se cariño pero aun así. Esta será la última vez.
Rodé los ojos. Me llevaba diciendo eso desde los ocho años, y ahora, diez años después sigue con lo mismo.
Luego de una corta platica sobre sus nuevas confecciones para vender, y mis ojos que tienen complejo de rueda, nos dispusimos a comer. Ya era medio día así que no tenía sentido que desayunara a esta hora.
Luego de un rato llego una de las partes favoritas de mi día; ir al bosque. Hoy podría quedarme hasta un rato antes de que anocheciera en casa de mi abuela ya que era domingo y ese día mi madre ponía toda su atención en bordar, cocer, y hacer compras, y yo solo me aburría así que ya hace un par de años acordamos que ese día podría quedarme cuanto quisiera con Yayá, obviamente tenía que regresar cuando el sol estuviese bajando.
Antes de conducirme a la puerta de nuestra cabaña, subí a mi cuarto para ponerme mi característica capa color rojo sangre, era un regalo de mi padre, me la dio cuando cumplí diez años, tres meses antes de que falleciera. Me consta que era un gran hombre y lo único que me queda de el es esto y una foto de él con mamá y conmigo con dos dientes menos en mi repisa.
La verdad es que sufrimos mucho cuando eso paso, pero hemos sabido seguir adelante con lo poco que nos quedo. Aun recuerdo como el primer dia que me la proble me la pisaba porque era muy larga. Hoy en dia me llega hasta un poco mas abajo de mis rodillas,ya que para mi inexistente suerte no creci mucho de altura, y es excelente como barrera para el frio.
Algunos habitantes de aquí que me conocen desde que daba pataditas en el vientre de mi madre me llaman de cariño "Caperucita roja"cada vez que me ven pasar, yo solo me rio y sigo mi camino.
Una vez termino de repasarme en el espejo de mi habitación, me dirijo hacia el umbral de la puerta donde me espera mi madre con una cesta repleta de comida en la mano. Me corre un mechón de pelo rubio de la cara y habla;
-Ten cuidado Adelaida, no quiero que te suceda nada, y recuerda, ve siempre por el camino y no te internes mucho en el bosque y bla bla bla.
Siempre era lo mismo, un sermón que no parecía terminar más acerca de que debía cuidarme y esto y lo otro.
-Sí madre, sabes que lo hago, conozco el camino como la palma de mi mano
-Aún así, ten cuidado, no sabes las horribles cosas que pueden haber en lo profundo de ese espantoso bosque.
Odiaba que insultara al bosque así, para mi era una de las cosas más bellas que pudiera haber en este apagado pueblo. Pero no quería alargar más la conversación.
-Sí general
Mi madre se dispuso a darme una mirada severa y besar mi frente indicándome con un gesto que podía irme. Si! por fin era libre, sonreí y salí disparada hasta llegar a la frontera donde terminaba Wilkow y empezaba el tan temido bosque, el mismo que me haría vivir un hecho que no me pasaría desapercibido...
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Hello! Pues esta es mi primera historia y hace tiempo tenia ganas de leer una buena y renovada versión sobre Caperucita Roja y el lobo Feróz?, que tuviera de todo un poco, amor, aventura, problemas, partes que todxs leemos pero nadie admite si saben a lo que me refiero ejem ejem, etc. Pero como no tre ninguna que me facinara, decidi hacerla yo misma.
Espero que les guste mucho esta historia, me voy a esmerar por hacer lo mejor!
xoxoxoxoxoxoxoxoxox, Att: popi
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Red Riding Hood
RomanceTodos en nuestra infancia hemos conocido la historia sobre la pobre e indefensa Caperucita roja, que fue engañada por el temible lobo feroz. Pero...¿Qué pasaría si eso solo fuera una gran mentira para ocultar lo que realmente pasó? ¿Qué pasaría si e...