Eres nuestro y nosotros tuyos...(Akatsuki x Kakashi)

...Eso no entrará en mí.

Estoy ENOJADA CON LA VIDA, prácticamente leo Lemon de kashi bebé, y lo hacen masoquista, es tipo: NOOO o seA a nadie le gustaría ser violado...

Oh que mágicamente todo es rosita en una vida de mierda, todo el dolor se olvida con un “Te amo” y ya, besos y abrazos, ¡No!

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Los rayos molestos que le brindaba el sol, abrió sus ojos con lentitud, estaba en su tan preciada celda y por primera vez  se encontraba tan feliz de estar ahí, no quería ser tocado por el sádico de allá, quería huir, correr  a los brazos de Minato y llorar sin consuelo en su hombro... Decirle a gritos que lo hiciera suyo, que le hiciera olvidar todo esté dolor que lo consumía, quería llorar, pero no sé rompería, su orgullo era demasiado y la fuerza de voluntad por los aires...

–Espero que hayas descansado lo suficiente, ahora me toca divertirme. - Aquella voz tan conocida, se volteó de manera brusca y le miró, con odio, ¿Por qué no lo mataban ya?, No les sería útil, no hablaría... No sentía placer en absoluto, sólo dolor, aquel que incrementaba con cada roce, se alejo, pero el moreno lo cargó hasta su habitación, lo tiró de manera delicada a la cama...

Un juguete sexual, en eso se había convertido

–Eres demasiado lindo... - comentó, acariciando con suavidad su mejilla, sonriendo con malicia y perversión, se acercó a un más y lamió el lóbulo de su oreja, Kakashi intento poner resistencia, no funcionó para su desgracia, sus muñecas fueron aprisionadas por varios hilos que salían de Kakuzu... –Dime, ¿Te gusta?, Vaya que lo gozas después de todo eres una maldita perra, sólo sirves para eso...

Sus palabras iban directo a su orgullo, bajo la mirada, pero cierta persona le obligó a mirarlo, sólo quería humillarlo, se armó de valor y le escupió en la cara, como respuesta recibió una bofetada, su mejilla con esa marca rojiza impregnada en su piel, lentamente sintió esas manos ajenas recorrer su cuerpo, trazar el camino de besos, todo a su merced, ¿Qué podía hacer?, Por más que ponía resistencia no servía, le era inútil, simplemente se dejó hacer, hasta que sintió como llegaba a la parte íntima, fue cuando despertó de su trance.

–¡No!,¡Déjame!, ¡Detente! - pidió a gritos, su mente era un juego divertido, en cualquier momento se podría romper, sólo deja que la delgada cuerda se corte, cayendo en el abismo de su perdición...

–Cállate... - ordenó, mientras seguía deleitándose con tan dulce sabor, Kakashi volvió a gritar, moviéndose con desesperación... – ¡Dije que te callaras! - el sonido de un golpe hizo eco por toda la habitación, mientras el albino tenía la vista borrosa.

El de ojos verdes destrozó las prendas inferiores, ansiado por penetrarlo, por profanarlo, pero antes necesitaba una preparación adecuada, le mostró tres dedos al ninja copia, esté inmediatamente se negó, para luego razonar... Abrió lentamente su boca, kakuzu los metió de golpe, asegurándose de ensalivarlos, mentiendo uno por uno, ésto incómodo al contrario, que se removía en su interior, no sentía ningún tipo de placer, le ardía ya que sus heridas seguían abiertas, estuvieron así un par de minutos, hasta que se aseguró de lubricar completamente su entrada.

–Abre la maldita boca - Kakashi hizo caso omiso, ignorando totalmente su petición, de no ser por una mordida en su cuello que lo hizo gritar de dolor, abriéndola por fin, oportunidad que aprovecho el mayor, metiendo su erecto y duro miembro, empezando un Vaivén. Rápido y brusco, para luego sacarlo, se posiciono, entrando lentamente, llegando hasta el tope...

“¡AAHH!, ¡Duele!” grito el de ojos bicolor, doblando su espalda, no podía más, quería llorar, ésto era tan agonizante. “¡Ruega!”, el peli plata se negó rotundamente, calmando su respiración, aferrándose a las sábanas, como si esa fuera la solución, la exasperación que sentía en esos momentos, era el mismo infierno...

Las embestidas iban a un ritmo salvaje, moviendo la cama al compás, el pobre que no hacía más que gritar, pequeñas lágrimas de dolor se asomaron, pero las escondió como pudo, sentía que nunca acabaría, Kakuzu se cansó de esa posición y lo puso en cuatro, penetrandolo sin compasión, mordía la pálida piel hasta hacerla sangrar, dejando marcas por doquier...

“Grita, sé que te gusta”, esas palabras que eran blasfemia, el rencor que se refugiaba en su débil corazón, tan herido, sólo le quedaba esperar hasta que se corriera, así lo hizo, llenándose de su esencia tan asquerosa. Cuando termino salió de él, dejándolo ahí tirado, como si no fuera más que un objeto, se aferró a su cuerpo, abrazándose, tratando de calmar esté sufrimiento... En unos minutos llegó Konan, curando sus heridas, mirándolo con lastima, el Hatake sólo agradecía suavemente, pobre e inocente criatura... Que fue condenada a su más gran pecado...

Un ángel en su miseria
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No estaba inspirada, me siento fatal, sorry... OS decepcioné ah :"D