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Después de prender la quinta vela y cerrar el círculo con la sal negra que decía el libro me senté en el centro y empecé a decir las extrañas palabras que estaban en el escrito, no sabía cómo pronunciarlas y mucho menos que significaban pero así lo hice, los símbolos dibujados a cada punta de la estrella comenzaron a moverse y a sacar vapor, un olor a azufre empezó a inundar todo el cuarto, era demasiado espesa la nube que no podía ver absolutamente nada, entonces el calor empezó a subir, más y más hasta llegar a un punto donde no hacía nada más que sudar. De la nada del otro lado de la habitación la nube fue haciéndose hacia los lados dejando ver un cuerpo musculoso pero carbonizado, con heridas color rojo, como si dentro de esa piel de carbón estuviera un fuego ardiente. La figura me miró fijamente y sonrió de una forma que nunca había visto, un escalofrió me recorrió y una sensación de horror me llegó, pero nunca de arrepentimiento, no me arrepentía ni lo haría. La figura caminó con pasos firmes, dejando una huella de cenizas en el piso de madera, cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí abrió la boca no sin antes abrir los ojos como loco, era alto y atemorizante. Una voz tan profunda como el infierno llegó a mis oídos, era ronca y lenta, un tanto seductora, sonaba tan llena de pecado.

-¿Qué es lo que deseas?- Su boca se movía al pronunciar las palabra de una forma tan salvaje, por un momento dudé, era algo tonto por lo que lo había invocado, algo terrenal y banal, pero no lo hubiera hecho si no lo quisiera con toda mi alma, no me voy a arrepentir, el demonio soltó un gruñido de exasperación al ver mi tardanza así que me apresuré a responder.

-Quiero el verdadero amor.- Al escuchar mi contestación sonrió y empezó a reírse para su adentros, era algo tonto en demasía.

-¿Sabes lo que tienes que pagar por ese deseo,Louis?- Lo sabía, lo sé, asentí muchas veces, mi alma era de él, la había perdido para ganar algo más.-Muy bien, tendrás lo que deseaste.- La ventana se abrió y el aire deshizo la estrella y el círculo de protección, por lo que se acercó a mí, me levanté rápido y retrocedí pero no me podía mover, el demonio se puso delante y susurrando cosas me abrazó, un fuego doloroso y hermoso me llenó, poco a poco sentí como algo se despegaba de mi cuerpo, por un momento creí que era mi piel pero, una luz salía de mi para entrar en él, se estaba llevando mi alma, al sacarla completamente sentí un pequeño vacío en mí, pero no era diferente del que sentí toda la vida. El demonio empezó a sacudirse, de una forma extraña y su piel negra empezó a partirse y a caer como la ceniza de un árbol en llamas, caía en el piso y desaparecía, debajo de la piel carbón se asomaba una piel clara y suave, poco a poco fue dejándose ver un chico fuerte, al terminar de desprenderse de su piel de serpiente infernal cayó al suelo dormido. La posición y todo él me hacían ver "El sueño de Jacobo" de Luca Giordano, eran iguales. Lo arrastré a la cama y lo tapé, me acosté a su lado y me pegué a su cuerpo, él me abrazó, sentí como florecía un calor tan exquisito en mi pecho que no quise soltarme, ni siquiera cuando quería ir al baño, era el mejor sentimiento, el de ser amado.

La oscuridad desapareció cuando abrí los ojos, el chico me estaba viendo desde arriba.sus chinos largos caían como una cascada color chocolate, me veía apoyándose en su brazo mientras sonreía, ni siquiera sabía su nombre, sabía el nombre del demonio pero no del chico, su mirada centellaba como estrella, estaba enamorado y creo que yo igual, se dio cuenta que no decía nada así que se levantó de la cama y rió.

-Me llamo Harry, soy tu novio,- Me quedé en shock, es la primera vez después de mucho años que escuchaba decir eso, sonreí y de la nada tenía el pecho mojado y a Harry abrazándome.-No llores, no hay motivo para que estés triste, ¿Por qué estás triste?.- Dios, sonaba como un pequeño niño que vio a otro niño llorando o a un perrito ladrando, cuanta pureza.

-Es que estoy muy feliz, es eso.- Harry sonrió, y me volvió a abrazar. En un abrir y cerrar de ojos varias semanas habían pasado, las mejores de mi vida entera, no nos separábamos, y cuando lo hacíamos no nos sentíamos ansiosos, todo iba tan bien, hasta que una mañana de un 6 de Julio algo pasó. Esa mañana al despertar no estaba Harry a mi lado, no estaba en la habitación, o en la sala, o en la cocina, al pasar por la puerta del baño vi vapor salir por los bordes y el sonido de la regadera me llamó la atención, toqué la puerta y nada así que decidí entrar, no veía nada, el olor del azufre llenaba el cuarto y el vapor me sofocaba, vi a Harry en la tina, temblando, me acerqué y le acaricié la cabeza, me volteó a ver llorando.

-Me desperté por un dolor inmenso en mi cabeza, sentía como si me enterraran cuchillos y me dio mucho frío, sólo tú me lo quitabas pero vi cómo te movías mucho y fui al baño a calentarme, pero sigue haciendo frío- Empezó a sollozar y lo besé para calmarlo, y mi manó cayó al agua, grité por lo caliente que estaba, pienso que estaba a pocos grados de que empezara a hervir, pero él temblaba, me puse detrás y vi su cabeza, sus chinos chocolate se arremolinaban, toqué dos pequeños bultos, duros como piedra y rasposos. Al mover su cabello vi como si dos huesos negro saliera de su cabeza, me asusté, y lo pensé. Me lo están arrebatando, mi alma no era el único precio, ya tuve mi momento de felicidad, era momento de sufrimiento, no quiero, no lo voy a permitir. Lo sequé y abrigué, fuimos a la habitación y nos acostamos en la cama, ya no temblaba, mientras se acomodaba a mi lado busqué que ocurría, no encontraba nada, hasta que entré a un sitio de ocultismo. No dejaba de leer, y al terminar tenía que acomodar mis ideas. El infierno reclama lo que es suyo, es una prueba, el mundo mortal lo va a marchitar hasta que muera, como una flor. De cualquier forma salgo perdiendo, lo amo, más que a nada, incluso más a que mi persona. Si sigue conmigo poco a poco va a sentir más frío y sus cuernos van a crecer, cuando terminen de formarse su corazón se va a parar y morirá. ¿Cómo es posible?, pagué el precio, lo hice y no recibo nada bueno.

No sabía que hacer así que dejé que las cosas fueran como iban, todos los días le daba suéter más y más gruesos que lo hacían ver tan lindo, nos unimos en cuerpo y alma porque pudimos nunca tener la oportunidad, lo amaba tanto como amaba vivir, y amaba vivir porque así podía seguir amándolo, los días se volvieron semanas y las semanas meses, tardó más de lo que esperaba, hicimos de todo, fuimos a parques, a la playa, a comer helado, todos los días veíamos el atardecer y nos quedábamos a contar las estrellas, nos sentábamos en el balcón para ver a los autos pasar, todo el tiempo teníamos las manos tomadas, no lo quería soltar, si lo soltaba estaría soltando mi vida entera, estaría soltando mi destino. Cada tarde nos sentábamos en el jardín y veíamos el cielo, nos besamos tantas veces que mis labios se entumecían, Él no sabía su futuro, no sabía lo que le esperaba, él estaba para mí y yo estaba para él, lo sentía tanto que se volvió parte de mi piel tantas veces y de mi ser para toda la vida. Una noche, la noche en que todo iba a terminar, Harry empezó a toser, tan fuerte que los gatos del tejado se fueron, de su boca caía ceniza y carbón en pedazos chicos, supe que su momento había llegado, es algo egoísta pero no quería que se fuera, él era mi vida, los "te amo" se volvieron parte de nuestra rutina y los "te adoro" en nuestro himnos. Ceniza eres y en ceniza te convertirás, eso iba a pasar, él se iba a volver ceniza e iba a desaparecer con un suspiro del cielo. Pero no lo iba a permitir, si él se iba me iba a ir con él, no podía estar así, me hacía sentir que todo lo podía, encontraba sus labios en todo lados, quiero estar con él, quiero escapar con él, en todo momento fuimos cómplices de pecados secretos. Arrastré a Harry hasta la tina, fui a la cocina por un cuchillo, sin ser cociente de mis acciones me encontraba manejando a la estación de gasolina y de regreso con siete botes llenos de ella, los subí al cuarto de baño y llené la tina con Harry en ella, él solo me veía con tristeza y yo le decía que nunca nos íbamos a separar, cada que le decía eso asentía y me sonreía. Cuando lo terminé de llenar me metí con él, me acomodé entre sus piernas y él me abrazó, me empezó a besar el cuello y me susurro al oído cuanto me amaba, más que a nada y le respondí lo mismo. Subí mis mangas y acerqué el cuchillo a mis muñecas, hice un corte vertical, Harry me abrazaba con fuerza y me repetía que me amaba, si las historias son ciertas iría al infierno por suicidio, pero valía la pena una eternidad de torturas por estar en el mismo lugar que Harry. Mi vista se empezó a nublar y antes de perder el conocimiento prendí un cerillo y lo dejé caer en la tina. Ni siquiera sentí dolor, solo los brazos de Harry tomándome con fuerza. Susurre algo parecido a un "te amo" y cerré los ojos.

No sentía ni frío ni calor, estaba en un vacío, luego el blanco comenzó a llenar el lugar.

-Has probado que incluso algo malo de nacimiento puede llegar a ser bueno y a sentir amor. -Una voz profunda pero solemne habló de la nada. Una bola de luz se puso frente a mí y me atravesó, mi alma había regresado.-Harry y tú pueden quedarse por la eternidad, el amor no es un pecado, y querer conservarlo tampoco.-Una mano tomó la mía, era Harry, completo, era él, lo reconocería en cualquier lado, su pecho también brillaba, tenía alma, era mi misma alma. Me jaló hacia un portón dorado, solo él y yo. Para siempre. 

Te amaré hasta el infierno.Where stories live. Discover now