«Nobody leaves»

VII

[Joong]

— ¿Joongie? — Escuché su dulce voz llamándome a lo lejos. Dándome la confianza de salir del escondite. —¡Lo has conseguido!

— ¡P'Nai! Gracias a dios. — Feliz, ese era mi estado de animo al ver que al fin había encontrado a mi Nine y que estaba bien. Con cuidado coloqué mi arco en mi espalda decidido a acercarme pero vaya sorpresa me lleve al hacerlo.

— Sorpresa...- Expresó con entusiasmo. Un hombre se encontraba a su lado, un hombre un tanto viejo y alto, japonés de seguro. Este a verme sonrió y con esfuerzo se levantó del suelo dónde se encontraba sentado con ayuda de una vieja muleta hecha con madera- Tranquilo, es de los nuestros. — Explicó — ¡Chicos! — Sonrió de igual manera al percatarse de los otros.

— Perdona si te he asustado. — Me dijo, para seguido mostrarme una sonrisa. — Este lugar pone de los nervios a cualquiera. — No sabía por qué, pero esto no se me hacia para nada bien. Así que lo único que hice fue asentir con la cabeza — Acabamos de hablar con tus amigos y... — Trató de explicar más le interrumpí al escuchar aquello al mismo tiempo que los chicos se acercaban para poder escuchar con atención.

— ¿Amigos? P'Nai, ¿Estabas con los chicos? ¿Quienes? — Le pedí que me respondiera.

— Tranquilo, estaba con P'Earth, y  Dome... - Vi como Ohm y Pavel dejaron escapar un gran suspiro de alivio. — Fueron a buscar algo que comer — Igualmente vi como los demás sonreían al saber que por lo menos uno más de nosotros se encontraba con vida.

— Como decia. — Intervino el hombre ese. — Ellos están de camino.

En eso volteé a ver a mi novio, quien me sonreía. — Mira Joong, me ha vendado la pierna. — dijo P'Nine con un tono casi agradecido en su voz, estaba sentado en un mohoso tronco y frotaba su pierna lastimada.

— ¿Qué te ha pasado? ¿Estas bien? — Pregunté, preocupado. Recibiendo una respuesta positiva de su parte.

— Agh, descuida, era lo menos que podía hacer. — El viejo cojo se apresuró a rebatir desbordando modestia mientras se acercaba a mi apoyándose parcialmente en su vieja muletilla. — Oh, mis modales, perdona. Soy Mahiro — Dijo. Retrocedí al instante con desconfianza, observé con fijeza la cortés mano extendida del anciano, la cual no estreché al instante, más bien me aferré a mi arco de soga y madera colgado en mi pecho como un acto reflejo de supervivencia.
— Mira soy profesor...— Comentó mostrándome su sonrisa.

No confiaba para nada en este sujeto. Se me hacía muy extraño, ¿Cómo había llegado a este lugar? ¿Estaba solo? Puesto se veía bien vestido y no pude evitar centrar mi vista en aquellos extraños collares que colgaban de su cuello.

Luego de aquello, el silencio reino entre ambos, la mano de Mahiro seguía extendida y esperando en el aire por algunos segundos. La incomodidad se sentía incluso sobre la atmosfera, pero casi como si esa confesión hubiese sido suficiente acepté a cortarla, estrechando su mano por unos breves segundos, para luego apartarme y caminar junto con los chicos alrededor de aquella fogata, que era además la única fuente de luz en la total oscuridad de la noche.

— Me temo que no estoy hecho para la vida salvaje — farfullo penoso, Mahiro, aun dependiendo de su muleta.

— Cielos chicos están agotados. ¡Sientense! — Alegó P'Nine sentado desde el lado opuesto de la fogata al observar nuestros rostros. Lo cual hice despreocupadamente eligiendo un sitio al azar de la tierra seca, y próximo a la fuente de calor.

— Chicos, en lo que ustedes están aquí nosotros deberíamos ir a buscar comida y agua. — Comentó Zee, al bajar la mirada pude ver como había ocultado la pistola. Sabía muy bien que él tampoco se había confiado de este sujeto.