El viaje que busca salvar vidas

La noticia, la idea y la llegada

Las vacaciones de verano estaban llegando a su fin, apenas faltaban unos días para que los adolescentes de la familia tuvieran que volver al colegio y a la rutina de los estudio, y eso definitivamente era algo que muchos de ellos no llevaban nada bien.

Porque aunque les encantaba la intimidad que tenían allí sin sus padres encima y todo lo que aprendían en las clases, también echaban de menos estar con la familia y sobre todo con sus primos mayores que ya habían terminado sus estudios, por no hablar de la riquísima comida de la abuela Molly.

Era tradición que durante estas vacaciones se reunieran todos para pasar un día juntos en la Madriguera y; aquel día, el último de estas vacaciones, había empezado como cualquier otra mañana, con risas, gritos, comida y mucha gente repartida por todas las estancias de la casa y sus afueras; había seguido con una tarde en la que había visto enfados y saltos de alegría por parte de los perdedores y ganadores respectivamente de un partido de Quidditch y tenía toda la pinta de convertirse en una noche bastante loca.

Estaban todos sentados alrededor de la enorme mesa que tenían en el patio disfrutando de una gran cena y charlando animadamente; por un lado Rose y Scorpius se burlaban de Albus por sus ganas de volver a Hogwarts porque decía que ya no aguantaba más a James; Lily, Hugo y Bianca intercambiaban ideas y estrategias sobre Quidditch; Alice, Dom y Kate discutían con Serpens, Fred II y Lysander sobre la mejor casa, viva la guerra entre Slytherin y Gryffindor; guerra en la que por supuesto también participaban Harry, Ron, Draco y Blaise mientras Hermione, Ginny, Pansy y Gabrielle decían que eran peores que sus hijos y Luna y Theo se reían de ellos diciendo que si seguían así acabarían durmiendo en el sofá; Molly y Narcissa negaban con la cabeza preguntándose si algún día madurarían; Arthur, Lucius, Cissy y Roxy hablaban de aparatos muggles; George, Lorcan, Frank y Molly nieta repasaban todo lo que iban a necesitar de la tienda para poder hacer bromas durante el próximo año en el colegio; y así todos hasta que llegó la hora del postre y con este una sorpresa.

Mientras todos disfrutaban de un pastel de chocolate y nueces, dos jóvenes se miraban y se tomaban de las manos por debajo de la mesa, dándose apoyo y cariño sin que nadie se percatara de ello, estaban nerviosos y felices pues hacia dos días que se habían enterado de una noticia que los había hecho increíblemente dichosos y querían compartirla con sus familiares pero al mismo tiempo les preocupaba como iban a reaccionar, sobre todo un pelirrojo conocido por ser muy sobre-protector con sus hijas.

Pero a pesar del miedo sabían que había llegado el momento de decirlo, así que con un último apretón de manos y una sonrisa cómplice se giraron hacia su familia y tras un silbido por parte del chico todos se volvieron a mirarlos.

-Familia- empezó Teddy –tenemos algo que deciros, primero yo quiero daros las gracias a todos por todo lo que habéis hecho por mí.

-No tienes nada que agradecer- interrumpió Harry.

-Sí, si tengo padrino, no espera déjame acabar- dijo al ver que iba a interrumpirle otra vez –todos vosotros sois mi familia, me abristeis los brazos y me acogisteis desde el principio. Siempre me habéis hecho sentir uno más con vuestro cariño y os habéis convertido en padres, hermanos, primos, tíos y abuelos para mí cuando lo perdí todo- para este punto Molly y Narcissa lloraban emocionadas mirando al chico que había llegado a sus vidas como bendición para devolverles la alegría.

-Además gracias a vosotros estoy casado con la mujer más maravillosa del mundo, la chica a la que he amado toda mi vida- Victoire le sonrío y recostó la cabeza en su hombro –así que gracias.

-Oh cariño nosotros también tenemos que darte las gracias por llegar a nuestras vidas cuando más te necesitábamos y traernos alegría, orgullo y sobre todo amor- le dijo Daphne