Ayúdame a Ayudarte [Tony Stark y Tú]

Capitulo 15

—¡Vas a tragar polvo, Rogers! —aseguré sin voltear a verle.
—¡Eso quiero verlo! —se oyó detrás mía. Faltaban solo unos metros, podía ver la bandera tan cerca de mí... la victoria sería mia nuevamente, así que solo corrí tan rápido como mis piernas me lo permitieron—. ¿¡A dónde crees que vas!?

Sentí unos brazos rodearme por detrás, reí fuertemente, e intentando liberarme de su agarre comencé a soltar codazos a sus costillas.

—¡Sueltame!, ¡eso es trampa!

Conseguí liberarme de su llave con un rápido movimiento, intentó derribarme, proporcione un golpe, el lo esquivó, y de nuevo golpeé.

—¿Solo vas a esquivar mis ataques? ¡golpea!
—No voy a golpearte, ____ —ríe.
—Pero yo a ti sí —devolví el gesto.

Le brindé a Steve una patada en sus costillas, pero antes de que el golpe impactara, el me detuvo; sujetó mi pierna con fuerza, y ágilmente me hizo caer al suelo. Antes de golpear contra el concreto sujeté a Rogers, ambos caímos, y me reincorporé sobre él con suma velocidad.

—¿Qué tal si lo dejamos en empate? —susurró.
—No lo creo —respondí de igual manera. Aún sobre su complexión, me acerqué significativamente a la comisura de sus labios; sus ojos, los mantiene sutilmente cerrados, esperando que tomara la iniciativa.

Y sí lo hice.

Rápidamente me puse de pié, aplastando su estómago con la planta de mí pié, y corrí hasta tomar la bandera, posicionada a unos pocos centímetros de nosotros.
Me di la vuelta para observar a un Steve enfadado, solté una carcajada al ver como sacudía el polvo de su vestimenta.

—Eres una tramposa, ¿sabes?
—¿Disculpa?  —reí—, hubiera sido una competencia limpia si no me hubieras sujetado por detrás.
—Tienes razón —se acercó, y me obsequio un corto beso en mis labios—, tu ganas —murmuró—, ahora regresemos, Fury debe de estar esperándonos.

Tres meses han pasado ya desde que eliminé por completo a Tony Stark de mi vida, no sé absolutamente nada sobre él, ni siquiera sobre su familia.

Y sí, Steve es mi pareja ahora.

No es como si estuviera con el para llenar el vacío que yo misma causé, sino que... él me hace muy bien, realmente consigo un poco de paz al sentir sus brazos rodearme... creo que al fin y al cabo eso era lo que estaba buscando.

Entrelacé nuestras manos, e ingresamos al cuartel...
Todos estaban allí.

Y no me refiero a simplemente los agentes de Shield; sino a todos los Avengers.

Eso incluye al hombre de hierro, el cual doy por sentado que ha de estar igual o más impactado que el resto, pues Steve y yo manteníamos nuestra relación en privado, al menos solo nuestros compañeros de trabajo estaban al tanto; eso los involucra a Barton y Natasha, pero sabíamos que no mencionarían absolutamente nada.

—Se han tardado una hora en completar un circuito de quince minutos —se adelantó Fury.
—Fue mi culpa —Rogers me defendió—, lamentamos la tardanza.
—Descuida, Capipaleta. Llegan justo a tiempo para recibir a las visitas —Tony y Steve cruzaron miradas, luego el billonario centro su vista en nuestras manos, aún unidas...

Pero jamás volteó a verme.

—¿Por qué nos reunimos? —pregunté, intentando evadir los comentarios de Tony.
—Por un asteroide —alegó el del parche.
—¿Qué?
—Lo que oíste, un asteroide impactará en la tierra en una semana. El objetivo es desviar su trayectoria.
—¿Qué hay de la NASA? hasta donde tengo entendido, ese es su trabajo —me sinceré.
—Ellos no tienen el control de un asteroide de una proporción tan grande.
—Hay que preparar la naves —intervino Steve.
—¿Estás loco? en comparación con un asteroide nuestras naves son del tamaño de una hormiga —revatió Bruce.
—¿Qué hay del traje que Tony diseñó para _____?

Pronto un silencio se apoderó del lugar.

—Lo acabé el mes pasado —carcajeó— le hice algunas modificaciones —me miró—, espero no te moleste.
—En lo absoluto —sonreí con desánimo.
—Bien, Tony y _____; vayan en busca de ese traje. Natasha, Steve; preparen los búnkeres en caso de que sea necesario evacuar la zona. Los demás nos encargaremos de contactar a Rhodes y a todo su equipo.

Luego de escuchar los mandatos de Fury, cada uno partió hacia su objetivo principal.

[...]

El silencio abunda dentro del coche de lujo de Stark, lo único audible es el sonido de los autos al pasar.

—¿Cuánto llevan? —rompió el hielo.
—¿Disculpa?
—Estás disculpada —me miró—, pero eso no responde a mi pregunta.
—Mes y medio —contesté—, y no me estaba disculpando.
—Lástima.
—No te debo nada a ti, menos una disculpa.
—Teniendo en cuenta que me abandonaste a mitad de nuestras vacaciones en una casa en la playa y luego comenzaste una relación amorosa con uno de mis amigos... no~ no me debes para nada una disculpa —acotó con sorna.
—No pienso tocar de nuevo el tema.

Tony frenó el auto de golpe, para mí suerte llevaba el cinturón puesto, de lo contrario mi cabeza hubiera impactado contra el parabrisas.

—¿¡Cuál es tu problema!?
—Necesito que seas sincera —solicitó sin despegar la vista de la carretera—, ¿lo quieres?
—¿Q-qué?
—Estamos hablando de Rogers, querida —chasqueó sus dedos frente a mí, en un intento sarcástico de hacerme reaccionar—, ¿lo quieres?
—¿Crees que estaría en una relación con alguien sin sentir nada? —fruncí el seño.
—Qué, ¿eso no fue lo que hiciste conmigo?
—Suficiente, aquí me bajo —solté, lo suficientemente tarde, pues Tony colocó el seguro para niños, para impedir que me saliera.

Aún así no emitió un sonido, lo cual es raro en Stark, el nunca mantiene su boca cerrada. Pero esta vez... esta vez me dió a entender que literalmente me aplicaría la ley del hielo.

Una vez llegamos a su casa esperé en la sala de estar... todo está exactamente igual que hace tres meses... cuando trabajaba como su secretaria. Estar aquí me causa cierta nostalgia, aunque el no debería saberlo.
Oí unos pasos a lo lejos que hicieron que me despabilara, pronto Tony se apareció en la sala, entregándome un maletín con el traje dentro.

—Gracias —murmuré.
—De nada —soltó para luego abandonar el cuarto—, Jarvis, llévala a casa —demandó.
—Entendido, señor —se oyó en toda la gran mansión, seguido del sonido del motor en la cochera.

Supuse que Tony no se despediría cuando lo ví entrar a su garaje, así que simplemente caminé a la cochera y me subí al auto para regresar a casa.