Capítulo 7

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Bella despertó con los ojos cansados pero con la mirada emocionada, le esperaba otro día en la maravillosa isla de Formentera y con una grandísima compañía como la de Alfred. Se levantó de la cama en poco tiempo, ya que, estaba asándose de calor. Fue hacia el salón y abrió el gran ventanal respirando el olor a mar, a felicidad. Pero, por sus fosas nasales no solo se coló ese hedor, sino que, además, olió a quemado. Abrió los ojos y frunció el ceño, volteó pero del interior de su apartahotel no venía. Escuchó un estruendo del de al lado y supuso que vendría de allí.

Decidió asomarse al ventanal y vio la escena más graciosa que había visualizado nunca. Un Alfred, con pantalones cortos de pijama, sujetando un trapo mientras daba golpes a una tostadora, de la cual salía mucho humo y, además, esquivando un montón de sartenes esparcidas por el suelo.

- Capitán luz, ¿necesitas ayuda? - alzó la voz de manera graciosa.

El joven se volteó recolocándose las gafas y vislumbró, entre la luz, la figura de una Bella en pijama, el pelo despeinado y con una sonrisa enorme adornando su cara. Un vuelco se produjo en su corazón al ver a esa chica feliz. Podría ser por la escenita que estaba mostrando pero, deseaba que fuese por él mismo.

- Lo tengo todo bajo control - le aseguró mientras la tostadora daba un chispetazo y se enfundó en una pequeña llama.

Bella entró corriendo al salón-cocina y desconectó el enchufe de la tostadora.

- Primera regla del Grado Accidentes Domésticos - enumeró con el enchufe en la mano alzada - todo aparato electrónico debe desconectarse para no explosionar - rodó los ojos - acabas de perder 6 créditos de la asignatura, guapo - rió - el año te que viene te toca pagarla doble - canturreó cachondeándose mientras arrebataba el paño de la mano a Alfred.

Lo puso bajo un chorro de agua, le hizo un gesto al chico para que se alejase y lo colocó, rápidamente, encima de la tostadora.

Alfred alucinó, había resulto su problema en menos de un minuto y, encima, con toda la ironía del mundo. El silenció reinó y Bella giró a ver la cara que se le había quedado a Alfred cuando la tostadora saltó y asustó a ambos. La joven apartó el trapo y cogió, con pinzas, una tostada chamuscada.

 - ¿Reinventando la cocina, Chef García? - se la colocó delante del rostro de Alfred, que lucía totalmente colorado - Tranquilo - la dejó en la basura - siempre puedes raspar un poco - rieron ambos a carcajada limpia.

- Eres tú muy alegre por las mañanas, ¿no?- preguntó con voz aún de dormido y subiéndose las gafas, produciendo una gran ternura en Bella.

- Digamos que, tengo agentes externos que producen mi alegría - respondió mirando lo que quedaba de tostadora - anda, vente que te hago el desayuno - ordenó mientras emprendía camino.

Alfred se quedó muy pensativo, en pocas palabras le había dicho que él producía su felicidad, que él era uno de los "agentes externos que producen su alegría". Aún así, volvió rápido al presente para responder a su propuesta.

- ¡Qué rápido llega la segunda cita! - riendo.

Bella frenó en seco produciendo su choque y un escalofrío recorriendo el cuerpo de ambos. Giró y se colocó frente a frente con Alfred para hablar.

- Esta vez, el menú lo elijo yo - y una amplia sonrisa se postró en el rostro de ambos que desayunaron unas tostadas con aguacate, un zumo de naranja natural y un plátano sin quemar, ensuciar ni estropear nada.

El teléfono de Bella comenzó a sonar interrumpiendo el desayuno tan ameno que ambos estaban teniendo.

- Hola, bombón - respondió muy animada

CREMAWhere stories live. Discover now