Capítulo 3

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Quedé helada.

Aún no podía creer que la persona que tenía a Tatiana me había escrito, me había amenazado, y me había advertido que si le decía a alguien de esto, podría matar a Tati, no, no podría, lo haría, la mataría.

Cuando llegue a la sala donde todos estaban, y Anastacia se estaba despertando, le entregue el vaso con agua y dije que iría a mi habitación a descansar. Obviamente no lo haría. No podía.

Seguía debatiéndome mentalmente que debía hacer, nada me aseguraba que era cierto lo que me decía ésta persona, quizá sólo quiere asustarme, quizá, sólo quizá, podía advertir a la policía sin que se entere.

Pero, ¿si era real? ¿Si me estaban espiando y seguían cada uno de mis pasos? No podía arriesgarme, no podía arriesgar la vida de mi mejor amiga.

Como no podía calmarme, ni decidirme, hice lo que menos me aseguraba una solución.

Me dormí.

***

Me desperté de repente totalmente alarmada, alarmada por dos cosa: 1- tuve una pesadilla en la que no encontrábamos a Tatiana, y se estaba muriendo. 2- porque se escuchó un sonido proveniente del primer piso.

Cuando salí de mi habitación, intentando asegurarme a mi misma que podía haber sido mis padres o alguna de las mucamas, recordé que mi madre les había dado la tarde libre, y en la puerta de la habitación de mis padres, había una nota pegada donde decía que había ido hasta la empresa para hablar algo urgente con uno de los gerentes de administración y que estaba sola en mi casa.

Y ahí sí. Me alarmé, me imaginé todo tipo de situación, y en ninguna salía bien.

Lo único que me beneficiaba era el hecho de que tenía un buen estado físico como para salir corriendo lo suficientemente rápido si alguien había entrado a la casa, pero demás, nada jugaba a mi favor.

Baje las escaleras despacio, y sigilosamente para no causar ningún tipo de ruido, por si acaso. Además, en todas las películas que veía, cuando alguien entraba en la casa de alguien, el más mínimo ruido causaba que el asesino/ladrón/intruso descubriera que había alguien, y lo matara. Así que tragué fuerte, y con mucho miedo, llegué al final de las escaleras.

Antes de adentrarme en la sala eche un vistazo a lo lejos por si llegaba a ver a alguien, al ver que estaba vacía continué mi camino por la sala, uno de los baños, y al entrar a la cocina, algo cayó detrás de mi.

Pegue un salto del susto y dude en si darme vuelta o no, y terminé haciéndolo. Miré hacia todos lados y no había nadie, pero una de las lámparas había caído al suelo rompiéndose en pedazos. Fui hasta dónde se encontraba la lámpara ahora rota y cuando me levanté, por uno de los espejos que estaba en la pared en el sector del living vi algo. O no. A alguien.

Y me alarmé.

No supe si levantarme y correr, si quedarme quieta, si aventarle la lámpara rota en la cabeza, o hacerme la muerta.

Entonces pasó. El hombre comenzó a correr hacia mi, y se activó una alarma en mi cabeza la cual hizo que me levantara y saliera corriendo.

En ese mismísimo momento me lamenté de que mi casa fuera tan grande, porque lo que fueron un par de minutos me parecieron una eternidad.

Evite subir las escaleras porque posiblemente tropezaba y caía de cara, tampoco quise voltear a ver qué tan cerca estaba el hombre de mí porque podría no salir bien. Así que me adentré al cuarto de lavandería, y me encerré ahí. Nunca había entrado, y ahora entiendo porque, es horrible. Pero en este momento no es lo que más importa ya que posiblemente pueda morir.

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