26 - A kiss as an apology

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Incluso a través de tres capas de mantas, Wei WuXian sabía que había oído a Lan WangJi llamándole suplicante. Lo sabía, pero no le apetecía salir de debajo de su suave escondite, encontrarse con sus ojos apenados y sentir la indiscutible urgencia de perdonarle como si no hubiera pasado nada. Sabía que si lo miraba, cedería, aquello era más que inevitable. Por eso trató de posponer el momento como un niño pequeño. Tampoco pudo hacer demasiado, además de envolverse sobre sí mismo creando una bola de mantas. Era un ovillo en la cama, un bulto de aspecto extraño que por dentro se mordía los labios y maldecía su propia debilidad en tres idiomas distintos: chino, inglés y danés.

Ojalá se hubiese apuntado a aquel cursillo de coreano. Así podría hacerlo en cuatro.

-Wei Ying... -la voz le llegó embotada debido a los materiales que los separaban. Probablemente que Lan Zhan hablase en voz baja tampoco resultase de gran ayuda. Si era una táctica rastrera para hacerle salir de su escondite o ahí hablaba más bien el arrepentimiento, eso lo ignoraba-, lo siento. -Musitó-. Lo siento, lo que dije fue cruel.

Una mano se posó en el lugar en el que, supuestamente, estaría su cabeza. Era gentil. Y en la voz se le notaba que estaba arrepentido. Sin embargo, Wei Ying se resistió a dejar escapar algo más que un gruñido.

-Nunca quise hacerte daño.

Lo sabía, de verdad que lo sabía. Lan WangJi solo había dicho lo que creyó que era correcto. Y, de hecho y para no variar, tenía razón. Se estaba comportando como un crío. Eso también lo sabía, pero no quería admitirlo.

Tranquilamente pudieron haberse pasado así cinco minutos, con el de letras esperando paciente sentado en la cama y el de ciencias en mitad de una rabieta mitad infantil y mitad justificada. Al final Wei WuXian acabó por ceder, pero eso quizá fue porque necesitaba aire y porque se estaba muriendo de calor. Nada más sacar la cabeza, sus ojos se encontraron con los de su novio. En su semblante indiferente había un obvio pesar.

-¿Qué esperas que diga, Lan Zhan? -Cuestionó con cierta dureza obligada mientras se incorporaba-. ¿Esperas que diga que no pasa nada así, sin más, por tu cara bonita? -Su novio retiró la mirada con tristeza, frunciendo levemente los labios. Solo eso, ese único gesto, bastó para que todas las defensas de Wei Ying cayesen por tierra de una patada. Lan WangJi era, después de todo, su gran debilidad. Un grito frustrado dejó su garganta, justo antes de que le pasase los brazos por el cuello y lo arrastrase con él de nuevo sobre el colchón-. ¡No puedo! ¡Te juro que no puedo, que lo he intentado y no puedo! ¡No es justo! ¡Soy incapaz de estar enfadado contigo, no vale!

-Tienes razones para estarlo.

La voz del otro chico no fue más que un murmullo. Su aceptación quedó ahogada entre las capas y capas de mechones de pelo, que ya no sabían cuál pertenecía a quién ni quién a cuál. Le devolvió el abrazo, eso sí, con una fuerza nacida del nudo que le atenazaba la garganta. Wei WuXian notó como los labios ajenos depositaban un tierno beso en su hombro en el que plasmaba todo el arrepentimiento que sentía por —quizá— haberle hecho daño con sus palabras.

-Ya sé que las tengo. Pero no puedo, simplemente no puedo. Debería odiarte por esto, ¿sabes? Pero como tengo un corazón infinitamente compasivo, me contendré. Y también porque te quiero más que a nada en este maldito mundo, pero eso es otra historia. Eso sí -durante un segundo, buscó apartarse y mirarle a los ojos. Los de Lan Zhan seguían teniendo una mirada de cachorrito apaleado-, te perdono con una condición.

-¿Cuál?

-Quiero que me lleves a cenar a ese restaurante hindú en el que picaba hasta el agua. El del centro.

La seriedad y el estoicismo volvieron al rostro del menor de los Lan. En un visto y no visto, la pena le transformó se nuevo en una estatua de jade. Solo unos pocos expertos podrían ver el verdadero alivio en sus ojos. En aquel momento, Wei Ying fue uno de ellos.

-Hecho.

Kissing [WangXian] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora