Esperanza

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Su primer hijo había sido el fruto de aquella incestuosa, pero consiente relación, el cual sufrió el rechazó de aquel ser amado que nunca podría dar la espalda.

Ella no estaba bien, sentía la locura abrirse paso, carcomiendo de a poco todo su ser, no podía estar con él, solo hacia que se torturasen mutuamente. Tampoco quería estar con Él, pero lo amaba, lo necesitaba.

Se enteró del embarazo de la otra mujer y de la recién nacida bebé por pura casualidad, más bien, KarlHeinz se lo había comentado, se veía muy feliz. Hablaba de lo feliz que estaba al saber que tendría un hijo más aparté de su primera niña, con seguridad afirmaba que sería otra niña. Eso parece le alegraba.

La visito sin falta durante dos meses, solo para hablar de como avanzaba el embarazo y hablándole de los primeros momento de la otra bebé, comentando que las niñas se llevarían dos años de diferencia. Luego, el tercer mes las visitas disminuyeron, más no cesaron.

En los días en los que él no la visitaba ella solía pensar... Pensar en su hijo y en su esposo. También pensaba en las otras dos esposas, tal aparece que Cordelia se había suavizado y que Beatrix se retiró para estar en paz durante su embarazo, ahí fue cuando lo pensó.

Puso su mano en su vientre, vacío, no albergaba alguna criatura, pero la nostalgia la invadió en el momento... Acaso ¿Lo deseaba? No podía ser, ella fue ensuciada una vez, pero sería lindo... Una criatura que no sea como él, que sea como ella.

Solo como ella.

§§§

Tomo su tiempo para pensarlo, hasta que la hija de Beatrix naciera, ese fue el tiempo que se tardó en darse cuenta.

Lo deseaba, lo necesitaba. No supo como, pero ya estaban en pleno acto, él se mantenía sobre ella, ambos entregándose el uno al otro, y entonces lo vio. Podía percibir una sonrisa de parte del él.

¿Le alegraba el tener otro hijo?

¿Con ella?

Se aferró a los hombros de KarlHeinz mientras cerraba los ojos y la imaginaba, una linda albina de ojos rojos que la miraba sonriente llamándola mamá.

Despertó sola, cosas que extrañamente, no le molestaba... Toco su vientre aún cubierto por las cobijas que la abrigaban del frío, podía sentirlo. Podía sentirla.

§§§

Semanas después de aquello, ya se encontraba consciente de su embarazo. Su hijo fue a visitarla, se le notaba algo nervioso, bastante, para ser más específicos.

— Madre — se notaba que el articular aquellas palabras le costaba. —

— Acércate —

— ... — este obedeció y se sentó junto a ella. —

— ¿Puedes sentirlo? — sujeto la mano del albino y la coloco sobre su vientre. — Es una niña —

— Yo... — supuso que su madre lo estaba confundiendo, otra vez, y suspiró queriendo disfrutar los momentos de cordura de la mujer. — Si, la siento —

— Es tu hermanita — aquello sorprendió al joven vampiro. — Tendrás una hermanita, Subaru —

La mujer sonrió ante su hijo, reconociéndolo como tal. El albino tardó en creerlo, eso lo hacía feliz, su madre lo reconoció.

— Seguro será hermosa — menciono el menor. —

— ¿La protegerás? — la albina sonreía mientras acariciaba su vientre. —

— Por ti, lo haré —

§§§

El día del parto llegó, más, no recordó haber sentido dolor alguno, sino más bien ser despertada por un llanto y luego sentir como un pequeño bulto se acomodaba entre sus brazos.

La hija de Christa SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora