15 SEGUNDOS

Capítulo tres: "No te dejarémos solo"

Dedicado a

° ° °

Quién lo iba a pensar; todo cambiaría. Ayer, lo único que pensaba era en las cosas que iba hacer con mis amigos en vacaciones. O los lugares a los que llevaría a Marianne para que conociera. Ir al lago, o ir a algún lugar en el bosque a perdernos con tiendas de acampar (irónico ya que estoy perdido en el bosque ahora mismo, excepto porque un psicópata me persigue ).

Es interesante cómo te imaginas toda tu vida pasar; tus anécdotas, estupideces, alegrías y desgracias. Es como una intervención al sufrimiento antes de morir, como un tipo de anestesia que trata de que olvides lo terrible que está pasando a tu alrededor y también como un tipo de advertencia de que voy a morir.

Pero eso solo es un interruptor de mi instinto de supervivencia. De la adrenalina pura que hablan todos. En el que no hay límites y que vale todo, absolutamente todo para poder sobrevivir. 》Hoy no voy a morir《

—¿QUÉ QUIERES?—literalmente, no veo absolutamente nada. Es como si estuviera en un maldito juego macabro de las películas.

Me levanto rápidamente del suelo. Por instinto separo y flexiono un poco las rodillas. Mis brazos están en posición de ataque; cualquier cosa que me tocara, lo golpearía con todas mis fuerzas. —¿¡QUE DEMONIOS QUIERES DE MI? —empiezo a respirar rápidamente,  como si me estuviera hiperventilando. Pero la rabia me hace perder el control. 

Todas las emociones oscuras que iba cargando desde la mañana se acumularon y explotaron; teniendo un lapso nervioso. —¿QUÉ HIZO ELLA? ¿EH? ¿QUÉ DEMONIOS TE HA HECHO ELLA? —Estoy en un bosque. Sólo, a punto de morir en medio de la nada. Por más que grite, nadie me escucharía.

Y el llanto no tardaba en llegar. ¡Demonios!, ayer pensaba que iba tener las mejores vacaciones de mi vida...y mírenme ahora, sólo, sin saber dónde está Marianne; a punto de morir.

Escucho el tono de llamada de mi celular sonar. No sonaba lejos. La pequeña luz de esperanza se extendió y la adrenalina vuelve.

Busco el sonido de mi celular por todas partes y luego de varios segundos veo una luz a un metro de donde estaba yo. Corro lo más rápido posible y levanto mi celular. Reviso la pantalla

《《《   NÚMERO DESCONOCIDO 》》

Dudo en contestar. Al fin voy a hablar con el secuestrador.  Mi mano empieza a temblar, pero sin duda deslizo mi dedo sobre la pantalla;

》》》》Contestar

—¿Hola?

—.....

—¿Qué quieres? Ya estoy aquí. ¿Dónde está Marianne?

Lo único que se escucha es la respiración.

—¿Estás ahí? ¿Quién es?

Cuelga.

—¡Carajo! —maldigo entre dientes. Al instante, escucho unos crujidos que se acercaban muy rápido. Mi corazón empieza a latir rápidamente y enciendo la linterna de mi celular. Para mi suerte la batería estaba en setenta por ciento.

Giro a todo a mi alrededor pero lo único que veía eran árboles. No veía ninguna señal de nadie. Pero los crujidos que ahora se escuchan como pasos rápidos se aproximaban.
Empiezo a correr. Está vez apretaba muy fuerte los dedos para sostener bien el celular. No iba a morir, hoy no.