First Day
Creo que el hecho de trabajar en una pizzeria es todo menos mal.
¡Vamos! ¿Quien no quiere ese trabajo? Estas todo el día en contacto con la pizza y puedes comer un poco cuando nadie te ve. Ademas no es una tare para nada pesada, solo debes calentarla o ponerlos en una caja, pero si tienes el mismo cargo que yo, solo debes repartidlas. Y eso es lo mas divertido, por que con la prisa puedes ir bien rápido en la moto, sin sentir culpa, por que todo sea por e cliente ¿No?
Pero eso no resta la presión del primer día, en especial cuando tienes compañeros bien guapos a los que no dejas de ver y ellos no despegan los ojos de ti. Dios, y esto mismo me viene a pasar a mi.
Entre ese mismo día con una gran sonrisa en el rostro, no sin antes estacionar mi cuidada moto en el porta bicis de la entrada y sentí que una gran oleada de euforia, acompañada con el olor a la masa recién salida del horno. Respire y camino con seguridad hasta la caja.
-Hola, soy Brooklyn, la nueva repartidora, ayer me dijeron que empezaba a esta hora- le digo al hombre de la caja. Era alto, media como 1,85 y tenia un muy sedoso cabello morocho, corto, algo corto, con el flequillo para un costado.
-Oh, claro, soy Mark, uno de los meseros, pero creo que tu…-me mira y señala con el dedo- tu debes hablar con Joe, ya mismo lo llamo para que te de instrucciones de como empezar todo esto.
-Perfecto.
Él dio media vuelta y se fue en busca del tal Joe. Mientras, yo me quede parada, pensado en miles de cosas distintas al mismo tiempo, escuchando los ruidos de la cocina, las quejas del “cheff”, el sonido de la campanilla tras una nueva orden y el murmullo de mas de veinticinco personas en espera de su esperada pizza.
Me mire la ropa y alise la remera blanca que llevaba. También me fije en mis zapatos y en el orden de mis decenas de pulseras, volví a atarme el cabello en una cola sencilla.
-Así que esta es nuestra nueva recluta ¿Eh? Hice bien en delegar esa tarea ¿Quien te contrato?
Un hombre con unos 45 años aproximados, se acerca a mi desde la cocina. Ese, seguramente, era Joe.
-Oh, una tal Rydel.
-Jo, ¿esa niña? Siempre me consigue a los mejores, ¿Conoces a su hermano? No puedo pedir nada mas con él.
-No, solo lo conosco a usted y a…-señalo a Mark, que esta atendiendo a unas personas, varias mesas a la izquierda.
-¿Mark? Es un gran chico… Y dime ¿Cual es tu nombre?
-Brookyn, pero prefiero que me digan Brook.
-Genial, y así sera. Ahora déjame explicarte lo que harás de ahora hasta el día que te despida- lo mire algo alarmada y el sonrió- Bromeo.
Puedo decir que todas mis entregas fueron un éxito o aceptar que en varias casi me pierdo, pero prefiero ser positiva y verle el lado bueno. Ya que ahora tengo un trabajo.
Volví a la pizzeria para ver que tendría que hacer al otro día y me encontré con un lió dentro. Un chico rubio se movía frenéticamente, de un lado a otro del salón. Sostenía una bandejas, platos y trapos, todo al mismo tiempo de un forma muy rara pero exitosa. Iba susurrando cosas, mientras una chica rubia del todo familiar charlaba con Mark.
Entre y hice oír la campanilla de la puerta detrás de mi. todos pararon en seco lo que estaban hacienda y se volvieron a verme, hasta el chico, que al hacer eso, puso en peligro el cuidadoso equilibrio de los platos que sostenía. Suspiro y me miro.
-Hola –dije, algo incomoda.-¿Y Joe? Debo hablar con él.
-¿Tu eres…?
-¡Valla Riker! Si te dije que la contrate yo, es la nueva repartidora.-Esa, debía ser Rydel
-¡Oh! Yo soy Riker.
-Lo note, quiero decir, ella lo acaba de decir hace unos segundos.
Él rió por lo bajo.
-Tienes razón, fue un error mio.
Dio un paso hacia delante y los platos volvieron a balancearse, así que fui hacia él y tome algunos de su pila.
-Yo soy Brook.