Él

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Los sonidos de las skill activándose llegaron a mis oídos al pasar cerca del gran salón de entrenamiento, que a estas horas del día se encontraba vacío, los casi imperceptibles quejidos que le seguían llamaron mi atención, ingresando y reconociendo a quien se encontraba ahí entrenando...

Él no había notado mi presencia, con el paso de los años en este mundo, había perfeccionado mi habilidad para pasar inadvertida, por más que incluso él fuese el espadachín principal y su fuerza y habilidad fueran difíciles de superar... Su entrenamiento era rutina, el tiempo de paz luego de encontrar en el Territorio Oscuro al asesino que por varias semanas nos había tenido preocupados, no era excusa para que él descansara más de lo estrictamente necesario; y por supuesto que ese era motivo más que suficiente para tratar de frenarlo cada vez que sentía que se excedía en sus obligaciones...

Con la mente recordándome a cada instante que debo cuidar de ese chico, me quedé observándolo; ya no era sólo un chico, el tiempo aquí lo había madurado y en cada mirada lograba hacer que me gustara un poco más... Para nadie era un secreto lo mucho que lo amaba... 

El ritmo de su entrenamiento aumentaba con el paso de los minutos, evidenciándolo en el sudor que comenzó a inundar su frente y humedecer su pelo, cayendo a través de gotas pequeñas que seguían el camino por su mandíbula recta, su cuello y fuertes hombros, para terminar perdiéndose por su pecho, mojando en el proceso su camiseta negra; mi vista siguió una a una las gotas saladas que lo recorrían, logrando que pronto la ropa húmeda se pegase a su cuerpo como segunda piel, marcando sus pectorales y en su espalda el dibujo marcado de cada músculo en ella... Mientras más miraba, más me perdía en su esbelto pero definido cuerpo, sonrojándome ante el descaro de mí actuar, devorando con la vista cada espacio del espadachín de cabello tan negro como la noche sin estrellas, de magnéticos ojos acerados que brillaban cual si el firmamento se reflejara en ellos, su pelo desordenado llamándome a hundir mis manos en él...

Me quedé en silencio disfrutando la vista de la que era privilegiada, como espectadora, la sonrisa que se había formado en mi rostro desde que lo vi, seguía como si el solo hecho de mirarlo en la poca distancia, me hiciera feliz... y mi corazón me lo ratifica palpitando ansioso, buscando la manera de arrancar de mi pecho para fundirse entre los brazos posesivos del hombre dueño de mis sueños, volviéndome víctima de su encanto, de su sonrisa blanca y expectante, de sus grandes manos cuando surcan mis rincones, o simplemente me aferran a él por las noches frías, buscando en mi cuerpo abrigo, hundiendo su nariz entre mis cabellos, al encuentro de su refugio, cual si el niño que dejó de ser a mi lado saliera explorando el aroma que lo mece en arrullos para hacerlo dormir; y como si fuese su antítesis, el hombre fuerte y tenaz que ruge pidiendo más de mí... todo de mí... intenso y dominante de lo que siente suyo; y así lo es, soy suya, amándolo en arrebato de placer y en ternura como su compañía, en silencio intercambiando miradas deseosas de escapar de todo, así como también hombro a hombro cuidando de este mundo...

Muerdo mi labio inconscientemente; ha dejado su espada, retirando de manera pausada su camiseta mojada, mostrando su torso desnudo y rociado en sudor, su aroma viaja hasta a mí como si fuera una droga que me llamara a inhalarla, cerrando mis ojos buscando que mis sentidos se concentraran sólo en la salada fragancia que de manera ávida quería llenar mis pulmones, ahogando el deseo implícito que me ha tenido en un trance dulce y silencioso, alimentando mi mirada fija y atenta de cada uno de sus movimientos, dejándome viajar por los recuerdos que llenan mi alma de él...

-Deberías entrenar aquí conmigo – su voz ronca con rastros de cansancio, me obliga a abrir mis ojos de golpe y sintiéndome sorprendida en el acto que cometía

-K- Kirito kun... ¿desde qué momento sabes que estoy aquí? – mi voz nerviosa lo hizo voltear en mi dirección, regalándome una hermosa sonrisa coqueta mientras movía su ceja en alto

-Desde que ingresaste... puedes esconderte de todos aquí... pero no de mí – dibujó una mueca en su boca como un gesto triunfador

-Baka... debiste decirme – mis mejillas se colorearon, pero la confianza y complicidad al estar juntos hicieron del ambiente un divertido e íntimo momento, contagiándome con su humor

-Me gusta cuando te siento cerca... aunque no me hables... - ladeo un poco su cabeza, rascando con una mano su nuca

Como si de un magnetismo se tratara, cortamos la distancia al tiempo, caminando hasta el otro en busca de un punto medio, cual si pactáramos un acuerdo tácito, sobraban las palabras cuando nuestras miradas se conectaban, mas si intentábamos hablar, no habían expresiones suficientes para describir lo que el uno significaba para el otro, anidando en nuestros corazones las ansias por al fin cortar la eterna distancia con el choque de nuestras respiraciones, como si fuera la promesa de un beso...

La caricia de nuestros labios llegó anhelada, entreabriendo mi boca para permitir el abrazo de su lengua a la mía, enredando entre mis dedos la humedad de su pelo, siendo sostenida por mi cintura en un apretón lleno de ímpetu contra él, cubriéndome del líquido salado que había desprendido al entrenar, en el mismo momento en que sentía el calor de su piel expuesta, advirtiendo lo tortuoso de encontrarme aun vestida, provocando el sonrojo de mis mejillas al finalizar el beso, que nos seguía conectando en un hilo de saliva y nuestras respiraciones agitadas...

-¿Quieres que salgamos de aquí? – preguntó con el rubor cubriendo por completo su cara, sin sostener su mirada pero tampoco había rastros de dudas en sus palabras.

-Sabes que mi respuesta siempre será la misma... iré contigo donde me quieras llevar... te amo Kirito Kun – su rostro se iluminó, sonriéndome con sus ojos...

-También te amo Asuna... hasta ahora y para siempre... - ante lo dicho se posó en mi pecho el cálido sentimiento de ya haber escuchado esa oración, sintiendo cual si hubiese sido en otra vida... ambos lo sabíamos, compartíamos una conexión que no necesitaba mediar palabras, flotaba en el aire al intercambiar miradas, navegando los inmensos mares oscuros de sus ojos y él los atardeceres de los míos...

-¿Entonces...? ¿Nos vamos? – su voz abandono su garganta en un tono seguro, gutural e hipnótico, impidiéndome pensar si quiera la posibilidad de dar un no como respuesta; asintiendo con un leve movimiento de mi cabeza a su invitación...

Abandonando el gran salón tomada de su mano, dejando que una vez más me guiara, como lo ha hecho tantas veces, como lo seguirá haciendo toda la vida, si así nos lo permiten; y ahí caminando junto a él, mirando fijamente sus dedos entrelazados a los míos, sentí que era mi turno de dar gracias... a quien sea... sólo gracias...


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Ufff... esto salió en unos pocos minutos y debía subirlo xD... Siento que es casi una contraparte de mi primer fic "Ella...", casi tan corto como ese, pero lleno de cariño y ganas de escribir de ellos cada cosa que la musa me exige!! 

Esto es un pequeño aporte, drabble que me hizo agua la boca en cada línea por lo menos a mí xD... moría por mostrártelo hermanita jajajaja, porque sé como adoras a Kiri!! y en un principio pensé en hacerlo parte de otro fic o quizás de alguno que ya tuviese, pero NO, esto merece para mí ir solito solito jajajaja... y obviamente esta especialmente pensado en ti @SakuraZala 

Como siempre gracias a quien quiera y pueda leer este pequeño trozo que mi mente me ha puesto en las manos al escribir... Nos leemos ;)

...Sólo Él...Where stories live. Discover now