En el corazón del tiempo,
se mueve el destino,
en cada latido y eco,
crea caminos serpentinos.
Encuentros y encrucijadas,
y caminos encontrados,
cada cuanto se hayan,
en ayeres pasados.
Tiempo devorador,
marchitas y corroes,
cada árbol, cada flor,
con tus fieros goznes.
Tiempo, amo de la muerte,
en tus manos está la vida,
como el fuego al hereje,
cuando quieres la quitas .