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La madre de Chasey sonrió irónica viendo a sus hijos mayores sentados en el sofá muy quietos con la cabeza gacha impidiendo cruzar un mirada perturbadora, las manos estaban apoyadas en sus trabajados muslos murmurando millones de barbaridades entre cada uno. Liam veía con su vista periférica como el ambiente se volvía tan tenso e inquietante.
La escena era idéntica a un anime de school life donde una mujer en la cuarentena podía verse alrededor de su complexión unas grandes flamas rojas y negras debido a su terrible molestia.
—Prometo que será el último —sus palabras salieron roncas con una pizca de arrepentimiento. Chasey lo fulminó con la mirada baja, ella sabía concretamente su mentira charlatana.
—¡Mírenme! —alzó el volumen que lo logró con solo mencionar el mandato. Era visible, un enojo embaucador, pero cambió al verlos los veía triste y realmente arrepentidos— Chasey muchas gracias por darle un stop a Coren eres la hermana que le hace falta.
Coren miró serio a su lado, mientras veía la cara ganadora de la fémina.
—Coren yo no maltrato a nadie y mucho menos los castigo —Liam abre una caja de jugo esperando la respuesta, tan tranquilo y anexo en los problemas— Pero me has decepcionado, creo que lo mejor será —tomó una pesada pausa, el pequeño aprovechó la situación para darle un buen sorbo a su bebida— expulsarte de tus clases de rock.
—¡¿Cómo?! —se exaltó tanto que a su pequeño e indefenso hermano se le cayó el jugo chorreando un poco el piso, suerte de su madre que no fue capaz de notarlo debido a su estado enfurecido— Pero... Pero... Si el rock es vida, es mi fuente de energía potable, es mi pulmón izquierdo como me vas a quitar algo tan preciado para mí. El rock ¿a quién no le gusta el rock?
—A mí —intervino Chasey con la mano hacia arriba, ya permanecía en una posición normal mirando como su hermano se retorcía de dolor.
—No hablé contigo Chasey —dijo Coren enfadado— Mami, te lo prometo. Iré todos los días a recoger a Liam, limpiaré todos los fines de semana, te ayudaré en el trabajo como camarero, voy a bañar todos los domingos a Pluto y Sebastian, cuidaré a mi hermana y la vigilare para que no tenga ningún novio a escondidas.
—Coren no me interesa tener novios ¿lo sabes?
—Tu callate Chasey no te metas —farfulló. El pequeño Liam se aburrió enteramente mientras que su madre le faltaba muy poco para explotar.
Por un momento hubo un terrible silencio, su mamá suspiró pesadamente y ahí fue cuando se escuchó el tic tac del reloj colgado en la pared sonaba cada cierto tiempo pero era bastante doloroso seguir sin contestar. Chasey permaneció callada Liam viendo el panorama tan turbio decidió irse al cuarto dando los pasos más silenciosos que había dado en su corta vida, Coren podía sentir como el corazón bombeaba muy seguido y estaba seguro que nada bueno le pasará por la mente a su cansada madre.
—Quedas expulsado hasta nuevo aviso —culminó serena aguantando las ganas de darle un buen puñetazo, cosa que no hacía en años. Coren de pronto balbuceó algunas palabras que no fueron escuchadas debido a los pasos decididos de madre alejándose muy rápido a la cocina.
Y ahí fue cuando todo culminó, Coren le había fulminado grandemente con la mirada, sus ojos mostraban un terrible enfado, enfado que no se quitaría por un buen tiempo hasta reconciliarse nuevamente con Chasey. El de mediana edad correteo por las escaleras ajetreado mientras que su hermana lo seguía detrás.
Las mayorías de las discusiones siempre eran de él, su hermana estaba cansada de decirle que esas amistades que escogían nunca habían sido las adecuadas, Federick, Charles y Stuart, ellos tres se criaron en lugares atestados de vándalos y portaban armas de fuegos, ya que tenían los permisos autorizados por el estado, aunque la única verdad que portaba su madre siempre fue una sola. Cuando veía a su hijo irse con ellos supo desde ese instantes que serían un mala influencia, no supo testificarle sobre alejarse de ellos sino que ella no tenía el derecho de elegir a sus amistades y no, ella no estaba enfurecida por haber fumado sólo había sido una excusa para que Coren recapacitara sobre sus amigos, que ellos estaban en muy malos pasos y pronto lo inculparían, amenazarían o cualquier otra cosa que podrían meterlo.
A veces la mente de una madre podría ser muy paranoica, pero en el 99% de los casos nunca fallaban y su preciado hijo necesitaba un escarmiento.
Chasey entró sigilosamente hacia el cuarto, vio como Liam jugaba con su playstation concentrado comiendo papas fritas, en la cama descansaba el muy enfadado Coren con unos enormes audífonos fundiendo así una llamarada de música que solo le gustaba a él, bueno, a muchos incluyendo a su hermana aunque preferiría mejor el metal y el pop. Parecía muy concentrado que no quiso hablar del tema, otro día se entenderán mejor.
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La mañana comenzó y junto a ella la llamada de su madre desde el primer piso, llamaba muy temprano siendo las cinco. Ambos bostezaron sin poder creer lo que sucedía, Liam aún dormido plácidamente debido a todos los partidos que había jugado, al contrario Chasey y Coren fueron muy rápido por las escaleras. Lo primero que vieron fueron unas maletas y a su madre recorriendo toda la sala como gallina en corral, despeinada.
—¿Donde está el peine joder? ¿Donde está mi peine? —preguntó alterada.
—Mamá ¿sucedió algo? —preguntó Coren.
—Nos vamos a Disneyland, preparen sus maletas ¡apurense! —cerró las únicas maletas mientras encontraba el peine que permanecía escondido abajo del bolso beige, peinó su canoso cabello— ¡Pero joder no se queden pasmados!
—¿Te ganaste la lotería o qué?
—La jefa, me dijo que fuéramos a trabajar en su cafetería en Disney dijo que le echáramos una mano mañana, así que tendremos que irnos para no perder tiempo.—Chasey tu eres la que más te demoras... —Coren abrió los ojos desmesuradamente cuando no encontró en el perímetro a su hermana. Sonrió al acordarse de las ganas que tenía en ir a ese parque, había desaparecido sin dejar rastro.
Lo primero que escuchó al subir las escaleras fue el escabullo rápido de prendas adentro, luego el inquietante ruido al cerrarlas junto al ziper. Coren sonrió grandemente al ver a sus dos hermanos haciendo sus trabajos individuales ambos tenían los sentidos encendidos y no dudaron una y mil veces en seguir. Chasey luego se ducharia, después Liam Y por último el más lento de todos.
—Coren no hace falta que te depiles a última hora —opinó Chasey.
—El parece más el chico mono salido de las cavernas —rió Liam acomodando las agujetas.
—Si veo que se demoran me voy a ir sola —habia dejado todos los bultos adentro del carro.
—¡No! —dijeron al unísono. Liam fue saliendo de la casa a entrar en el auto. Las motonetas junto a los lazos adornaban el cabello.
—¡Chasey, Coren!
Los tres fueron al auto no sin antes cerrar la puerta principal, puerta ni casa que no iban a ver por tres días.
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Es muy tarde y merezco descansar, el próximo capítulo será el principio oficial de la historia donde se girará la trama.D
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「 Intercambio de Princesas 」
Ngẫu nhiênCasey y Chasey son gemelas, ambas viven acorde con sus clases sociales. Una nació acompañada entre lujos y ropa de Chanel mientras que la otra arduamente tuvo que verse en la necesidad de trabajar y al mismo tiempo estudiar su tan preciada carrera...