Capítulo I "Timoteo"

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Era 1998,Timoteo, un hombre de 48 años caminaba por la madrugada de la ciudad de Londres. Este sujeto alto y sin musculatura se dirigía con su maletín hacia la gran universidad donde daba clases de literatura. Nunca le interesó enseñar, pero era la única opción que tenía de sobrevivir en un mundo tan inculto. Al entrar se dirige directamente a la sala de profesores, donde solo se encontraba el de Historia. Era un hombre robusto y alto, podría intimidar hasta a los más valientes. Timoteo, nunca se consideró colega de este hombre, pero si solían hablar.
-¿Qué haces aquí?. Le pregunto el robusto hombre a Timoteo.
-Trabajar como un esclavo, ¿y tú?. Respondió con un tono sarcástico y burlón.
El profesor de historia lo mira con una cara sería.
-Hoy no hay trabajo. Aclaró sin demasiado interés.
-¿En que clase de sistema educativo vivimos?. Preguntó indignado Timoteo.
- Quizás en uno adaptado a la nueva ignorancia y vagancia de los jóvenes.
- Eso nos da a entender, querido amigo, que estamos ya viejos y que por más que lo intentemos cambiar nuestras mentes seguirán en el pasado.
-Timoteo, por primera vez puedo coincidir con tus palabras.
- Es un honor. Respondió el hombre de literatura burlándose del entorno incómodo que se acababa de formar sin mucho esfuerzo.
Ambos de sentaron a conversar de cosas pasadas, cosas que podrían aburrir a cualquier individuo.Pero, que entretenían a dos hombre de más de cuarenta años.
Timoteo se preguntaba constantemente como pudo terminar de este modo, aburrido, cuarentón y trabajando en algo que no le gustaba.
-Habeses. Prosiguió Timoteo para romper el hielo. Pienso en dejarlo todo y vivir una vida que de verdad me guste.
-Lo mismo digo, pero, que quieres que deje si yo no tengo nada. Respondió un poco amargado el de historia.
Esa última frase hizo pensar a nuestro protagonista. Tenía razón su compañero, muchos solo vivimos sin saber por qué. Pasaron semanas y semanas Timoteo, no volvió a ver a su compañero. No le importaba mucho ya que siempre solía hacer lo mismo.
Hablando más del profesor de literatura, él proviene de una familia tacaña pero trabajadora, ni tan buena ni tan mala. Su padre vive en el campo, nunca lo visita, y eso hace enojar a su ya viejo progenitor. Timoteo Eduardo fue llamado el literario y ese nombre fue una maldición que lo acompañó desde pequeño.
Ya aclarado eso, volvamos a la historia.
Timoteo Eduardo se dirige a su pequeño pero acogedor departamento. Dejo en su mesa de luz su portafolios y su sombrero. Tenía en mente tomar un café y cocinar sus típicos fideos con salsa. Él, no tenía idea de preparar platillos que valiecen la pena. Por esa razón, comía siempre fideos. Al entrar a su cocina se queda atónito por encontrar un cuchillo ensangrentado.
-¡Sal de ahí cobarde!. Gritó para asegurarse de que la casa estaba vacía.
Timoteo se sentó en dirección al arma, comenzó a pensar que alguien lo quería amenazar de algún modo.
Agarró el cuchillo y lo llevó a la policía. Días más tarde descubrieron que la sangre provenía de su compañero, el profesor de historia, encontrando su cadáver en un descampado fuera de la ciudad.

¿Un Hombre Normal?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora