Sé las intenciones escondidas tras tu pregunta. Murmuraba, justo después de haber realizado mi interrogante.
¿cómo has dicho?.- lo que oiste, sé que mataste a Mike y a Sthephanie y ahora planeas acabar conmigo. Pero no lo lograrás. tras decir eso, comenzó a correr y con eso la persecución dio inicio.
Necesitaba respuestas que otros no podían darme. Mientras intentaba alcanzarlo los recuerdos de nuestra infancia circulaban por mi mente, como si la historia de nuestras vidas estuviera siendo revivida. Una vez más.
En nuestra infancia como en la época actual aquel chico ya hombre era muy rápido y no era tan fácil alcanzarlo. Pero al final y casi agonizando logré hacerlo. De pronto, cuando pasó, mis ojos se tornaron nubes, perdí el control de mi cuerpo,el movimiento, ya no era yo. Pero aún podía ver, caí en el mar de la realidad y me levanté en este lugar que desde pequeño llamo habitación.
Allí estaba, adolorido y sin saber el motivo el motivo. El fenómeno ocurrió de una manera tan fugaz, de una manera tan inefable, o al menos así lo sentí yo...
Al levantarme, fui a ver el diario, ya no era víctima de la caja boba, tampoco de mis sueños, ahora quien me azotaba sin piedad era la realidad.
Al navegar entre las noticias, un estruendo sacudió mi cuerpo cuando en la página número 7, a la izquierda superior, me informaba acerca del choque de un bus y de aquellos desdichados que nunca pudieron despedirse, levanté la cabeza anonadado y regresé a leer... Curioso es, mientras leía, me daba cuenta de que las nuevas lápidas llevarían consigo el nombre de Carlos de Almagro, Ricardo Diaz, Casimiro Buenaparte, Petrov Josué. Conocía al último. Era un viejo amigo, jugábamos de niños a las carreras, pero no era tan fácil alcanzarlo. Nos divertíamos junto con otros niños más, no podia aceptar que él había muerto. Éramos todos muy pequeños cuando su madre nos separó a todos llevándose al entonces pequeño Petrov.
Esa noche, gritos habitaban y abundaban en la casa de la señora Mency, un cuerpo delicado atravesó la ventana. Una cara ensangrentada, con dos o tres dedos cortados. Definió en un santiamén una parte de la cruel y triste escena de quien había caído víctima de un hombre que había perdido por completo los escrúpulos.
La noche siguió así, minutos después de lo acontecido los vecinos llamaron a la policía, está intervino en el ya entonces desolado... (buscar un nombre)
No había rastro del criminal, sólo el cuerpo de la fémina, sólo una habitación que demostraba el forcejeo que se había llevado acabo horas antes...
Nadie pudo dormir esa noche.
Todos temían que el engendro entrará sin ser invitado.
Al día siguiente, murmuros, prejuicios, acusaciones, y la mirada de todos reposaba sobre la casa del señor Ricardo. Quien a decir verdad, tenía una dudosa procedencia. Y pudo haber sido él, de no ser porqué el periódico del día anterior informó un choque de bus en el que el mismo había muerto.
Era de esperarse, aquellos vecinos no simpatizaban con las noticias, los reportajes o algo que tenga que ver con lo mismo.
Evitaba el contacto visual o hablar con aquellas personas, no eran de fiar.
Al día siguiente, una fémina vino a tocar mi puerta ¡pum! ¡pum! Pero no le abrí, preferí hacerme el sordo, subir el volumen y perderme entre líricas. Pronto dejo de insistir.
Ya era de noche, fui a cerrar la puerta trasera cuando me percaté que la habían forsejeado, ese ya no era un lugar seguro para mí, ni para mi hija...
Fui corriendo rumbo al teléfono, pero este me defraudaba al momento de demostrarme que no había señal alguna...
Corriendo a la cocina saque el arma que tenía arriba del refrigerador, necesitaba estar seguro, fui en búsqueda de mi niña que no encontré, empezaba a imaginar lo peor, no podía quedarme con los brazos cruzados, pero buscarla sería como buscar una aguja en un pajar...
¿cómo hacer esto?
Un grito invadió la habitación de a lado a la cual decir verdad fui sin pensarlo, y menuda sorpresa me lleve al ver el vidrio roto...
Una sombra me observaba. Y otra veía al cuerpo sin alma.
Por un momento quedé perplejo e inmóvil.
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