II: Por un beso

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—Alicia no estoy seguro de hacerlo —dije en tono dudoso—, alguien se puede enterar y eso traerá un problema grande.

—¿No vas a ayudarme Octavio? —su voz se quebró—. Debes hacerlo Octavio, por favor, él abusó de mí sin piedad... Debe pagar.

Tragué saliva.

—O no crees que es un peligro para nosotros, "para nuestra relación", que en cualquier momento ese hombre pueda volver a herirme y a usarme de esa manera.

Guardé silencio.

—¿A caso no quieres que sea solo tuya? ¿¡Quieres compartirme Octavio!? Que él bese mis labios, que no te pertenezcan...

Apreté mis puños con fuerza.

—Claro que no quiero compartirte, Alicia. Quiero besarte, sentir tus brazos rodearme...

—¡Y podrás hacerlo! —me interrumpió— solo desaste de él.

Alicia era hermosa, era la única chica que me entendía, que me dirigía la palabra y solo pensar que le podrían hacer daño me hacía revolverme de furor. No sabía nada sobre el sexo femenino pero Alicia estaba ayudándome a entenderlo.

—Míralo Octavio... está ebrio y dudo que se detenga. Puedo asegurar que está analizando quién será su próxima víctima.

—No, tienes razón. Debo detenerlo —. Me convencí a mí mismo.

Yo no había podido entrelazar mis dedos con otra mano jamás y él tomaba a chicas a la fuerza, no podía permitirlo.

—Dime qué debo hacer.

—En algún momento va a entrar al baño, lo conozco bien, cuando vaya te aseguras que no esté nadie más que ustedes dos y le clavas el arma asesina en el cuello. Morirá al instante. Lo arrinconas en uno de los retretes y sales de ahí lo más pronto posible, nadie sabrá que fuiste tú.

—¿Prometes que después de eso me dejarás probar tus labios? —pregunté tentado.

—Tan pronto como salgamos de este horroroso bar.

Así que esa noche lo hice, justo como Alicia me había indicado.

Besos agridulces [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora