V: Besos agridulces

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Estaba nervioso, me preguntaba cómo se besaba una chica. Jamás había tenido esa oportunidad, no quería hacerlo mal... Y menos con Alicia, esa chica tan deslumbrante.

Tomé asiento en el borde de mi cama, mientras que Alicia ponía todo en su lugar. Mis dedos se movían inquietos.

¡Rayos! Debía ponerme mi mejor camisa para ese día, aunque todas sean prácticamente iguales, tenía un par que me hacían ver guapísimo... ¡Qué más da!, no estaba preparado, no sabía que el día tan esperado por mí iba a ser justo hoy, debía pasarla como podía con lo que ya traía puesto.

—Querido Octavio —Alicia se acercó—, desde que te conozco has estado batallando con cómo poder lidiar con las mujeres, entenderlas, saber cómo piensan. Solo que nosotras no somos tan fáciles de entender... ¿Qué puedo decirte? No creo que haya un manual con instrucciones.

Sonrió divertida.

—Pero eso no quiere decir que no hayas ganado nada. Al parecer tú no me entiendes a mí pero yo sí te entiendo a ti; a cambio disimuladamente solo pedí que me amaras y sí que lo haces.

—Te amo Alicia —dije sincero.

—Entonces si tan solo quieres sentir mis labios, que tú seas mío y yo sea solo tuya por toda la eternidad, solo tienes que tomar esta navaja y cortar tu antebrazo izquierdo en línea recta —. Me cedió la navaja.

Ella mía, solo mía. Sin miedo a que otra persona me la quite. Y lo más importante, saboreando sus labios.

No lo pensé dos veces. Tomé la navaja y en un movimiento rápido la obedecí.

Si hubiese sabido que después de eso lo que me esperaba no eran los labios de Alicia, tal vez mi final hubiese sido diferente.

Besos agridulces [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora