III
Entró a su casa más enfadado que la tarde anterior; todo su buen humor se había quedado en el ascensor. Tiró su bolsa del trabajo en la entrada junto con el abrigo y los zapatos y pasó hecho una furia.
—Será posible… Vaya imbécil, se cree muy interesante ¡ahg! PEro debo calmarme… no puedo dejar que esto me afecte laboralmente. Me bañaré, cenaré y me sentaré frente al ordenador; hoy sí o sí escribiré algo.
Y así hizo una hora más tarde estaba limpio y con el estómago lleno, sentado frente a una hoja en blanco de su ordenador.
Echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos. Las ideas empezaban a venir a su cabeza.
«Un bosque… hay una animal… ah… escondido entre las plantas ¡cómo las plantas que me debe el vecino de al lado! Un vecino tonto que molesta a su vecino de al lado. ¡Ja! Sí podría escribir sobre eso. Al menos me serviría para poder sacarlo de mi cabeza… a él y sus tonterías…».
Empezó como un juego para él, los personajes no estaban basados en nadie en concreto, por supuesto y, como toda gran obra, comenzaba con un precavido “cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”.
Sus dedos se movían por el teclado como no lo habían hecho en meses y sin darse cuenta se le hicieron las dos de la mañana frente al ordenador. El resultado: un borrador sin mucho orden ni concierto que contaba la turbia historia de un personaje, grosero y vulgar, que trata de acosar sexualmente a su vecino, un hombre recto y educado.
Sí, casualmente -para Iruka- ese personaje era albino y llevaba el rostro cubierto, pero no era su vecino porque este llevaba un cubrebocas y su personaje, cien por ciento ficticio, usaba chaquetas y bufandas para cubrirse; así que nada que ver.
Otra diferencia era que el recién llegado al bloque era Rikuka - el vecino correcto-, quien era profesor en el instituto, y no escritor, y le habían trasladado.
Así, el vecino “malo” se tumbaba en ropa interior en la terraza solo para nublar el juicio del, le esperaba en el portal del bloque cuando llegaba por la noche, le atrapaba en el ascensor y lo sometía contra este de una forma posesiva y descarada pero muy erótica. Sin embargo, su protagonista nunca sucumbía a la tentación y se presentaba como un reto constante para su vecino, quien moría de deseo por él.
Algunas escenas, las más fuertes, le costaba narrarlas porque hacía muchisimo que no escribía nada así, solo en su juventud cuando comenzó y por curiosidad únicamente, enseguida vio que lo suyo eran los relatos infantiles. Pero ahora lo había cogido con ganas y el resultao, aunque todavía muy destartalado, le gustaba.
Sin embargo, estaba lleno de huecos y de incógnitas, para empezar no tenía un nombre decidido para el acosador, no sabía cuál era mayor de los dos, si mantenía una relación con alguien, a qué se dedicaba…
«Sin eso queda muy plano el personaje, me falta una historia detrás de él… ¡Ah! Pero ya es muy tarde, mejor será que me vaya ya a dormir…».
A la mañana siguiente era sábado y no tenía que trabajar, pensaba dormir hasta tarde ya que la noche anterior había trasnochado un poco, pero la musical melodía de los perros del vecino ladrando llegaron a sus oídos como suaves notas que le despertaron de un modo agradable.
—Malditos perros y maldito vecino… —gruñó incorporándose en la cama, con el pelo hecho una maraña. Después bostezó largo y tendido y miró la hora en su teléfono—. Las nueve de la mañana, no… a las seis de la tarde puedo tolerar que hagan ruido pero a las nueve no…
Se levantó y se dirigió hacia la puerta para discutir un poco, que de buena mañana siempre viene bien, pero se topó con que este se metía en el ascensor de nuevo con todos.
—Va a pasearlos a esta hora un sábado… pues mucha vida social no tiene. Por eso estarían tan alterados, los perros siempre se emocionan con esas cosas… —bostezó y volvió a meterse en su apartamento. Al cerrar la puerta fue como si el golpe de esta le despertara del todo y una idea cruzó su mente.
Corrió a su habitación a vestirse.
No era “seguirle”, por lo que no era acoso puro y duro. Más bien Iruka había decidido salir a observar el mundo que le rodeaba para inspirarse y estudiar el comportamiento de la gente, de ese modo lograría personajes más humanos y profundos. ¿Cómo podía ser eso “espiar”?
Así que se puso un chándal oscuro, gorra y gafas de sol.
cuando salió a la calle ya ni rastro había de su vecino ni sus mascotas, pero por intuición dedujo que había ido a un parque que había a dos manzanas de allí, además la noche anterior cuando se lo topó en la entrada este venía de la dirección de ese parque, así que se dió prisa en llegar.
Para su sorpresa el parque estaba repleto de gente, era cierto que había comenzado el buen tiempo y todos salían a aprovecharlo, había gente paseando, haciendo ejercicio, tumbados leyendos y paseando perros; ese era su objetivo.
Buscó a Hatake con la mirada, pero allí quieto y solo, con esas pintas empezó a parecer sospechoso así que él también empezó a pasear. Se acercó hasta un recinto vallado que había dentro del propio parque, era específico para los perros y ahí podían estar sueltos sin collar, supo que su “investigado” estaba allí porque reconoció a uno de los perros; ese grande y oscuro que sobresalía del resto.
Se escondió tras un árbol cerca del recinto vallado y le encontró sentado en uno de los bancos.
—No juega con los perros… —se dijo Iruka—. ¿Es un vago? No puede ser, a mí personaje le sobran energías para ir tras Rikuka todo el tiempo, vaya… esto me lo descuadra un poco.
Se desmotivó un poco pero se quedó allí observándole.
«Lleva veinte minutos sentado leyendo, ni mira a sus perros y… ¡oh! Alguien se le acerca, es una chica; una muy guapa…».
Sacó el móvil y lo puso en “Grabadora”.
—Nueve horas y cuarenta minutos; creo que tiene los perros como una excusa para ligar… «La chica quiere tomar asiento junto a él, ¡ah! no oigo lo que dicen… pero él le hace espacio a su lado y ¿sigue con su lectura? ¿Pero este tío es tonto? O… ».
—Nueve horas y cuarenta y un minutos; creo que es gay.
Al final pasar la mañana en el parque sí fue productivo; estuvo allí por casi dos horas y descubrió que era poco sociable por no decir nada, pero a los perros los cuidaba muy bien. Después volvió directamente al edificio y sobre las doce del mediodía volvió a salir, esta vez sin los animales.
Iruka supuso que solo saldría a comprar algo para la hora de comer y decidió no seguirle de nuevo para no arriesgarse, de modo que se quedó en casa y escribiendo todas las nuevas aventuras que ocupaban su cabeza tras la escapada al parque.
Se concentró tanto que no prestó atención a si su vecino regresaba o no, estaba metido del todo en el nuevo capítulo de su historia: Rikuka salía a correr al parque por la noche, porque su ajetreada vida de profesor no le dejaba tiempo para salir por las mañana, y su perturbado vecino, quien tenía estudiados sus horarios y rutas, le esperaba escondido tras un árbol con las peores intenciones; forzarle allí mismo contra la hierba fresca del parque. Sin embargo, otro corredor acompañaba a Rikuka y al degenerado vecino no le quedó más remedio que masturbarse mientras pensaba en el cuerpo atlético y sudado del profesor.
Era una narración sucia, cargada de erotismo que transportaba al lector a esa situación, que llegaba a empatizar con el vecino y comprender su frustración sexual, pero Iruka tenía claro que esas fantasías eran eso; fantasías, y que la realidad era muy distinta. Él no tenía interés en su vecino al que había visto apenas dos veces; para nada. De hecho, ya tenía lo necesario para crear al personaje y no necesitaría volver a seguir a su vecino. Eso había sido algo esporádico que no iba a repetirse.
Pasadas las diez de la noche escuchó la puerta del apartamento de al lado abrirse y los perros correr hacia esta. Corrió a la pared y pegó la oreja a la pared: “Chicos, hola, hola… ¿os habéis portado bien? Seguro que sí…”, le oyó decir.
«¿Lleva fuera desde entonces?», pensó totalmente desconcertado.
Creía que con seguirle una mañana ya lo sabía todo de él pero por lo visto nuevos interrogantes se formaban a su alrededor.
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ICHA ICHA NEIGHBOUR-SPY [KAKAIRU] 🔞
FanficIruka es un escritor frustrado que va a encontrar su inspiración en su misterioso y sexy vecino